
Por siempre nos han catalogado políticamente por razas, por etnias, por nuestras regiones de orígenes, por nuestras creencias religiosas y hasta por la manera de pensar o hablar. Los cambios socioeconómicos son para beneficio de la nación colombiana en su totalidad y no para alguna de las clasificaciones enunciadas al principio. No sé cómo explicar el sentimiento de decepción que me invade cuando los nuevos políticos que pretenden gobernar al país dan a entender que lo harán para las comarcas más olvidadas de Colombia, queriendo decir que ahora es el turno de los favorecimientos para estas, luego de tanto olvido.
Es decir, hacer más de lo mismo que sus colegas veteranos han hecho por siglos, gobernar para un sector seleccionado de la nación. De quienes dicen esto de manera populista y reiterativa no esperemos nada diferente a lo de siempre. Lo que voy a decir no se tome como resentimiento, que podría serlo, sino como enunciado de una realidad indiscutible: Todo político hala por lo que satisfaga su conveniencia personal, no tienen el mínimo interés de servicio como lo exige la responsabilidad de un cargo por elección. Esto lleva a que las dudas y la desconfianza afecten la decisión del voto por una gran mayoría de los ciudadanos, sobre todo el de quienes se abstienen pensando en que es lo mismo votar que no hacerlo, error, ya que el electo gana por hasta menos del 20% del total de los votantes en condiciones de hacerlo. Mientras esto no cambie seguiremos fregados, pero con J mayúscula.
Ulises R Rico Olivero
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