Barranquilla ha sido por razones históricas y geográficas que todos conocemos una ciudad abierta, receptiva y muy cosmopolita consecuentemente, es y ha sido una ciudad compuesta por gentes de todo el país y el extranjero, esto la ha hecho más que querida, a pesar de sus deficiencias en diferentes momentos, “el que llega, aquí se queda”.
Pero no todo siempre es color de rosa, esto tiene sus contraprestaciones; y es que al igual de gente buena y bella que nos llega de muchas partes, también nos llega gente mala y dañada, y es ahí adónde vamos con este comentario.
Los habitantes de Barranquilla, naturales, adoptivos y pasajeros estamos en la obligación de colaborar con las autoridades en manifestar nuestras inquietudes o sospechas sobre personas que llegan a nuestra ciudad, y que de una u otra forma alcanzamos a detectar por su comportamiento, sus costumbres, horarios, amistades, hábitos, etc., puedan representar algún peligro para la sociedad, llámese robo, atraco, sicariato, y, en especial, por los momentos que atravesamos, terrorismo. Estas personas vienen de ser, de una forma u otra, non grata, de sus ciudades natales por las autoridades y sus mismos coterráneos y no son fácilmente recibidas por otras ciudades que no son tan abiertas, receptivas y tolerantes como la nuestra; lo que en un momento dado, en vez de virtud, se nos convierte en lo contrario, hablando de seguridad obviamente. No se trata de ir a cambiar nuestro temperamento, ni más faltaba, ni de discriminar a nadie por razones diferentes a éste contexto, se trata de estar atentos con personas recién llegadas a la vecindad y sitios que frecuentamos que pudieran ser susceptibles de investigar. El delito siempre irá adelante por razones obvias, la policía no es adivina, ni clarividente, debemos convertir nuestro apoyo en una buena herramienta de colaboración, esto además de ser un problema delictivo, lo es social, más marcadamente en los estratos 1, 2 y 3 donde por razones económicas y sociales se mimetizan los delincuentes más fácilmente entre personas trabajadoras y honestas, y es donde más alerta deben estar sus habitantes.
Me permito, con todo respeto, sugerir a la autoridad correspondiente, diera a la población barranquillera y atlanticense algunas recomendaciones para mayor efectividad en el manejo del tema, preferiblemente por el canal local de TV y en convocaciones públicas, igualmente crear un mecanismo, preferiblemente telefónico, para recibir la información colaborativa de la ciudadanía. Estas épocas de fiestas y carnavales son muy propicias para la delincuencia y el terrorismo.
Hector Asaf Quintero
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