Como toda fiesta trae turistas y personas de la familia que aprovechan para visitar y disfrutar de las mismas, en esta oportunidad me tocó atender a unos parientes venidos de Bogotá, y servirles como guía turístico para mostrarles la ciudad. Como ellos son investigadores y les gusta conocer el origen e historia de los aconteceres de forma cultural, después de explicarles lo del origen de la Guacherna, les llevé al Parque de Esthercita y me sentí muy avergonzado, un parquecito que merecía para esta fecha haber sido lavado con manguera de bomberos y colocarle suficiente detergente, porque allí permanecen indigentes y los pisos además de saqueados están mugrosos y desteñidos, con buen ánimo e intención hasta una manito de pintura se merecía el monumento de ella y colocarle una ofrenda aunque fuera de flores sintéticas, los parientes no pudieron verle la cara y conocerla porque su rostro no se veía con la oscuridad reinante, de nueve lámparas o faroles existentes, solo cuatro estaban encendidas y las demás apagadas; serían las 8:30 o 9:00 de la noche, y mientras en la carrera 44 por donde sale la Guacherna la gente no cabía, a una cuadra, en la carrera 43, Esthercita estaba sucia, abandonada y sin música, sería bueno que para la próxima, después de limpiarla y atender el parque se le coloque un picó que toque su canción. Como toda crítica debe tener una sugerencia, aquí les envío una sin costo alguno: ahora que se está remodelando el Romelio Martínez, trasladen el monumento de Esthercita a la carrera 44, en área del mismo estadio, afuera en lugar visible. Esta deberá quedar encima de unas chumaceras, balineras o rodillos que eléctricamente la giren de un lado a otro, con 4 faroles alimentados con gas natural que se enciendan al mismo tiempo cuando se desee, este vendría a ser un monumento referente de la cultura barranquillera, e integrará a Esthercita con todos sus buenos recuerdos a su pueblo currambero, como ella solía llamar.
Franklin M. Benavides Calderón - frambecal@hotmail.com
Más Cartas de los Lectores
Tiempos críticos | Los lectores escriben
Como en los sucesos imprevistos, los tiempos críticos, de una u otra forma, en mayor o menor incidencia, nos toca a todos. Porque, como dice el proverbio hindú: “No hay árbol que el viento no haya sacudido”.
Es innegable qu
No hay fuerzas vivas en la Costa Caribe | Los lectores escriben
Escribo estas líneas con mucha tristeza, sin poder aceptar aún que las llamadas ‘fuerzas vivas’, según el argot cívico, desaparecieron de nuestro entorno. El hecho de reclamar en las redes sociales a toda hora, ó el de gritar en el estadi
La calle 17 nos dio el Congo 2024 | Los lectores escriben
Ser protagonista y actor del carnaval con la parodia de personajes de la vida pública, sea de farándula, política o de otra línea, tiene su responsabilidad y además sus sacrificios.
Desde hace más de cinco años decidí personifica
Tiempo de reflexión y perdón | Los lectores escriben
Ante un mundo cada vez más convulsionado, donde la confusión, las enfermedades, el engaño y la crueldad ejercen su papel protagónico, es inevitable que nuestra conciencia se atormente y nos reclame momentos de reflexión que le permita soporta