No nací aquí, pero llevo en mis venas la sangre de un barranquillero que por más ojos azules que tenga y de decencia alemana sea, lleva consigo el desparpajo de la gente alegre y recochera que duerme bajo la luna que ilumina esta noble ciudad.
No nací aquí, pero llevo en mi corazón el amor de una mujer portuguesa que fue adoptada en las entrañas de la arenosa, y lleva consigo la entrega y el perrenque que caracteriza a quienes vivimos en la ciudad más alegre del mundo.
No nací aquí, pero soy de aquí. Barranquillera de corazón, de alma y de espíritu. Me muevo bajo el ritmo de una gaita y una tambora, y siento como la arena roza mi piel cuando llegan esas brisas de diciembre.
Crecí escuchando como la luna se enamora del río cada noche, y viendo cómo los colores decoran mi ciudad cada año. Crecí soñando con un lugar único y especial para los míos, y deseando encontrar el verdadero amor; un amor barranquillero que me enseñase a ser madre y mujer a la vez. Y aquí lo encontré.
Barranquilla. No soy de aquí, pero soy tuya. No soy de aquí, pero aquí me encuentro. Bajo la misma luna y en las mismas calles en donde mis ancestros y mis descendientes, se enamoraron de ti en algún momento.
¡Feliz Cumpleaños, Barranquilla!
Patricia Bischoff Bettencourt
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