El Heraldo
Cementerio de Albornoz, en el suroccidente de Cartagena. Lorena Henriquez
Bolívar

En los cementerios de Cartagena el abandono siembra el terror

Sumidos en el olvido y la desidia estatal se encuentran algunos camposantos de la Heroica. En ellos, las calaveras se asoman en algunas bóvedas destruidas.

La cultura de la muerte en Cartagena se vive de una manera diferente a la de otras ciudades de la Región Caribe, en la que los difuntos y los camposantos son terrenos ‘intocables’ y ‘sagrados’ que evocan la paz y la tranquilidad de los que pasaron a mejor vida. 

Todo lo contrario ocurre en la Heroica, en donde la mayoría de cementerios de los barrios más pobres parecen más  bien galerías de arte popular, que combinan lo extravagante con lo espeluznante.

Algunos, lejos de ser oscuros y con atmósfera de tristeza, son tan coloridos que parecen pequeños jardines improvisados de naturaleza muerta: hermosas flores plásticas que evocan la vida en territorio de la muerte. Otros se asemejan a lugares terroríficos que bien podrían ser escenario de una película de terror. Y el claro ejemplo del olvido al que conlleva la muerte.

 

Lorena Henriquez

Lo cierto es que tanto en unos como en otros, según la ley, los muertos tienen dolientes aunque no tengan familia, y son responsabilidad tanto del Distrito, como de las autoridades.

En el cementerio del barrio Olaya Herrera se pueden apreciar lápidas de todos los colores, incluso con dedicatorias musicales y otras llenas de mensajes cifrados escritos de manera misteriosa. En algunas tumbas se aprecian también parasoles que cubren las bóvedas, como si quisieran que el difunto que reposa en ellas no sufriera por el impertinente sol que se posa a diario sobre la ciudad.

En otras tumbas se pueden ver juguetes que pertenecían a niños que están ahí enterrados y que eran sus preferidos en vida. Algunos familiares prefieren ‘complacer’, a sus muertos con lápidas de mármol a la antigua usanza, pero la resguardan fuertemente con grandes candados para evitar que el costoso material sea sustraído de las tumbas para ser comercializado en el mercado negro.

Pero otra es la realidad en el cementerio de Ternera, al suroccidente de la ciudad, en donde pueden verse imágenes desgarradoras y escalofriantes de restos de lo que algún día fueron seres humanos, con sentimientos, deberes y derechos que al parecer murieron junto con ellos, pues perdieron hasta la dignidad de una cristiana y digna sepultura y hoy no son más que vestigios de humanidad que nadie recuerda. Las osamentas de cientos de cadáveres reposan en sacos marcados con números seriales, pero sin distinción de nombre o fecha alguna.

Lorena Henriquez

“En un saco puede haber hasta cuatro cadáveres, los meten así todos revueltos, ahí no se puede distinguir quién es quién, a menos de se haga un examen de ADN a cada hueso para establecer la identidad de cada uno, pues muchos pertenecen a cuerpos de personas que fueron abandonados por sus familiares después de ser enterrados, para los que manejan los cementerios. Esta es la única  manera de almacenar estos restos”, explicó un experto de Medicina Legal consultado por EL HERALDO.

La Resolución Número 1447 de mayo 11 de 2009  del Ministerio de la Protección Social –por la cual se reglamenta la prestación de los servicios de cementerios, inhumación, exhumación y cremación de cadáveres–, en su título II, capítulo I sobre Finalidad, clasificación, áreas y sistemas generales de los cementerios, dice en su artículo 3°: 

“Finalidad de los Cementerios: Los cementerios están obligados a cumplir con las siguientes finalidades, entre otras… “Prestar, según sea el caso, los servicios de inhumación, exhumación, necropsias y/o cremación de cadáveres o restos humanos y óseos y ritos religiosos.  Así mismo realizar la disposición final del cadáver y restos humanos o restos óseos, así como, los demás servicios contando con separación física de áreas adecuadas para la inhumación, exhumación o cremación. Y proporcionar la seguridad sanitaria y ambiental en sus instalaciones y en los procedimientos efectuados, a los trabajadores y al público en general para preservar la salud pública. 

Requisitos que ni siquiera la mitad de cementerios públicos de la ciudad cumple de manera real, pues el simple estado de los restos óseos que reposan a la intemperie en muchos de ellos demuestran que no tienen dolientes.  

Pero la ley dice también, que la parte ambiental higiénica y de seguridad sanitaria si es competencia del Distrito, incluso así el cementerio sea privado. Así mismo, en la resolución del Ministerio anteriormente cita en su Artículo 43 sobre el procedimiento para la emisión del concepto higiénico sanitario. La dirección departamental, municipal o distrital de salud competente, deberá realizar visitas de inspección al sitio correspondiente, para constatar las condiciones sanitarias, técnicas y de dotación indispensables para el funcionamiento del cementerio, así como el cumplimiento de los requisitos que, para cada caso se establecen en la presente resolución. 

Lorena Henriquez

“La autoridad sanitaria debe realizar la visita de inspección de la cual se debe además levantar un acta, esta será suscrita por los funcionarios que la practiquen. Según el resultado de la inspección, se debe emitir el respectivo concepto higiénico sanitario, expedido por la autoridad competente, contra el cual proceden los recursos previstos en el Código Contencioso Administrativo.  Una vez obtenido el concepto higiénico sanitario y con el fin de verificar el cumplimiento de lo establecido en la presente resolución, los cementerios serán sujeto de visitas periódicas de inspección, vigilancia y control; éstas serán mínimo de tres veces al año por parte de las direcciones departamentales, municipales o distritales de salud” dice la resolución del Ministerio.

Sobre el tema, un abogado del Distrito explicó que la acción de la administración distrital solo va hasta el mantenimiento del espacio en general, pero que la responsabilidad y mantenimiento y disposición de restos es asunto exclusivo de los administradores de los Campos Santos. “No se pueden tocar los mausoleos o las bóvedas que están en mal estado, porque son propiedad privada. Ese abandono hace que el deterioro continúe y empeore cada día, pese a todos los esfuerzos de mantenimiento que se hagan”, explicó.

Fuentes de la Alcaldía consultadas por EL HERALDO por su parte indicaron también que constantemente se están realizando campañas de limpieza y controles sanitarios por parte de la oficina de Control Logístico del Distrito, y campañas de fumigación y ratización en los mismos, para garantizar la preservación, conservación y mantenimientos de estos lugares. 

Sin embargo, las imágenes muestran otra cosa y aunque este medio intentó comunicarse de manera infructuosa con Jaqueline Ortega,  jefe de esta Oficina.

Ortega es la autoridad encargada del tema de logística de los cementerios de Cartagena. En total son siete a su cargo, los ubicados en: Albornoz, La Boquilla, Ternera, Pasacaballos, Manga, Olaya Herrera, Arroz Barato.

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