El Heraldo
En sus manos una clásica camiseta del equipo. Luis Felipe De la Hoz
Barranquilla

Un hincha con su propio templo juniorista

En su colección hay más de 20 camisetas del equipo rojiblanco. “Soy masoquista, pero amo a mi Junior del alma”.

Pese a no asistir este domingo al Atanasio Girardot, Pablo Emilio Salas, vibró con cada minuto del partido, como si estuviera en una tribuna de ese estadio. 

Salas, es un barranquillero de 76 años de esos que caminan y bailan “arrebatao”. Él tiene su propio templo de fútbol que “por supuesto”, como él mismo lo menciona, rinde tributo a Junior. 

El templo de Pablo Emilio se viste con una gran bandera rojiblanca, afiches, escudos, y dos grandes tiburones que están al acecho de los visitantes, quienes no pierden oportunidad para tomarse una foto en este, “su rincón juniorista”. 

Este hijo del barrio El Carmen, ha sufrido y disfrutado cada una de las estrellas que hacen parte del escudo rojiblanco y la octava no podía ser la excepción. 

“Me tomé dos aspirinas antes que empezara el partido para prevenir cualquier ataque al corazón con tantas emociones”. 

Y es que con cada gol en contra, Pablo sufría, caminaba, se levantaba, atendía el negocio, se sentaba y volvía a instalarse en su silla. 

“Soy masoquista, pero amo a mi Junior del alma”, esta frase inmortalizada en un afiche, que él mismo fabricó, hace alarde a la pasión que mueve sus fibras cada vez que los once de Comesaña salen a la cancha, “sin importar si es un buen o mal partido”. 

En su templo de fútbol, Pablo exhibe con orgullo cada una de las  piezas que convierten este lugar en una exposición que lleva impregnado el sello del equipo tiburón.  

“Tengo el escudo de Junior hasta en la escoba. Eso sin mencionar  las sábanas de mi cama, vasos, toallas, entre otras tantas cosas”, indicó. 

Esas otras cosas a las que hace referencia Pablo, son precisamente más de 20 camisetas, pantalones, zapatos, sombreros, relojes, manillas, un gran anillo de plata y un tatuaje que luce en la mano derecha. 

“Conservo la camiseta que usaron en los 90. En cada una de mis prendas está la historia del equipo”.

Recuerdos

La quinta estrella de Junior, es uno de los momentos más emocionantes que recuerda haber vivido. 

“Fueron unos penales los que definieron ese partido contra Nacional, y fue justamente en Medellín, como anoche”. 

Paradójicamente, Pablo Emilio hoy en día no ve los penaltis y asegura que ver a Junior jugar en el Metro, es una de los mejores sensaciones que un aficionado como él, puede sentir. 

“La emoción es muy fuerte. Es como si latiera más fuerte mi corazón”.  

Cuando habla de las figuras del Junior llega a su memoria las dos ocasiones en las que figuras como  Iván Valenciano y Victor Pacheco, visitaron su negocio.  “Estuvieron aquí hace algunos años y yo personalmente los atendí”. 

Su esposa, sus tres hijos, sus ocho nietos y ocho bisnietos, heredaron la pasión por el elenco rojiblanco. Ellos lo apoyan en cada idea que se le ocurre para mostrar su afición por su “equipo del alma”. 

La forma como Pablo percibe al equipo barranquillero, es algo que quizás algunos no puedan entender, pero está seguro que la mayoría de los costeños es igual o más seguidor de Junior que él. 

 

 

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