El Heraldo
Árbol de caucho cartagenero podado en el antejardín de una empresa, ubicada en la carrera 57 con calle 75 del barrio El Prado. César Bolívar
Barranquilla

Un árbol protegido fue derribado por una tutela

Una polémica se generó en el barrio El Prado por la erradicación autorizada de un gigante de 16 metros. Las raíces crecieron a tal punto de afectar al predio.

Solo con el mecanismo de la tutela, Carlos Lafaurie, gerente de una empresa de finca raíz, consiguió vía libre para talar un frondoso árbol de caucho de 16 metros, que aunque brindaba sombra y frescura al entorno, afectaba la estructura de su inmueble.

Terminar con la vida del gigante de hojas verdes generó esta semana una polémica en el barrio El Prado, localidad Centro Norte Histórico de Barranquilla, tal como lo registró EL HERALDO. Varios vecinos se opusieron al apeo y argumentaron que se trataba de un “atentado” contra la naturaleza, especialmente al considerar  que el árbol era un lugar de paso de especies como ardillas y pájaros.

En efecto, el árbol de caucho hace parte de las 12 especies arbóreas consideradas de conservación o patrimonio en los barrios El Prado, Alto Prado y Bellavista, por lo que hace parte del nuevo Plan Especial de Manejo y Protección, PEMP. 

El gigante en mención estaba ubicado en el antejardín de un predio en la carrera 57 con calle 75,  donde funciona una compañía de venta de bienes inmuebles.

La tutela

El pasado mes de febrero, el Juzgado Catorce Civil del Circuito de Barranquilla falló a favor una tutela interpuesta por los dueños del predio, por lo que se ordenó a Barranquilla Verde, entidad encargada de regular la protección de los recursos naturales en la ciudad, que autorizara la poda de raíces o del árbol mismo. 

Meses atrás, la máxima autoridad ambiental había negado, a través de una carta, la intervención de cualquier tipo al vegetal. Con esto, los propietarios del inmueble tendrían que abstenerse de incurrir en poda para controlar crecimiento o en la tala del antiguo árbol. 

“Podarlo no era un capricho nuestro. Hace 10 años nos veníamos enfrentando a una serie de daños porque la raíz de esta especie de árbol camina muy rápido para buscar agua y esa raíz va levantando piso y tapando los drenajes”, contó Lafaurie.

“La raíces se expandieron tanto que se metieron por el alcantarillado. Los sanitarios se taparon, los drenajes no funcionaban y las aguas negras se regresaban por los sifones. Varias veces nos pasó que encontrábamos las oficinas llenas de materia fecal”, explicó el tutelante.

Caucho cartagenero es el nombre común que recibe el Ficus cf. benghalesis, una especie que por lo general alcanza una altura de 20 a 25 metros aproximadamente.

Entre sus características, se destacan las numerosas raíces aéreas que alcanzan el suelo y que al engrosarse y hundirse, forman troncos adventicios. 

En cuanto a sus hojas, estas pueden tener  de 8 a 26 centímetros de largo y entre 7 y 20 centímetros de ancho.

De acuerdo con un informe y plan de manejo del biólogo Miguel Bacca, estas especificaciones representan “un potencial de riesgo para los servicios del predio, transeúntes y conductores”.

El experto explica que la copa del árbol ocupa todo el frente de la propiedad y que se extiende a la carrera 57, hasta cobijar uno de los carriles.  Según sus cálculos, alcanza 252 metros cuadrados y 66 metros de perímetro. 

“Al ser un individuo (árbol) entre los 25 y 30 años de edad, se observan ramas deterioradas que ya no presentan follaje y que se evidencian muertas, convirtiéndose en un riesgo para peatones y automóviles que pasen o estacionen en el espacio público”, dice el informe. 

Lo anterior, que fue respaldado por imágenes en las que se aprecian los daños, fue argumento para que un juez diera luz verde a la tala del árbol. 

Así lo explicó el abogado constitucionalista y egresado de la Universidad del Atlántico, Fernando Borda, quien expresó que en este caso la tutela sirvió para reclamar “la esencia de los derechos fundamentales de los dueños del inmueble”.

“El juez debió considerarlo así porque es un derecho, por ejemplo, tener un lugar con condiciones dignas. Por eso con ese fallo no hay nada que hacer sino cumplir”, dijo Borda.  

Tras la orden del juzgado, Barranquilla Verde cumplió con la inspección del lugar, por lo que corroboró que el espécimen contaba con una talla muy elevada para el sitio donde estaba y que además, si sólo se cortaban las raíces de este, el árbol podía volcarse por las fuertes brisas.

Esa situación se presentó con un frondoso árbol de caucho el pasado mes de diciembre, que cayó sobre varios vehículos en la calle 84 con carrera 49C, al norte de Barranquilla, tras intensas lluvias. Ese incidente involucró a dos buses y cinco automóviles y dejó como saldo una persona herida.  

 

 

 

En ese mismo predio, hay otros cuatro árboles: un guayacán y tres almendros.

Obligaciones

Para poder cumplir con el apeo del árbol, Barranquilla Verde estableció una serie de obligaciones para el tutetante, como se suele hacer en estas situaciones. 

La primera de ellas fue que este desarrollara actividades para la protección de los animales silvestres que se desplazaban por el área, especialmente en el caso de las ardillas. En estos casos, estas especies deben ser rescatadas, reubicadas o ahuyentadas. 

Además, los dueños del predio debieron compensar con cinco árboles por el espécimen talado, los cuales debían tener como mínimo 2.5 metros y hacer parte de especies como trébol, olivo negro y guayacán sabanero. Uno de ellos, según la resolución de la entidad, deberá ser plantado en el frente del predio de la carrera 57 con 75, mientras que los restantes serán recibidos por la autoridad.

Un permiso de este tipo, de acuerdo con la estructura de cobro, tiene un costo de $1’280.000, sin incluir gastos de administración y servicios de visita. 

“En este último año hemos invertido unos $15 a $20 millones en el árbol. Cada año se tenía que cambiar el techo de yeso cartón de la oficina que se humedecía porque el drenaje estaba tapado o había que pagar a Triple A para que nos ayudara con el tratamiento de las aguas negras”, cuenta Lafaurie. 

En ese predio se conservan, tras la tala, otros cuatro árboles: un guayacán y cuatro almendros. 

“Nosotros también tenemos varios hijos del caucho cartagenero. Unos los vamos a sembrar en un lugar donde no afecte y otro ya está creciendo en un parque”, concluye Lafaurie. 

El PEMP

Árboles protegidos

De acuerdo con el nuevo Plan Especial de Manejo y Protección, PEMP, que presentó la secretaría de Cultura, Patrimonio y Turismo al Ministerio del ramo, estas especies de árboles son consideradas de conservación o patrimonio en los barrios Prado, Alto Prado y Bellavista: ceiba-bonga, guayacán de flor rosada, laurel, mango, caucho, roble amarillo, roble morado, lluvia de oro, almendro, trébol, olivo negro y guayacán sabanero.

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