El Heraldo
Alcaldía asegura que en los cercos epidemiológicos del suroriente bajaron en 21% los casos activos. Cortesía
Barranquilla

Tras superar el pico, ¿qué viene ahora para Barranquilla?

El alcalde Pumarejo aseguró que seguirá manteniendo estrategias para evitar riesgos de rebrotes en las próximas semanas por la reapertura comercial.

En esta pandemia los meses junio y julio fueron los más críticos para Barranquilla por el número de contagiados y decesos que ocasionó la COVID-19. Sin embargo, en las últimas semanas los indicadores de contagio, letalidad y disponibilidad de UCI mejoraron sustancialmente, lo que permitió la reapertura gradual del comercio y pasar de alerta naranja a alerta amarilla.

Aunque las autoridades y los expertos consideran que los indicadores son una clara señal de que la capital del Atlántico llegó al pico de la enfermedad y será una de las primeras ciudades de Colombia en salir de crisis, también advierten que no se puede “bajar la guardia” porque el riesgo de registrar rebrotes está latente.

De hecho, el alcalde Jaime Pumarejo sostiene que tener unos buenos indicadores en la pandemia no significa que “vamos a bajar la guardia”. Por el contrario, ahora van a estar más vigilantes de todo el sistema, de sus indicadores y de mantener el autocuidado. “Nos costó mucho bajar estos indicadores y no vamos a permitir que vuelvan a subir”, sostuvo.

El alcalde Pumarejo le dijo a EL HERALDO que es probable que existan brotes en zonas donde no hay mayores registros, pero no por la reapertura económica, que han determinado de manera gradual.

Afirmó que –de todos modos– su equipo de gobierno está trabajando como si se fuera a presentar un rebrote.

Como una estrategia para evitar la también mantendrá la gradualidad de las reaperturas de las actividades económicas y el aislamiento obligatorio de los ciudadanos.

Cada 15 días estarán revisando las cifras y reafirmando o revisando medidas para evitar que en las próximas semanas se disparen nuevamente los contagios. “Si toca volver a tomar medidas que levantamos, las volveremos a tomar”, aseguró el mandatario.

Jorge Acosta, epidemiólogo de la Uninorte, dijo que la situación actual de Barranquilla –en relación con la tendencia a la baja de casos positivos y fallecidos– es tranquilizadora. Sin embargo, recordó que aún no hemos terminado la primera fase crítica.

Explicó que la reapertura gradual del comercio presencial es un reto para la ciudad, ya que genera un riesgo porque aumenta la interacción de la población.

Indicó que el reto de los comerciantes, de los clientes y de las autoridades de la ciudad es garantizar todas las medidas de prevención que corresponden a cada rol.

Juvenal Yosa, químico especialista en ciencia de datos de la Unisimón, aseguró que lo que está pasando en la ciudad es la dinámica de cualquier infección.

Sin embargo, hasta que no haya una vacuna no se puede bajar la guardia ni saber si habrá o no un rebrote o en cuánto tiempo ocurriría.

Momentos de “angustia”

El alcalde Pumarejo reconoció que, en medio de la pandemia, uno de los momentos más difíciles fue cuando los indicadores de muertes empezaron a subir más allá del promedio histórico y no sabían cuándo iban a parar.

“Ahí sentimos una angustia extrema, porque los más afectados eran los mayores de 60 años, como consecuencia de la unión letal del virus con las comorbilidades que padecían”, dijo el mandatario.

Sin embargo, explicó que -hoy en día- el indicador de muertes naturales no fatales, que es un registro global que sirve para medir la incidencia de emergencias como las producidas por una pandemia, en el caso de Barranquilla, muestra un registro estable de entre 18 y 22 muertes por día. Aseguró que lo que estaba por encima, era coronavirus.

“En junio, que fue el más duro, llegamos a tener en promedio 55 muertes por encima del histórico. Hoy, como lo muestra la gráfica, ya estamos en el corredor histórico, gracias a las medidas que en su momento adoptamos”, señaló Jaime Pumarejo.

Otro de las situaciones que enfrentaron fue cuando los usos de las Unidades de Cuidados Intensivos (UCI) se dispararon hasta alcanzar, en algunos días de junio, hasta el 95%.

Indicó que pese a que habían logrado, en menos de un mes, la mitad del esfuerzo que el sistema de salud había hecho en 30 años, y pasaron de 411 UCI a 662 unidades, sentían que eran insuficientes.

Cómo se consiguió bajar los indicadores

El alcalde Jaime Pumarejo aseguró que su administración fue muy previsiva en la gestión y se imaginaron el escenario más crítico para planear las estrategias en esa dirección.

Aseguró que por esta razón lograron tener los ventiladores cuando más se necesitaban y un hospital de mediana complejidad con 600 nuevas camas, cuando la capacidad hospitalaria empezaba a agotarse durante el pico.

Pumarejo indicó que también implementaron las búsquedas activas en los diferentes barrios de la ciudad, la cual les permitió detectar personas asintomáticas.

El mandatario reconoció que gran parte de estas búsquedas hizo que se elevaran los números en los reportes diarios del Instituto Nacional de Salud (INS). Sin embargo recalcó que esto “no importaba” así generara alarmas por los números, ya que necesitaban la información más precisa posible para tomar decisiones.

“Por eso hicimos el mayor número de pruebas por 100.000 habitantes de todas las ciudades mayores de 500 mil personas”, dijo.

Pumarejo afirmó que este ha sido un trabajo articulado con la gobernadora del Atlántico Elsa Noguera, y con los alcaldes del área metropolitana.

“No hacíamos nada si actuábamos por separado, pues es sabido que los malestares del territorio conurbano actúan como un efecto dominó que termina incidiendo en todos”, dijo.

Resaltó que así como Barranquilla ha visto descender todos sus indicadores, también lo han hecho los municipios del área metropolitana.

“Defender la vida”

El mandatario explicó que la Alcaldía hizo sinergias institucionales con las diferentes EPS, IPS, comunidades científicas, universidades, juntas de acción comunal, ediles, los parlamentarios de la región, Gobierno Departamental, y con el Gobierno Nacional para combatir en equipo la situación que se vivió en la ciudad en junio y comienzo de julio.

Además, apoyaron a la población vulnerable y cuyo sustento dependía del día a día con la asistencia alimentaria.

Jaime Pumarejo explicó que con recursos de la Alcaldía Distrital, los aportes Nacionales y donaciones de varias empresas privadas, entregaron –casa a casa- alrededor de 500.000 canastas alimentarias a la población de menores ingresos. 

Otro papel fundamental durante el proceso lo tuvieron las patrullas COVID, señaló que “cuando fue necesario aplicar autoridad, lo hicimos”.

Explicó que había personas con baja percepción de riesgo las que fueron sorprendidas violando las medidas de bioseguridad.

Indicó que las patrullas móviles, persiguieron y sancionamos a los infractores –que a la fecha– suman casi los 35.000 comparendos impuestos.

Ocho cercos sanitarios

La implementación de los cercos sanitarios en las diferentes localidades de la ciudad es medida que ha “arropado” a las comunidades con alto riesgo y altos contagios de COVID-19.

El mandatario explicó que esta medida se diseñó para proteger y acompañar a los ciudadanos, hacer campañas de concientización sobre el correcto uso de las medidas de bioseguridad y jornadas de limpieza y desinfección en lugares de alta concentración de personas.

Aseguró que con los –8 cercos que se han realizado– también llevaron asistencia alimentaria, aplicaron pruebas para detectar casos positivos, dotaron con vitaminas a las familias, repartieron tapabocas e incluso sancionaron a las personas que hallaban violando el aislamiento.

Pumarejo explicó que en la localidad de suroriente, donde es probable que hayan tenido tasas de contagio superiores al 70%, bajaron en 21% los casos activos y lograron que el 78% de los casos detectados estén hoy recuperados.

Estrategia Baq +60

El mandatario recalcó que no podían desconocer a la población más vulnerable. Explicó que los adultos mayores de 60 años representaban el 17% de los contagios pero el 74% de las muertes debido a que este grupo poblacional tenía enfermedades de base.

Aseguró que el sistema de salud privado no los tenía ubicados por lo que decidieron ir a buscarlos casa a casa y con apoyo de las bases de datos que se fueron consolidando con los registros de las EPS de esa población.

Señaló que de una población de 90.000 adultos, han llegado a 70.000, de los que han atendido a casi 4.000 que levantaron la mano con algún síntoma.

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