El Heraldo
Barranquilla

¿Se han perdido los agüeros de fin de año?

Sociólogos explican que son varios los factores que han afectado la práctica de las tradiciones, entre esos la prohibición del uso de la pólvora.

El fin de año es una de las fiestas más tradicionales de esta cultura, donde no era extraño ver en las terrazas de las casas a las familias reunidas (desde el integrante más pequeño hasta el más grande) dejándose contagiar por los diferentes agüeros que año tras año se apropiaban más de las costumbres. 

Pese a que son muchas tradiciones culturales que adornan esta “bonita y mágica” celebración, son muchas las que con el tiempo han ido desapareciendo y hoy hacen parte del pasado. 

Dentro de algunos de los agüeros populares para despedir el año viejo está usar la ropa interior de color amarillo para atraer la buena suerte en el nuevo año; comerse las 12 uvas, una por cada campanazo y pedir deseos; tener lentejas en los bolsillos para atraer la prosperidad; tener dinero en los bolsillos para atraer la abundancia; dar vuelta a la manzana con maleta en mano para que el año esté lleno de viajes y nuevas aventuras y meterse debajo de la mesa para conseguir pareja.

Hablan los expertos

Según expertos en el tema esto es producto de que las generaciones adaptan estos rituales evolucionándolos y permitiendo la creación de nuevos agüeros.

Edimer Latorre, profesor del programa de Sociología en la Universidad del Atlántico, explicó que las tradiciones y costumbres deben entenderse como parte de la cultura donde hay una dominante y frente a ella hay un conjunto de fenómenos que se llaman subculturas, las cuales de alguna manera giran en torno a los de la cultura dominante. 

Venta de espigas aumenta por los agueros.

“Lentamente y gradualmente hemos ido sustituyendo esas culturas por un conjunto de culturas importadas que es lo que se denomina como la predominancia cultural, sobre todo de la sociedad norteamericana. Hemos sustituido la ropa interior amarilla por un conjunto de tradiciones exportadas”, dijo Latorre.

El experto indicó que además se ha evidenciado un aislamiento producto de la crisis sanitaria por la pandemia, lo cual provoca que la práctica de las costumbres esté cada vez “más cerrada” y que se eviten otros modelos de comportamiento. “Yo creo que debemos irnos más hacia esa natilla colectiva con la reunión de vecinos que compartían y son muy propias de la sociedad prehispánica”.

El sociólogo Jair Vega indicó que por ser un año atípico debido a la covid-19 podría influir en que los comportamientos tradicionales no se reproduzcan de la misma manera en que se han dado en otros momentos. “No se podría evaluar lo que esté pasando en este año como un reflejo significativo  por ser un año atípico”.

Gabriel Orozco, sociólogo experto en el tema, aseguró que hay tradiciones donde  “efectivamente” estaban arraigadas en la “idiosincrasia” y concepción de las familias colombianas en estos rituales como la quema del año viejo. 

Se mantiene comer 12 uvas para pedir cosas buenas.

“Pero el hecho de que se pierda esta tradición no significa en sentido estricto negativo, sino al contrario. Las tradiciones van cambiando con las épocas y los distintos fenómenos que han ido cambiando tradiciones”, sostuvo Orozco.

Celmira Castro, socióloga, afirmó que las tradiciones y agüeros típicos de esta “bonita” época no se han perdido, sino que han ido cambiando: “Esto ha cambiado porque las familias son distintas y los encuentros son distintos. El tema de la pandemia influyó muchísimo”.

Otro de los factores que debilita la tradicionalidad es la prohibición del uso de elementos como la pólvora, la cual era utilizada en los muñecos de año viejo.

Muchas personas han optado por no hacer el muñeco porque consideran que al no tener pólvora pierde la gracia, además, que se evitan una sanción por parte de las autoridades.

Habla la nueva generación

Alejandra Sánchez, de 29 años, opinó que sí se están perdiendo las tradiciones y que esto puede ser por causa de que las familias no se han “encargado” de enseñar las tradiciones con las que antes se crecía. 

“Hoy en día los niños y jóvenes solo quieren estar pendientes de los celulares y juegos electrónicos. Esto es triste porque hace parte de la cultura costeña, uno ya no ve que hacen los muñecos de año viejo, ni que se reúnen en la cuadra para hacer la novena, ya no se ven los juegos en la calle”, expresó Sánchez.

María Alejandra Barrios, de 23 años, indicó que aún se ven familias que mantienen “vivas” las tradiciones, pero que lo que se ha observado es que estas ya no son “tan consecutivas” como en años anteriores. “Siento que sí se mantienen, pero se han adaptado”.

Por su parte, Ana María López, de 25 años, sostuvo que existe la posibilidad de que sí se estén perdiendo los rituales de fin de año: “Ya no vemos el tradicional muñeco de fin de año”.

Covid-19, de los temas elegidos para los muñecos.
El comercio se reactiva con la tradición

Los comerciantes del centro manifestaron tener “muchas” expectativas para vender los productos que se consumen en medio de los agüeros.

Eduardo Escorcia, vendedor de espigas, indicó que sus ventas durante los últimos días han aumentado porque los barranquilleros le tienen “buena fe” a este ritual.

John Padilla, vendedor de uvas, aseguró que con relación a las ventas del año anterior estas han incrementado y que las uvas hacen parte de una tradición que está “presente” en los barranquilleros.

Mientras compraba sus 12 uvas para pedir los deseos y anhelos “más profundos” de su corazón, Linda Ortega contó que este es un ritual que “nunca” ha faltado en su hogar.

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