Barranquilla

Roberto Salcedo, el abuelo que cumplió su sueño de graduarse de primaria

El hombre de 77 años recibió este viernes su diploma del Colegio Divino Corazón de Barranquilla. Aseguró que siempre quiso “estudiar, porque solo pude hacer primero”.

La frase “nunca es tarde para aprender” puede resultar trillada, pero en el caso de Roberto Salcedo se convirtió en un enunciado que nunca sacó de su mente y que, gracias a él, este viernes recibió su diploma de primaria a los 77 años.

“Es un gran orgullo para todos nosotros, él siempre había querido estudiar y no había tenido la oportunidad”, comenta Johana Salcedo (35 años), una de los seis hijos de Roberto.

Él, por su parte, se prepara desde temprano para recibir su primer diploma. Orgulloso, se pone su toga azul, su birrete del mismo color y acomoda la estola blanca que lleva estampado de un lado el escudo del Colegio Divino Corazón y del otro lado la frase ‘Promoción 2017’ en vertical.

Es un hombre sobrio, después de tanto tiempo y a punto de completar el primer escalafón de sus estudios. Salcedo se muestra calmado y asegura que aunque tenía conocimientos de varias materias cuando comenzó, tuvo que esforzarse por aprender muchas otras.

“Lo más complicado para mí fueron las matemáticas, aprender a dividir. El profesor me explicaba bien y tenía paciencia”, cuenta Roberto con la serenidad propia de su edad.

Y así como todos los días, este viernes entró al colegio donde por casi un año aprendió de matemáticas, español y sociales, pero en esta ocasión de la mano de su esposa y de dos de sus hijas, y ante la admiración de sus compañeros y el orgullo de sus acompañantes se convirtió en el graduando más experimentado de esa promoción.

Roberto Salcedo acompañado de su esposa Elizabeth Méndez Páez. Hansel Vasquez

Una vida llena de trabajo

A Roberto Salcedo las cosas no se le han dado fácil. Desde los 11 años, se dedicó a trabajar vendiendo cajas de cigarrillos mientras aprendía de construcción y perfeccionaba el trabajo al que se dedicaría el resto de su vida.

Y así, entre ladrillos, cemento, palustres y mezclas se pasaron los años de Roberto, quien en su trabajo como maestro de construcción logró que sus seis hijos fueran profesionales. Eso sí, nunca dejó de pensar en sus propios estudios.

“Mi papá vivía en Santa Marta cuando su papá abandonó a mi abuela junto a sus cuatro hijos. A él le tocó trabajar desde los 11 años vendiendo cigarrillos”, relata su hija.

Hoy, luego que los afanes de la vida han pasado por él y lleva una vida tranquila decidió realizar su deseo de completar los estudios y cada día durante un año salió de su casa con cuadernos y morral y tras tomar la ruta de Cooasoatlan se encontró con César Orozco, su profesor.

“Él sufre de la columna y a veces le daban dolores y así cogía el bus y se iba para allá porque no quería perderse las clases”, afirma su hija Johana.

Aunque asegura que quiere seguir estudiando y convertirse en bachiller, Roberto Salcedo no se afana en eso y por hoy disfruta de ser el orgullo de sus seis hijos y siete nietos.  

Roberto Salcedo muestra con orgullo la mención de honor que le entregaron. Hansel Vasquez
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