El Heraldo
Cortesía.
Barranquilla

“Mi papá murió de covid-19 justo el día del padre”

En esta nueva entrega de #UnÚltimoAdiós, formato de EL HERALDO, Yisella Barros Turizo narra el fallecimiento de su padre a causa de la covid-19.

“Perdí a mi papá el 21 de junio 2020 por la covid-19. No fue nada fácil. Es un dolor que no se puede describir. No lo pudimos despedir como se lo merecía.

Se llamaba Edgardo Barros Vargas, en agosto de ese año iba a cumplir 68 años de edad. Padecía cáncer de piel, pero era un señor muy activo todavía, seguía trabajando en la Universidad de la Costa, donde laboró durante casi 27 años. Aunque para ese momento estaba en aislamiento en casa por la pandemia.

El 14 de junio de 2020 mi hermano y yo llevamos a mi padre al servicio de urgencias porque tenía un dolor abdominal y había presentado algo de fiebre.

Mi hermano entró con mi papá al centro médico, ubicado en el barrio Alto Prado, donde ese mismo día le realizaron exámenes de sangre. Yo le dije que le solicitara al médico que le hiciera la prueba de covid-19, pero el galeno se negó porque mi papá no mostraba síntomas de la enfermedad.

Dos días después mi hermano y mi papá comenzaron a sentir malestares no comunes y fiebre. Mi padre desmejoró muy rápido ese día. El viernes 19 de junio no se levantó de la cama y ya no comía.

Edgardo Barros Vargas. Cortesía.

El domingo 21 a las 6:00 de la mañana yo me alistaba para trabajar y abrí la puerta de su habitación, observé que no estaba respirando bien y que casi no podía hablar. Llamé a AMI y trasladamos a mi papá en ambulancia a la urgencia del mismo hospital al que lo llevamos el pasado 14 de junio.

Lo llevamos con una saturación de oxígeno de 68, sus piernas moradas y ya casi sin habla, la presión elevada y al parecer estaba sufriendo un ACV (accidente cerebrovascular).

Tenía tanta fe en Dios de que mi papá regresaría a la casa, pero los médicos me dijeron que era poca la probabilidad de vida y que él necesitaba urgente ingresar a una Unidad de Cuidados Intensivos debido a que sus pulmones se habían desaparecido en un 50 por ciento. Me informaron que había que trasladarlo para Cali o Medellín porque aquí en Barranquilla no había camas UCI disponibles.

Comencé a llamar a muchas personas que tenían conocidos en secretaria de salud, hasta que una persona logró conseguir una cama en el hospital Adelita de Char, trasladamos a mi papá y cuando llegamos me permitieron verlo.

Mi padre me pidió agua, pero el médico no permitió que la tomara porque había aumentado en su saturación. Lo único que alcancé a decirle fue: papi, te amo, eres un guerrero y sé que vas a salir de esto. Él me respondió: yo también.

Desde ese momento no volví a saber nada de él, preguntaba por su estado y no me decían nada.  En horas de la tarde el vigilante del centro médico, al verme durante mucho tiempo en la puerta, me dijo que lo mejor era que me fuera a mi casa y esperara la llamada.

A las 6:20 p.m. de ese 21 de junio, día del padre, una fecha que quedó marcada para mi familia y para mí, me llamaron para que me presentara urgente en el hospital. Cuando llegué me informaron que mi papá había fallecido, que lo habían intubado, que había sufrido tres paros cardiorrespiratorio y el último no lo aguantó.

Sentí que me arrancaron una parte de mi vida. Aún no supero ese dolor, sobre todo porque no supe a quién sepulté, pues no pudimos verlo por última vez.

Para mí ha sido difícil, mi papá y yo trabajábamos en la misma empresa y son muchos recuerdos, es muy duro.

Solamente los que lo hemos vivido sabemos cuánto duele perder a un ser querido de esta forma. El proceso de aceptación es difícil porque como no lo vi, cada vez que sonaba mi teléfono tenía la esperanza de que me dijeran que estaba vivo, que se habían equivocado. En la calle quería encontrármelo o verlo llegar en cualquier momento. Un pedazo de mi vida se fue con él, pero a pesar de todo le doy gracias a Dios porque se lo llevó a su presencia antes de que tuviera que sufrir más".

Historia de Yisella Barros Turizo.

*Si tiene alguna historia sobre la pérdida de un ser querido y el último momento que compartió a su lado, nos interesa publicarla en #UnÚltimoAdiós. Escríbala y envíela con fotos a jill.gomez@elheraldo.co

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