Habitantes de La Chinita rechazan ataques vandálicos
Afectados tras disturbios dijeron que “volaban techos” e intentaron ingresar a las casas.
El descontento reina entre los habitantes del barrio La Chinita. La comunidad de este populoso sector del Suroriente de Barranquilla ha expresado su rechazo a los actos vandálicos que se registraron en la tarde-noche de este martes tras una protesta pacífica en la rotonda de la calle 17.
Por eso, varios líderes se han dado a la tarea de recorrer las calles del barrio para conversar con la población sobre lo sucedido e interceder para que sean devueltos los elementos que fueron extraídos de la sede de la Alcaldía Local, que terminó completamente destruida.
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Forlín López, uno de los líderes que participa en esta actividad, indicó a EL HERALDO que el principal objetivo es concientizar a los ciudadanos sobre las afectaciones que sufre la comunidad en general a causa de este tipo de actos vandálicos.
“Estamos trabajando con la JAC y otros líderes para que se devuelvan los objetos que han sido hurtados. Hay muchos que han entregado los elementos que fueron sacados de la Alcaldía local en medio de los disturbios”, expuso López.
Los habitantes de la zona también se han mostrado inconforme ante el saqueo cometido contra varios supermercados, así como por el ataque a piedras contra varios buses de servicio público y el CAI Coolechera.
Además, explicaron que han vivido “dramáticos momentos” debido al ingreso de gases lacrimógenos a sus viviendas, en medio de los enfrentamientos que durante los últimos días se han desplegado en la zona entre fuerza pública y encapuchados.
Ataques a las viviendas
“Esto parecía una película de acción”, es lo que dicen los moradores de varios barrios que están ubicados en la calle 17, suroriente de Barranquilla, tras las alteraciones de orden público que hubo durante más de cuatro horas en la zona.
Astrid Montaño Pérez, una joven que cuida una iglesia que está ubicada en la carrera 10C con calle 17, en diálogo con EL HERALDO contó los angustiosos momentos que vivió la tarde del martes.
“Yo estaba adentro y sentía cómo las piedras caían sobre las láminas de eternit y los gases lacrimógenos entraban por los huecos que habían en las tejas”, afirmó.
Entre tanto, Yésica Arrieta, habitante de la zona dijo que su papá estaba operado de la cabeza y quedó en medio de los desórdenes.
“Los jóvenes volaban techos e intentaron ingresar a mi casa para robar todo lo que acá había, pero yo no los dejé”, precisó.