El Heraldo
Los peces basa en cautiverio no mostraron comportamientos agresivos ni de canibalismo con restos de cadáveres.
Barranquilla

Pez basa: el ‘depredador’ que convive con especies nativas en cautiverio

La CRA y la Aunap realizaron un estudio del comportamiento en cautiverio de esta especie.

El considerado temible pez basa (Pangasianodon hypophthalmus), también conocido como pangasius, del que se cree es un depredador de especies nativas como el bocachico, fue capaz de convivir en cautiverio con varias ejemplares propios de nuestro ecosistema, mostrando “cero comportamiento agresivo o carroñero de restos de especies sin vida”.

Así lo demuestra el resultado de la primera fase del estudio de comportamientos de esta especie piscícola originaria de Asia y cuya existencia en ríos de Colombia es evidente, lo que se demuestra por su comercialización y consumo, por lo que sugiere la existencia de criaderos.

La investigación –que estuvo liderada por la Autoridad Nacional de Acuicultura y Pesca (Aunap), la Corporación Autónoma Regional del Atlántico (CRA,) la Corporación del Alto Magdalena (CAM) y la Universidad Surcolombiana (USCO) – fue motivada justamente por el conocimiento que se tiene de su comercialización evidenciado en un decomiso de un número determinado de estas especies que estarían destinadas a la cría para posterior comercialización.

“Antecedentes nos indican que hay un mercado potencial en materia de consumo; a raíz de eso se inicia esta investigación que busca conocer más acerca de la especie, sus potencialidades y los riesgos a que pudieran enfrentar nuestras especies nativas”, dijo Ayari Rojano bióloga de la Corporación Autónoma Regional del Atlántico (CRA).

De acuerdo con la especialista, no se tiene conocimiento de que la especie exista en el departamento del Atlántico, pero sí en afluentes de otras regiones. Tampoco se conoce de la existencia de criaderos de esta especie, pues dicha práctica es ilegal.

Durante tres meses se realizó el estudio del comportamiento del pez basa por parte de expertos de la Unap y la CRA.

El estudio

El estudio en cautiverio de la especie permitió observar el comportamiento de 75 especímenes, 13 de ellos adultos y el resto juveniles, a los que se les hizo seguimiento durante tres meses. 

Los ejemplares fueron decomisados por el Área Metropolitana del Valle del Aburrá y entregados por la Corporación Parque Explora de Medellín, a la Aunap. El estudio se llevó a cabo en la Estación Piscícola del Alto Magdalena, en Gigante (Huila), y la Estación Piscícola del Bajo Magdalena, que se encuentra ubicada en Repelón (Atlántico). 

Ya en el poder de la autoridad ambiental, estas especies fueron llevadas a espacios preparados meticulosamente para garantizar su bienestar.

“El decomiso fue mayor, pero las condiciones en las que se encontraban estos ejemplares no eran las mejores, fueron sometidos a viajes largos  generando estrés en los mismos, lo que ocasión que muchos de ellos murieran”, dijo Rojano.

Al conocerse que en ocasiones se evidencia la depredación de especies nativas, lo primero que se hizo fue estudiar el comportamiento del pangasius, su condición sanitaria para demostrar o descartar la presencia de bacterias y parásitos nocivos para las especies nativas.

Para lo anterior se hicieron biopsias a peces muertos, no encontrándose rasgos bacterianos. Lo hallado en dichas pruebas estuvo más ligado a las condiciones en que se encontraban estos peces y no a su condición natural, según manifiesta el análisis de los resultados.

Posteriormente  se evaluó el comportamiento reproductivo por acto natural, pero no fue posible lograr dicho objetivo. Sin embargo, de acuerdo con experiencia en otros estudios, se evidencia que, en cautiverio, ello es posible mediante procedimientos inducidos con tratamiento hormonales.

Entre los ejemplares que fueron sometidos a estudio había adultos y jóvenes que observaban comportamientos similares.

La convivencia

También se realizó una evaluación de las condiciones de riesgos para otras especies nativas. Para ello se dispuso de individuos, entre adultos y jóvenes de especies entre sí, algunas nativas y otras domesticadas en Colombia, entre ellos: el bocachico (Prochilodus magdalenae), la dorada (Brycon moorei), el capaz (Pimelodus grosskopfii), el blanquillo (Sorubim cuspicaudus), la tilapia roja (Oreochromis sp) y la tilapia plateada (Oreochromis niloticus). 

Durante el seguimiento al comportamiento de las especies en convivencia, los expertos evidenciaron que no hubo actos de canibalismo del pez basa con las demás especies, a pesar de que en el mismo estanque había peces de otras especies mucho más pequeños. Tampoco se evidenció comportamiento predatorio ni signos de agresión.

Por su parte los ejemplares retados (los nativos) mostraron un comportamiento tranquilo, sin interés entre sí. Sin embargo el ensayo con los adultos de la especie dorada mostró frecuentes ataques de estos individuos a los peces basa e incluso contra individuos de su misma especie. 

El estudio expone que ello obedece “más que todo” a un comportamiento de territorialidad por parte de la dorada. Y aunque las especies nativas consumieron los restos de cadáveres, no se observó lo mismo en los peces de la especie basa.

Después de observar los resultados de dicho experimento, los expertos indican que no puede decirse que “nuestras especies nativas estén o no en riesgo ante la presencia de la especie basa en su hábitat natural”. 

Sin embargo como no se conoce el comportamiento en su hábitat natural, es posible que en el mismo la forma de actuar en todas las especies sea diferente.

Las conclusiones de dichos estudios se están socializando con diferentes grupos,  gremios y la academia para ampliar la investigación y obtener más información con mayor número de individuos. 

Se espera que haya una segunda fase de estudios pero no existe la certeza de contar con un número de ejemplares que permita avanzar en ello: “Fueron tres meses los que tuvimos para realizar dicho estudio, y aunque lo que se conoció es importante, eso es un tiempo aún corto; sin embargo queremos avanzar más, saber cómo es el comportamiento en un hábitat natural, si este es similar al visto en cautiverio o si es totalmente opuesto”.

“Algo ilógico”

Para el biólogo y catedrático de la Universidad del Atlántico, Luis Carlos Gutiérrez, resulta ilógico que siendo Colombia un país con amplia biodiversidad y con un importante número de especies piscícolas se les abra espacios a otras, introducidas sin ningún control y sin ocuparse de frenar dicha práctica.

Indica el docente que aunque no ha analizado el resultado de  dicho estudio, estas investigaciones no conducen a una solución de la problemática que representa la importación de especies que llegan para “robarles espacios” a las nativas, constituyéndose en un elemento de contaminación del hábitat,  depredación y competencia en el mercado.

“Esta es una especie que no representa ningún desarrollo para el país porque nunca vamos a competir con mercados como el asiático donde la especie se reproduce rápidamente. Además ¿quién va a comprar un producto cultivado en aguas tan contaminadas como las nuestras? Y a eso agreguémosle que esta especie es tolerante, que sobrevive en cualquier espacio y bajo cualquier condición, y ello también es un riesgo para el consumo”, dice el experto.

Gutiérrez asegura que varios estudiosos del tema han querido hacer sus aportes a este tipo de iniciativas, pero no han sido tenidos en cuenta y las decisiones que se toman al respecto son netamente administrativas y nada participativas.

Concluye diciendo el catedrático que, en Colombia, no existe una política coherente para defender nuestras especies, que son muchas las introducidas que han ganado espacio, y que aún con toda la riqueza que tiene el país en esta materia, no ha sido capaz de imponer una especie en el ámbito internacional.

El Pangasius

El pez basa es considerada una especie invasora que estaría habitando en cuencas del Magdalena, Sinú, Cauca, según informes de la Aunap.

Esta especie tiene un tamaño promedio de entre 84 y 91 centímetros, sin embargo puede llegar a medir hasta 1,33 metros y alcanzar un peso de 44 kilos. Una hembra de esta especie puede poner hasta 50.000 huevos por kilogramo de peso, lo que la hace una especie de alta fecundidad.

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