El Heraldo
Pumarejo recorriendo los barrios de Barranquilla.
Barranquilla

“Nuestra prioridad es proteger a los ciudadanos de la tercera edad”: Alcalde

Jaime Pumarejo advierte que están actuando con mano firme contra los infractores y los que violen las medidas irán a la cárcel.

El alcalde de Barranquilla, Jaime Pumarejo, explica los planes que apuntan a detener el incremento de casos y precisa cuáles son los recursos con los que cuenta la ciudad para hacerle frente a la demanda de pacientes.

P.

¿En qué momento está hoy la pandemia en la ciudad?

R.

Según los comités de expertos locales (universidades, médicos, especialistas, etc.) y nacionales (Ministerio de Salud, INS),  aún estamos en una fase de aceleración y alta circulación del virus. Estas dos semanas son cruciales para estabilizar el crecimiento del contagio, pero todavía no hemos llegado al pico de infección, como lo ha certificado el Instituto Nacional de Salud. El número de casos está aumentando, aunque la tasa de contagio se mantiene igual, pues hay que descontar de los casos positivos los 1.839 recuperados que registra la ciudad.

P.

¿Por qué cree que se aceleró el contagio?

R.

Después de la celebración del Día de la Madre, las cifras evidentemente se aceleraron y han mantenido esa tendencia. Hasta ayer teníamos 7.650 casos positivos, de los cuales el 22.5% estaba recuperado y 71% se recuperaba en casa, el 1,9% estaba hospitalizado y 1% en UCI, con 358 fallecidos que lamentamos profundamente. Hay varios factores que explican estas cifras, pero los más importantes son la fragilidad al contagio, documentada por varios organismos internacionales, que en el caso de Barranquilla tienen que ver con la densidad urbana y las olas de calor; el momento en que se encuentra el ciclo epidemiológico, que ya está alcanzando su punto más crítico; la informalidad laboral que, si bien habíamos venido reduciendo, empujó a vendedores ambulantes y estacionarios a las calles, y, por supuesto, la baja percepción del riesgo por parte de algunos ciudadanos que han bajado la guardia en el control y autocuidado.

P.

¿Tiene Barranquilla la suficiente capacidad hospitalaria para afrontar la crisis?

R.

El consumo de unidades de cuidados intensivos de estos días se debe, primero, al incremento de enfermedades respiratorias prevalentes en la época (abril, mayo y junio siempre presentan altos registros); segundo, la atención a la morbilidad tradicional (enfermedades cardiacas, incidentes cerebrovasculares, hipertensión arterial), y tercero, algunos indicadores de accidentalidad, violencia intrafamiliar y agresiones de delincuencia común que también se han venido dando. Con esto quiero precisar que las UCI no están atendiendo solo casos de COVID. Tengamos en cuenta, además, que históricamente la capacidad de consumo de UCI de la ciudad oscila entre el 85% y el 90%, de lo cual Barranquilla usa el 58%, y el resto, pacientes de otros municipios del Atlántico y de otros departamentos de la Costa Caribe.

El dato de ayer es que de las 517 UCI tenemos una ocupación del 74%, que corresponde a: 87 UCI con pacientes COVID, 217 con enfermedades respiratorias y el resto con otras patologías. Esto lo estamos monitoreando permanentemente, mediante un tablero de control que nos permite visualizar en qué estamos. El seguimiento se activó con la alerta naranja decretada hace unos días en la ciudad, y que nos ha permitido intervenir la red privada para priorizar la atención al paciente Covid de Barranquilla y el Atlántico, y manejar la asignación de UCI y camas hospitalarias mediante el Centro de Regulación de Urgencias, siempre con un criterio de optimidad y servicio público. Estamos a la espera de nuevas unidades que nos hará llegar el Gobierno nacional, y avanzamos en la habilitación de la capacidad expansiva del hospital de campaña de Puerta de Oro, previo acuerdo con las EPS, que ya está en marcha.

P.

¿Cómo le están explicando a los ciudadanos que el virus es una amenaza real?

R.

Esta era la parte más sencilla, pero se convirtió en la más compleja. Lo que pedíamos a los ciudadanos era lavarse permanentemente las manos, usar el tapaboca, guardar la distancia social y salir de casa solo en caso de ser necesario. Miren esta cifra: los ciudadanos mayores de 60 años representan el 17% de los casos positivos, pero el 74% de los fallecidos. Esto ha llevado a nuestros expertos a concluir que los adultos jóvenes, que por lo general son asintomáticos o presentan síntomas leves, están llevando el virus a la casa sin darse cuenta. Estamos activando campañas pedagógicas en todos los barrios para insistir en el autocuidado, y en este empeño estamos siendo apoyados por las organizaciones comunales y muchas empresas de la ciudad. Pero estamos actuando con mano firme contra los infractores. Los que sorprendamos en la calle, sin estar exceptuados, o violando la ley seca irán a la cárcel. Ya tenemos varios presos en la UPJ. El virus es real, tiene una altísima tasa de contagio y para la población en riesgo claramente puede ser mortal, pero luchamos día a día contra la laxitud de algunos ciudadanos y la desinformación por cuenta de cadenas de información falsa activadas por detractores de la ciudad, que hacen mucho daño respecto a la verdadera dimensión de esta amenaza de salud pública. 

P.

¿Cómo se está trabajando para frenar la propagación de casos en sectores, barrios y localidades?

R.

Semanas antes del primer contagiado, activamos nuestra sala de crisis y desde entonces no hemos parado. Trabajamos fundamentalmente en: pedagogía, para insistir en que la única vacuna posible hoy es el tapabocas y autocuidado; la ayuda económica para las familias de menores recursos, a las que hemos entregado casi 500 mil auxilios alimentarios; el equipamiento médico, que ha garantizado la atención de los pacientes que lo han necesitado; la detección temprana, para lo cual, en alianza con 7 EPS, estamos aplicando pruebas aleatorias en los 15 barrios con mayores contagios a fin de ampliar el rango en la búsqueda activa de casos y detectar el virus a tiempo; el monitoreo permanente, que nos permite actualizar diariamente nuestro mapa de calor para saber en qué barrio, calle y casa están los contagiados activos y los recuperados. Tuvimos que reforzar estas medidas con el toque de queda en fines de semana y todos los días de lunes a viernes, de 8 de la noche a 5 de la mañana; cercos sanitarios en seis zonas con altos riesgos, que buscan esencialmente arropar a la comunidad para ayudarlas a salir de la crisis.

P.

¿Qué otras medidas contempla?

R.

Todas las que la coyuntura vaya exigiendo y las que el monitoreo que llevamos nos señalen. Hoy por lo pronto estamos enfocados en proteger a los ciudadanos de la tercera edad. Esa es nuestra prioridad. Estamos haciendo una intervención social muy fuerte en las viviendas con ciudadanos mayores de 65 años, principalmente en las localidades Suroriente y Metropolitana, y les hemos pedido a las EPS mejorar la adherencia de pacientes con patologías crónicas, con alternativas como la telemedicina, la atención domiciliaria y hospitalización en casa.

P.

¿El Gobierno nacional le está respondiendo a Barranquilla?

R.

Sin duda. En esto no sobra ninguna ayuda y, por el contrario, siempre falta. Pero lo que hemos pedido al Gobierno nacional lo hemos tenido. Ya llegaron 49 ventiladores de 250 que nos prometieron y esta semana deberán enviarnos 25 más para Barranquilla y otros 25 para el Atlántico. La semana pasada recibimos también a 400 hombres del Ejército que reforzarán los controles en la ciudad.

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