El Heraldo
María CarolinaViloria hace parte del 52% de mujeres que se han matriculado en una carrera universitaria. César Bolívar
Barranquilla

Las mujeres, al frente de la educación en Barranquilla

Un estudio del Observatorio de Educación de Uninorte indica que en diez años el número de matriculadas pasó de 24.694 a 44.460, en el Atlántico. En el Distrito, el 70,3% de los docentes son mujeres.

A las 4:30 de la mañana suena el despertador para María Carolina Viloria, una de las 44.460 mujeres en el Atlántico que se ha matriculado en una carrera universitaria en la última década, según lo indica un estudio del Observatorio de Educación de la Universidad del Norte.

Hacer parte de esta cifra da cuenta de los derechos que durante mucho tiempo les fueron negados a las mujeres, pero que han sido reivindicados. María Carolina, Ligia Sarmiento y Nohora Mercado integran una generación que hoy agradece la lucha por la que la ONU en 1977 proclamó que el 8 de marzo se homenajeara a la mujer. (ver recuadro).

María Carolina es una de las protagonistas de las tres historias que muestran roles diferentes, enfocados en la mujer y su lucha por alcanzar a través de la educación sueños, metas y evadir adversidades.

La estudiante de Comunicación Social vive desde los dos años de edad en Sabanagrande, y aunque nació en Málaga, una de las ciudades más pobladas de España, su familia decidió regresar a Colombia a raíz de una enfermedad que le diagnosticaron a su mamá.

Las condiciones económicas en su casa parecían impedir que la joven iniciara sus estudios universitarios, sin embargo, enfocada en lograr ser una profesional, aplicó a una beca en la Universidad de la Costa y entre unos 200 estudiantes salió favorecida.

Para alcanzar su título profesional, la joven estudiante debe esforzarse, a diario recorre dos horas para llegar hasta la universidad.

“A las mujeres aún nos estigmatizan, en mi caso que por elegir esa carrera, que si me visto de una manera u otra. Además que seguimos siendo vulnerables ante la inseguridad”, señaló.

“Mis ganas de estudiar me permitieron lograr lo que tengo”
César Bolívar

Era 1984 la época de la narcoguerra en Colombia, cuando Ligia Sarmiento, de 63 años y pese a todas las limitaciones impuestas por la medicina y por su familia, decidió matricularse en la universidad y estudiar licenciatura.

Pero antes, hay que decir que esta educadora debió superar los efectos causados por una poliomielitis que, a los 4 años de edad, aparentemente la dejaba sin volver a caminar. Esa fue la razón por la que su papá, un taxista, y su mamá, una ama de casa consagrada, no aprobaban que asistiera a una escuela. A los 10 años empezó a estudiar y luego de mucha insistencia. Años más tarde la enfermedad le permitió caminar, pero le dejó una secuela en la pierna que le provocó una cojera.  Para su familia “esta limitante” impediría que estudiara una carrera universitaria. “Fui por primera vez a un colegio cuando la mayoría de niños estaba a punto de ingresar al bachillerato, mis papás y la gente me decían que la cojita no iba a ser capaz prácticamente de nada, además era una mujer y eso me hacía débil”. A los 21 años terminó el bachillerato, a los 25 terminaba sus estudios de licenciatura en la Universidad del Atlántico, que alternaba trabajando los fines de semana en una cadena de supermercados. Superó cinco operaciones y largos días de rehabilitación. Volvió a la universidad, esta vez para hacer su especialización en Biología y Química. Hoy, la docente especializada enseña a estudiantes de primaria en la Institución Educativa Distrital San Salvador.

“Me casé, tengo dos hijos y soy profesional. Dicen que las mujeres somos frágiles y nadie apostaba a que yo pudiera salir adelante, demostré que sí puedo, mis ganas de estudiar me permitieron lograr todo lo que tengo”.

“Podemos ser femeninas y al mismo tiempo muy fuertes”
César Bolívar

Nohora Mercado corre, nada, pedalea y dicta clases en la facultad de Ingeniería de la Universidad de la Costa. A las 4:00 de la mañana inicia su rutina, empieza por recorrer unos 120 kilómetros en su bicicleta antes de llegar a clases, más tarde se encuentra con sus estudiantes, revisa trabajos, califica y al final de la tarde sale al complejo acuático a nadar por un par de horas. Pero, para llegar a esa disciplina y lograr el doctorado que adelanta en Valencia, España, la barranquillera asegura que el camino no ha sido fácil.

“Todo ha sido producto de mi esfuerzo y dedicación. He tenido que enfrentarme a todo tipo de reacciones por la combinación de actividades, pero una mujer puede ser femenina y al mismo tiempo tener fuerza y resistencia, y eso es un tema que muy pocos entienden, sobre todo los hombres”. La investigadora asociada a Colciencias compite en carreras de alto rendimiento igual o más exigentes que las que podría hacer “cualquier hombre grande y rudo”.

Hace cuatro años inició su entrenamiento, al principio nadie creía que la profesora delicada, sencilla, que llegaba en vestidos a dar clases, podía ganar alguna competencia, como la que logró hace poco tiempo y la convirtió en Ironman, un título considerado en el deporte como duro y exigente.

Maratones deportivas e investigaciones en innovación hacen parte del desafío de esta mujer de 32 años que contra todo pronóstico seguirá demostrando que las mujeres pueden lograr admiración no solo por la belleza, sino por lograr ejercer disciplinas que según los estereotipos eran solo cosa de hombres. “Cada día me exijo más, en lo personal, laboral y ahora en mi pasión por el deporte, en las clases procuro incentivar a mis estudiantes y les digo a las chicas que ellas también pueden.

Aunque a María Carolina le hace falta un largo recorrido para graduarse, ella espera sumarse a la lista de las 116.305 mujeres que recibieron un título de educación superior en el Atlántico entre 2001 y 2017, correspondientes a un 56% del total de graduados durante este periodo.

Según el estudio del observatorio de la Uninorte, al igual que en la matricula se registró un crecimiento sostenido en el número de graduadas de programas de educación superior en el departamento, llegando a 13.516 en 2017, 8.750 más que en 2001.

¿Qué estudian las mujeres?

En el Atlántico, y de acuerdo con el estudio, las carreras con más demanda elegidas por las mujeres en un 33% son economía, administración, contaduría y afines. Mientras que un 23% se ha enfocado en las ciencias de la salud y un 19% en ciencias sociales y humanas; estas tres áreas concentran tres cuartas partes del total de graduadas en los últimos diez años.

Precisamente, el magíster Jorge Alberto Valencia Cobo, coordinador del Observatorio de Educación de Uninorte, ha hecho un análisis sobre el panorama educativo de mujeres en el departamento. Concluye que el tema es contradictorio y que no deben desestimarse los avances conseguidos en cuanto al acceso a las aulas en todos los niveles educativos, los estereotipos de género que aún invaden nuestra cultura y se han convertido en un obstáculo tanto para las futuras trabajadoras como para aquellas mujeres que hacen parte de la población económicamente activa.

“Como lo indican las cifras de matrícula y graduación, el Atlántico ha experimentado un aumento significativo de la participación de las mujeres en la educación superior, alineándose con las tendencias internacionales”, indicó Valencia.

Por otro lado, las cifras entregadas por el Observatorio Laboral para la Educación del Ministerio de Educación Nacional, indican que el salario de los graduados hombres del departamento es de $2.185.735 frente $1.874.174 de las mujeres.

“Si bien la conformación de los salarios es un fenómeno complejo en el cual intervienen múltiples variables, es igual de cierto  que en general el mercado laboral ha reservado para las mujeres escenarios de desempeño estereotipados y de menor remuneración, perpetuando así la inequidad entre géneros”, dijo Valencia.

Educadores en el Distrito

En  Barranquilla, las cifras entregadas por la Secretaría de Educación  Distrital, indican que de los 7.000 docentes que tiene la ciudad, 4.922 son mujeres. En rectorías hay 81 ocupando el cargo.

¿Por qué se celebra?

El 8 de marzo de 1908, un suceso transcendental marcó la historia del trabajo y la lucha sindical no solo en Estados Unidos, sino en el mundo entero. Un incendio en la fábrica Cotton de Nueva York dio origen al homenaje. Unas 130 mujeres murieron en el edificio durante un incendio y luego de que se declararan en huelga con permanencia en el lugar de trabajo. El motivo de su reclamo se debía a la búsqueda de una reducción de jornada laboral, a un salario igual al de los hombres porque ejercían las mismas actividades, y las malas condiciones de trabajo que padecían. En 1977 la Asamblea General de la ONU proclamó oficialmente el 8 de marzo el Día Internacional por los Derechos de la Mujer y la Paz Internacional.

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