La mesa venezolana está servida en el Centro de Barranquilla
Cheez Whez, Diablitos y Maltín Polar son algunos de los productos “importados” que se consiguen en kioscos y chazas en el centro de la ciudad.
Cada día decenas de toneladas de alimentos y productos de marcas venezolanas entran a Colombia por los caminos verdes o legales en los diferentes pasos fronterizos de ambas naciones. Los artículos, que mayormente conforman la canasta básica alimentaria, son comercializados por unos cuantos pesos que, en la mayoría de ocasiones, retornan a los hogares venezolanos para intentar calmar la crisis y “sobrevivir” a la situación económica por la que atraviesa el vecino país.
En Barranquilla, la mercancía “importada” es vendida junto a reconocidas marcas colombianas en kioscos y chazas que se encuentran en el centro de la ciudad. En estos espacios no hay prohibición para su comercialización, debido a la forma en la que es exhibida, donde el cliente hace la escogencia de los productos.
“Estos alimentos llegan a Colombia de la misma forma como entran los venezolanos: por las trochas y sin ningún control”, dice una de las vendedoras, que pide no ser identificada y que asegura estar en el negocio desde hace más de tres años.
La comerciante dice que en los últimos meses la variedad de productos “ha disminuido” y se lo atribuye a la caída de la producción en el vecino país; pero el argumento no es equívoco, pues Venezuela atraviesa una aguda crisis económica, con cinco años en recesión, escasez de alimentos, medicinas y todo tipo de bienes básicos, sumada a una hiperinflación que, según el fondo Monetario Internacional, podría cerrar este año en 1.350.000% y el próximo en 10.000.000%.
“Hace meses atrás traían más alimentos como atún, sardinas y productos de limpieza e higiene personal. Creo que también ya se le ha puesto un poco más de control; sin embargo, los transportadores se las ingenian para continuar con el negocio”, detalla la comerciante barranquillera.
En un recorrido por el centro de Barranquilla se contabilizaron 10 negocios que expenden artículos “Hecho en Venezuela”. Al menos siete de ellos se encuentran muy cerca de la calle 30 con carrera 43, y otros tres dentro del mercado.
Los productos gozan de buena presentación en su empaque, no tienen abolladuras ni sus etiquetas están rotas, lo que da a entender que su traslado se dio en buenas condiciones, sumado a que los artículos revisados tenían, en su mayoría, la fecha de vencimiento para 2019.
A pocos metros de esa zona, en los alrededores del mercado de San Andresito, también existen locales que ofrecen licores y otras bebidas que son elaboradas en fábricas venezolanas, como lo son rones, sangrías, vodkas y maltas. Vendedores dicen que hasta hace poco más de un año se podía conseguir la cerveza Polar; pero “como que se las tomó el oso”, dicen los expendedores refiriéndose a la mascota icono de la marca de la bebida.
La demanda
Los alimentos elaborados por empresas Polar “son los de mayor demanda”, asegura Carolina Gutiérrez, una venezolana que tiene más de 5 años “entrando y saliendo” del país trayendo mercancía que le encargan.
“Mantequilla, mayonesa, queso para untar, malta y leche, son los productos que más traigo. Lo hago de manera legal, porque lo traigo en pequeñas cantidades. Eso lo vendo acá y me ayuda para sostener a mi familia en Venezuela”, dice Gutiérrez.
Para la mujer el negocio es “medianamente rentable”, teniendo en cuenta que el sistema cambiario entre bolívares y pesos ha aumentado considerablemente, al punto que la taza cambiaria del pasado sábado se encontraba en 5 puntos, es decir, que por cada $100.000 al cambio representan 20.000 bolívares soberanos, y para tener un estimado de lo que esto representa, se puede comparar con el actual salario mínimo en Venezuela que equivale a 4.500 bolívares soberanos.
Los precios que maneja Gutiérrez enfrentados con los encontrados en el Centro de Barranquilla son similares. Los quesos fundidos para untar como Cheez Whez de Kraft se consiguen en $7.000, la salsa de tomate Heinz se vende en $5.000, la leche de marca Los Andes en $12.000, la mantequilla Mavesa de 500 gramos tiene un precio de $7.000 y una lata de Malta Polar puede conseguirse en $2.000.
“Mi comida sabe a Venezuela”
Marielisa Virgüez Figueroa es una venezolana que lleva viviendo en la ciudad desde hace más de 4 años. Dice que el hecho de conseguir en la ciudad alimentos de su país, la hacen “sentir más cerca” de su tierra.
“A los seis meses de estar en Barranquilla me dijeron que en el mercado se podían conseguir productos venezolanos y no dudé en ir a buscarlo. Desde entonces cada 15 días voy, camino el centro y me traigo los alimentos. Sin duda, mi comida tiene un toque de sabor venezolano”, asegura Virgüez.
La mujer, de 42 años, dice que su ida al mercado también supone “una ayuda” a las familias que expenden esos alimentos. “Contribuyo en echarle una mano a esta gente, porque sé que lo que venden es económico y de calidad. Además, les colaboro a mis amigas que me encargan artículos venezolanos como malta, galletas María y otras cosas. Esta es una rutina que me encanta hacer”.
Las autoridades
La Policía Fiscal y Aduanera (Polfa), en coordinación con la Dirección Seccional de Aduanas de Barranquilla, aseguran que durante el segundo semestre del año decomisaron “mercancías de contrabando avaluadas por más de $1.300 millones”.
Lo anterior, dicen, es el resultado de los operativos adelantados “en los puntos de control, a través de inspección a vehículos particulares, buses que transitan en el corredor vial, visitas aduaneras, registros y allanamientos”. Estos puntos se encuentran cercanos al Puente Pumarejo y, en la mayoría de las veces, la mercancía viene camuflada “dentro de vehículos, maletas o contenedores”.
A través de un comunicado, la Polfa detalla que entre las mercancías aprehendidas se encuentran: 2.105 litros de licor, 22.024 cajetillas de cigarrillos, 35.348 unidades de confecciones, 10.028 unidades de juguetería, 12.833 pares de calzado,112 metros de tela, 28.756 unidades de medicamentos y 2.674 unidades de perfumería, además de alimentos.
“Estas mercancías fueron dejadas a disposición de la Dirección de Impuestos y Aduanas Nacionales”, aseguran.
Contraste
Anaqueles vacíos
La situación de los productos en el centro llama la atención de los comerciantes quienes no se explican cómo en Venezuela hay escasez de alimentos. “Estos productos se hacen allá, es decir, la producción no está detenida, pero no sé por qué no llegan a los anaqueles de los supermercados en Venezuela”, se pregunta una compradora.