El Heraldo
Josefina Villarreal
Barranquilla

La Costa Caribe, mayor productora de chatarra del país

Se comercializan $500 mil millones al año de esta materia prima para las siderúrgicas • En Barranquilla, El Boliche y el mercado mueven el negocio. 

Kellys Acosta y Agmeth Gutiérrez son una pareja de esposos que a diario toman una carreta y caminan desde el barrio San Roque hasta llegar a las calles del norte de Barranquilla en busca de hierro, aluminio y cobre, para reciclar y vender como chatarra. Este negocio, del que viven muchas personas, mueve anualmente en Colombia un millón de toneladas de esta materia prima y genera ganancias que superan los $500.000 millones.

Los desechos no son basura cuando dan paso a este tipo de utilidades, por lo que el mercado de la chatarra se ha convertido en un negocio muy dinámico y rentable. Se reconoce como una materia prima con capacidad para ser reciclada un número infinito de veces, sin perder sus propiedades básicas. 

De igual forma, se clasifica en metales ferrosos y no ferrosos. En el primero se incluyen el hierro y el acero que provienen de partes de vehículos, máquinas y barcos. El precio de este material es relativamente bajo, pero es el que más se genera en el país. 

Los no ferrosos, como el aluminio, cobre, níquel, plomo y las aleaciones, se localizan en tubos, cables y ventanas. A diferencia de los ferrosos, este tipo de metal es costoso y al venderlo deja muy buenas ganancias, pero es escaso a nivel nacional.

Según la bolsa de metales de Londres, el cobre se cotiza en 6,641.00 dólares por tonelada (19.500.121 peso colombiano) y el aluminio en 2,133.00 dólares por tonelada (6.263.177 peso colombiano). En nuestro país los diferentes empresarios y comercializadores de estos metales esperan recibir el pago por los materiales al mismo precio que se cotiza en la bolsa de metales de Londres.

Un recuperador recorre con su carreta las calles de El Boliche. Josefina Villarreal

La ruta del negocio

El proceso de este mercado tiene varios actores. En el primer eslabón de la cadena están los recolectores o ‘recuperadores ambientales’, como Acosta y Gutiérrez, quienes se encargan de ir por las calles reciclando todo el material para luego llevarlo a un depósito de chatarrería y poderlo vender. 

“Todos los días él (Agmeth) se va para allá arriba (norte de Barranquilla) a reciclar. Se va tipo seis de la tarde y va bajando a las 11 o 12 de la noche. Al día siguiente nos levantamos, arreglamos el material y lo vendemos para completar lo de la comida, el arriendo y el colegio de los niños”, relató Kellys, mientras su esposo pesaba y negociaba los metales que alcanzaron a recoger en el día. 

Agregó que las ganancias varían dependiendo de la cantidad de material que acumulen y vendan, pero por lo general se están ganando entre $15.000 y $20.000 diarios.

“Nosotros reciclamos de todo un poco, por un kilo de hierro nos vienen dando como $300, el de aluminio $2.000 y por el cobre como unos $13.000”, puntualizó.

En el sector de El Boliche, en la zona del mercado de la ciudad, están ubicados varias recuperadoras o depósitos de chatarra que compran a los recicladores menores y venden a las grandes empresas exportadoras de estos metales. 

‘Cuarto y Medio’, como es conocido en El Boliche, pesa un material de aluminio. Josefina Villarreal

Julia Montes Galeano, propietaria de uno de los locales de esta zona, asegura que el negocio es rentable para el que tenga experiencia en el campo y sepa ‘manejarlo’.

“Yo primero comencé recogiendo en la calle en un ‘camioncito’ con mi hijo, luego me di a la idea de montar mi propio local hace dos años y ahora nos va muy bien. Esto es un negocio familiar, trabaja mi esposo, mi sobrino y mi persona”, narró Montes, mientras anotaba en su libreta de cuentas los 11 kilos de hierro que estaban comprando a uno de sus asiduos proveedores. 

Por tener mayor demanda, el hierro y el aluminio es lo que más compra a diario en su negocio, materiales como el cobre, dice Julia, muy poco lo compra por su escasez y lo encarecido que está.

Cuenta además que de las tres empresas exportadoras a las que les vende todo el material acumulado, elige a la que ofrezca el mejor precio. Relató que estas compañías envían cada día  una lista con los precios de los metales y a partir de allí hace la elección. 

Cada tres días, Montes Galeano y su familia venden a las exportadoras tres toneladas de hierro a $1.140.000, que sumándolos significan que al mes estarían recibiendo ingresos por $11.400.000. 

En lo que son metales ‘finos’ (aluminio, cobre y otros) cada semana venden una tonelada a $3.000.000, devengando al mes $12.857.143. 

La Costa Caribe es la región que más produce chatarra en el país, debido a la cercanía que se tiene con el mar. La salinidad hace que los objetos construidos en estos materiales se dañen más rápido, lo que obliga a las personas a cambiarlos con mayor frecuencia.

Las siderúrgicas

En el país las siderúrgicas son las mayores consumidoras de chatarra para sus procesos industriales. De las cinco existentes en Colombia, cuatro de ellas utilizan el tipo de material ferroso. 

De acuerdo con Andrés Ramírez, director ejecutivo de la Cámara Colombiana del Acero, Camacero, entidad que agremia las empresas que se dedican a producir, transformar, transportar y construir con acero, la producción de chatarra en el país solo alcanza para cubrir la demanda nacional.

Carlos Yépez recibe algunos materiales que compró a un recuperador. Josefina Villarreal

“Las fábricas (siderúrgicas) tienen la capacidad de producir 1.8 millones de toneladas de acero al año, pero solo producen  1.3 millones. Esto debido a que solo hay un millón de toneladas de chatarra disponible. Si hubiera más chatarra, las siderúrgicas podrían producir más acero”, dijo Ramírez, y agrega que este año el consumo de acero ha bajado y, por ende, también el de la chatarra.

A eso se le suma, según el directivo, que los costos de transporte para intercambiar chatarra de una ciudad a otra son “muy altos”, debido a “la mala infraestructura” que tiene el país y por los kilómetros que habría que recorrer. 

“Transportar ese tipo de material desde Buenaventura a Bogotá, que es el puerto más cercano donde se encuentra una siderúrgica, hay unos 600 kilómetros aproximadamente, sale más costoso que transportar desde China a Buenaventura. Entonces al ser más costosos los fletes internos en Colombia, hace más rentable la importación de chatarra”, explicó Ramírez. 

Por último explicó que cuando el precio de la chatarra nacional es muy alto, las siderúrgicas importan para regular los precios a nivel del país. “El precio de la chatarra internacional está en 354 dólares por tonelada (1.040.000 pesos colombianos), y la nacional es el 50% del valor de la internacional, tomando como referencia el precio de Turquía, es decir, unos 177 dólares aproximadamente (517.200 en peso colombiano)”, explicó el directivo de Camacero. 

Carlos Yépez Hernández, quien lleva 22 años trabajando en la compra y venta de chatarra en el sector de El Boliche, asegura que es importante la construcción de una siderúrgica en la ciudad, debido a que la Costa Caribe es la mayor  productora de chatarra, pero carece de estas industrias.

“Nos conviene mucho que abran la siderúrgica en Juan Mina, porque aquí la chatarra se almacena y se abastece, pero no se está fundiendo, ni se está haciendo el proceso completo para la creación de nuevos materiales. Eso generaría más ganancia y más empleo”, indicó Yépez.

Además, manifestó que con la siderúrgica en Barranquilla, se ahorraría mucho en el transporte  puesto que ya no se tendría que llevar la mercancía hasta el interior del país donde se encuentran las plantas de fundición actualmente. 

También comparte la idea de Julia Montes, su colega en el mercado, en que el negocio de la chatarra es “muy rentable para el que tiene tiempo y experiencia”. 

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