Biodiverciudad: cómo se proyecta ‘la Arenosa’ en el 2030
En siete años, los empresarios visionan una ciudad con mejores indicadores ambientales y proyectos de infraestructura y de transporte en funcionamiento.
La Barranquilla que visionan los gremios en el 2030 deberá tener consolidada la propuesta de biodiverciudad, que en la actual administración del alcalde Jaime Pumarejo echó a andar la primera fase de un gran proyecto para la integración y protección de los recursos naturales como la Ciénaga de Mallorquín.
Este concepto de biodiverciudad es definido a través de la Conferencia Anual del Cambio Climático, puntualmente en la COP 2026 Glasgow, Escocia, como las ciudades del futuro que reconocen, priorizan e integran la variedad de ecosistemas, especies, seres humanos, con sus beneficios hacia un desarrollo urbano sostenible para conectar la riqueza natural con las estrategias de crecimiento urbano.
El propósito principal es el de cuidar la biodiversidad y conocer el medio natural que rodea a los centros urbanos con la función de mejorar la calidad de vida y garantizar el bienestar, así como la equidad y la inclusión social a través del reconocimiento de los beneficios; promover el desarrollo urbano con bajas emisiones de carbono, contribuir a la adaptación y resiliencia climática, en el marco de la gestión del cambio climático.
Juan Manuel Alvarado, secretario de Planeación Distrital, explica que Mallorquín es uno de los proyectos de punta por la recuperación de un cuerpo de agua único y por el impacto social para los habitantes que hoy viven en condiciones precarias. “Las intervenciones sociales seguramente permitirán que tengamos una reducción de la pobreza para el 2030”.
Rosmery Quintero, presidenta de la Asociación Colombiana de Micros, Pequeñas y Medianas Empresas (Acopi), señala que para el 2030 la ciudad deberá tener una reducción de su línea de pobreza y menos brechas sociales. “En ese reto está que podamos llegar a ese año con una ciudad con mayor cultura ciudadana y que se muestre en el comportamiento ciudadano para pasar las cebras, semáforos y que el manejo de sus residuos y plásticos no se vea tanto en las calles”.
Dentro de siete años, dice Efraín Cepeda Tarud, presidente de Intergremial Atlántico, el impacto ambiental de la ciudad estará en la Ciénaga de Mallorquín y la playa en Puerto Mocho. “Será positivo en lo ambiental y en las comunidades de su zona de influencia y de la ciudad en general, convirtiéndose en un destino de turismo ecológico reconocido a nivel mundial”.
Héctor Carbonell, director de la Cámara Colombiana de Infraestructura, CCI, seccional Norte, visiona que la Ciénaga de Mallorquín será el nuevo desarrollo urbanístico con unas 11.000 viviendas que obligarán a tener una conectividad vial ampliada con la ciudad. “Y hay que estar pendientes de ese crecimiento metropolitano”.
Para el director de la CCI seccional Norte, los proyectos nacionales vinculados a mejorar la infraestructura vial en la regional tendrán que estar perfilados y ejecutados. “Hablamos de la conexión de las dobles calzadas entre Barranquilla con Cartagena y Santa Marta”.
Diana Cantillo Concha, directora Ejecutiva de CEO del Atlántico, subraya que para el 2030 Barranquilla debe tener soluciones de infraestructura de transporte. “Se debe realizar un mantenimiento de vías que son claves para el acceso a las zonas industriales, la prolongación de la vía Murillo hasta la vía Caracolí-Malambo, el acceso hacia la Cordialidad, los puentes sobre la Circunvalar y por supuesto la calle 30, vía clave para el oriente del Atlántico (donde transitan aproximadamente 400 mil personas al día). Adicionalmente, debemos contar con un aeropuerto internacional finalizado que nos permita seguir recibiendo turistas de diferentes destinos nacionales e internacionales, y fortalecer su hub de carga”.
Carbonell subraya en la terminal aérea, ubicada en Soledad, que deberá haber ejecutado sus obras de ampliación para el 2030. “Que tengamos las condiciones para operar una ciudad en constante crecimiento y desarrollo permanente”.
La vocación comercial y de servicio de la capital del Atlántico plantea para Yilda Castro, directora ejecutiva de Fenalco, que la actividad apunte a las preferencias del consumidor. “Volcado hacia la omnicanalidad, facilitación de acceso al crédito, generando un comercio más inclusivo y más humano. Más humano porque la orientación hacia la sostenibilidad y economía circular deberán ser ejes transversales hacia el futuro, para la protección del medio ambiente y la naturaleza”.
Juan Manuel Alvarado destaca que el programa Soy Bilingüe para el 2030 tendrá un impacto en el empleo. Con la llegada de inversiones extranjeras y empresas de BPO, el recurso humano preparado con un segundo idioma impactará en la oferta y demanda. Solo en el 2022, 49.420 estudiantes se beneficiaron del programa en 121 colegios.
