Habitantes se la juegan por la sana convivencia en la localidad Metropolitana
Habitantes de estos barrios de Barranquilla aducen que parte de la transformación ha sido gracias a la inversión del Distrito en espacios como parques integrales.
En el territorio que alguna vez fue dominado por Los Panela, Los Azaraos y Los Toma Sopa, las cosas han cambiado. Atrás han quedado aquellos espacios baldíos que eran convertidos, por distintas pandillas, en improvisados campos de batalla.
Los momentos de pánico y terror que tuvieron que vivir sus vecinos más cercanos por largos años ahora es un mal recuerdo. En esos espacios de la localidad Metropolitana ahora se respira tranquilidad. Grandes árboles, juegos infantiles y canchas deportivas han impulsado un proceso de transformación que ha empezado a dar sus frutos.
En pleno corazón del barrio Ciudadela 20 de Julio, en la calle 45G con carrera 3B, se encuentra ubicado el parque ‘Di no a las drogas’. Este es uno de los espacios que ha sido adecuado y “recuperado de las garras” de jóvenes dedicados al consumo de estupefacientes y al ocio.
“Durante 13 años pedimos que nos arreglaran estas áreas, que estaban convertidos en basureros y en espacios para la delincuencia. Sin duda, los parques nos han dado mejor calidad de vida”, dice Luis Jimeno mientras utiliza una de las máquinas del gimnasio biosaludable que se habilitaron en este espacio público.
Para este hombre, lo “luchado” de este proceso ha llevado a que la comunidad genere mayor sentido de propiedad, por lo que han impulsado el cuidado de este y los otros parques que han sido recuperados en el barrio, que suman un total de 58 mil metros cuadrados de espacio público.
A solo unas cuadras de este lugar se ubica el parque Los Pitufos, otro de los espacios públicos que han llegado para impulsar el proceso de una sana convivencia entre los vecinos de barrios como 7 de Abril, Bella Arena, Carrizal y Las Cayenas, entre otros.
“Las cosas han cambiado mucho. Cuando estaba niño, los parques estaban deteriorados y nos teníamos que divertir en las calles, exponiendo nuestra integridad”, dice Johnny Gómez, un habitante del barrio 7 de Abril que junto a su familia aguardaba el inicio de un partido de fútbol bajo la sombra de un frondoso árbol.
Para él, es importante que las autoridades continúen dotando a la localidad Metropolitana de espacios de esparcimiento, puesto que así se puede alejar a la juventud del hampa.
“En mi barrio necesitamos un parque bien adecuado y un par de canchas deportivas, porque hay muchos niños y jóvenes con talento. Es una necesidad”, sostiene el hombre.
Moisés Villanueva Ríos ha dedicado gran parte de su vida al impulso del deporte. Por generaciones, este hombre ha sido el formador de decenas de niños y jóvenes a través de su academia Costa Caribe.
“Yo vivo en el barrio Carrizal, donde hay mucho talento. Acá los niños se alejan del vicio y evitamos que caigan también en la drogadicción”, dice el entrenador, quien también es el encargado de coordinar las actividades deportivas para los habitantes de populosos sectores como Conidec y Tcherassi, entre otros.
Resalta, además, que el trabajo con la comunidad ha llevado a alejar a las pandillas de estos espacios y que la calma reine en las calles de los mencionados sectores. “Cuando vemos cualquier intento de pelea, salimos y evitamos que haya enfrentamientos.”.
Un total de 23 barrios conforman la localidad Metropolitana de Barranquilla, la cual es delimitada por convulsionadas arterias viales como la avenida Circunvalar, la calle Murillo, la carrera 21 y la Cordialidad.
En este espacio de la ciudad se encuentra el estadio Roberto Meléndez, considerado como uno de los “templos” del balompié en el país y el continente.
Muy cerca de ahí se encuentran el Complejo Deportivo Pibe Valderrama, el estadio de atletismo Rafael Cotes y el velódromo. Algunos de estos escenarios fueron epicentros de la acción deportiva en medio de los Juegos Centroamericanos y del Caribe de 2018.
Otro de los atractivos de la localidad es la escultura de la barranquillera Shakira, la cual cuenta con 5 metros de altura y fue hecha en acero.
Asimismo, esta es una localidad con gran vocación comercial. En esta zona se encuentran varios centros comerciales, así como galerías que permiten el acceso a distintos servicios a sus habitantes.
Para los habitantes de la localidad Metropolitana, una de las principales falencias es el mal estado en que se encuentran decenas de calles. Así lo reiteró Jair Sabogal, habitante del barrio Ciudadela 20 de Julio, quien lo califica como una “deuda de vieja data”.
“Yo tengo 30 años y siempre he visto estas calles en malas condiciones. Están llenas de huecos y las alcantarillas cuando llueven se rebosan. Han arreglado muchas cosas, pero la calle sigue igual aun cuando por acá transita mucha gente”, sostiene el hombre.
También dice que en más de una oportunidad ha sufrido accidentes debido a que los huecos y las piedras le hacen perder la estabilidad en su moto: “Nosotros necesitamos una intervención rápida de las vías, para que nuestra calidad de vida siga mejorando”.
Ese mismo sentir lo tienen varios habitantes del barrio La Sierra. Paola Marún indica que el frente de su casa ha estado dañado “por más de 40 años”.
Sostiene que desde su infancia la calle ha estado en malas condiciones, lo que es más notorio durante los días de lluvia.
“Acá se forman charcos gigantes, lo que hace imposible transitar. Aunque hay pavimento, lo mejor sería que esté en buen estado. Queremos que las autoridades atiendan nuestra petición de forma rápida”, agrega.
En los barrios Las Américas, Santo Domingo, San Luis y Santa María, entre otros, los moradores viven en “angustia” debido a los crecientes números de hurtos y las riñas que se generan durante los fines de semana.
“En las horas de la noche, las personas que llegan de su trabajo son víctimas de los delincuentes, que tienen azotados estos barrios”, asegura un habitante del barrio Santo Domingo, quien prefirió no revelar su identidad.
