La angustia de morir sin tener cómo descansar en paz

El cuerpo de Pedro Torres quedó tendido en el piso de la calle 89 con carrera 1F, del barrio Santa María. Segundos antes, el parrillero de una moto desenfundó sin piedad cuatro balazos que impactaron la cabeza del joven de 19 años, acabando con su vida casi que instantáneamente el pasado 26 de mayo de 2018. 

Minutos después la fatídica noticia llegó hasta la vivienda en donde Pedro vivía con su familia, causando un profundo dolor, especialmente en su madre, Reina Rodríguez, quien vio cómo su vida se desvanecía a la par de la de su único hijo. 

La familia del joven no solo sufrió por su inesperada muerte, sino que la angustia se apoderó de ellos al tener que buscar dinero para correr con los gastos fúnebres y así darle cristiana sepultura a su ser querido. 

Para ese entonces, los Rodríguez solo habían cubierto dos cuotas de un seguro mortuorio, que no cubría la totalidad de los gastos funerarios, que incluyen recogida del cuerpo, preparación, velación, desplazamiento hasta el camposanto y sepultura. 

A pesar de no tener cabeza para pensar en nada más que en la muerte de Pedro, la colecta entre familiares y amigos no se hizo esperar y al tiempo en que el cuerpo del joven era velado y llorado a gritos en la sala de su propia casa, el dinero para cubrir su funeral se iba recolectando poco a poco. 

Luego de un par de días de velación Pedro fue sepultado en el cementerio Santa María del Sur. Su familia logró conseguir una bóveda en la que yacían los restos de un familiar lejano y llegó a un acuerdo de pago y afiliación con una empresa de servicios funerarios. 

“En un momento de dolor las personas no tienen cabeza para pensar en nada más. Sabemos que es necesario estar afiliado a funerarias y demás porque uno nunca sabe cuándo puede necesitar ese servicio”,  manifestó la señora Reina, al recordar aquel trágico suceso que cambió su vida para siempre. 

Auxilio

  Dice un popular adagio que lo único que un ser humano tiene seguro en esta vida es la muerte. Esta trae consigo un engorroso trámite para los familiares y, en su defecto, un angustioso proceso por conseguir los recursos, en caso de no tenerlos, y de esta manera poder darle digna sepultura a su ser querido. 

Una encuesta de la Federación Nacional de Comerciantes  (Fenalco) reveló que al menos el 64% de los colombianos está incluido en un plan de seguro exequial, el cual le permite tener un “alivio” al momento de proceder a la inhumación de su fallecido. 

Sin embargo, el 36% restante que no se encuentra cubierto por este tipo de seguros y, al momento de que la muerte sorprende a alguno de sus familiares, se ven en la obligación de recurrir a colectas entre amigos, vecinos y conocidos. 

Incluso, se han dado a conocer casos en donde los familiares se ven en la obligación de guardar durante días el cadáver de sus muertos en habitaciones hasta reunir el dinero para los gastos fúnebres. 

O el ocurrido en 2017, cuando la familia Del Valle, de Soledad, se vio en la obligación de trasladar el cuerpo de su ser querido en un carro de mula hasta el Cementerio Municipal de Soledad, por no tener cómo cubrir los gastos para una carroza fúnebre. 

La Alcaldía de Barranquilla, a través de la Secretaría de Gestión Social, ofrece un auxilio funerario para las personas en condiciones vulnerables que no tengan cómo cubrir los gastos para sepultar a sus seres queridos. 

Este auxilio, de aproximadamente 500 mil pesos, incluye la recogida del cuerpo, en el lugar donde falleció la persona, la preservación del mismo, el ataúd, la velación, los carteles del deceso y el traslado al camposanto. 

De acuerdo con lo informado por esta dependencia distrital, al menos 200 personas acudieron a la Alcaldía en 2018 a solicitar este auxilio, para  el que la Administración destina anualmente al menos $100 millones. 

El secretario de Gestión Social del Distrito, Santiago Vásquez, precisó que la Alcaldía tiene un convenio con la funeraria Los Andes, a la que acuden “desesperadamente” las personas de escasos recursos cuando pierden a un ser querido y no tienen cómo cubrir los gastos. 

Vásquez hizo énfasis en que las autoridades verifican que en realidad quien solicita el auxilio no tenga los recursos que le permitan sepultar a su familiar. “Se hace pensando, primordialmente, en adultos mayores y habitantes de calle y las personas en total vulnerabilidad”, explicó el funcionario.

Asimismo Vásquez sostuvo que el convenio solo se realiza con la funeraria Los Andes, pues fue esta compañía quien ganó el concurso realizado por la Administración. “Muchas veces las personas acuden a nosotros desesperadamente para que les ayudemos a cubrir gastos que ya han realizado comercialmente con otras funerarias, pero la Alcaldía no tiene recursos para cubrir estos, solo con la que está dentro del convenio”, señaló el secretario de Gestión Social. 

El trámite

  Vásquez indicó que el proceso para solicitar el auxilio es completamente gratis y rápido. Sin embargo, advirtió que las personas deben cumplir una serie de requisitos para poder obtenerlo. 

Los requisitos son la copia del acta de defunción del fallecido, fotocopia de la cédula de ciudadanía del fallecido y la hoja del Sisbén Nivel 1.

En cuanto al procedimiento, el funcionario detalló que quienes requieran el servicio deben dirigirse al piso 4 de la Alcaldía de Barranquilla y presentar la documentación. Una vez es recibida,  la Secretaría de Gestión Social da inicio a un proceso de revisión y evaluación del caso, en el que se verifica si amerita o no brindar la ayuda. 

“Lo que queremos es que se lleven a su muerto”

Un completo drama vivió una familia barranquillera al no poder retirar el cuerpo de su ser querido, que se encontraba en la Funeraria San José.

Pasaron cinco días sin que el cuerpo de Miguel Ángel Marriaga pudiera descansar en paz, un adulto mayor que murió tras un ataque cardiaco y que no pudo ser sepultado de inmediato por una disputa entre la funeraria y su familia, por falta de recursos económicos. 

Rosmery Marriaga, hija del fallecido de 73 años, contó que les fue difícil no tener el dinero completo para poder sepultar a su padre.

“Aún nos faltaban 70 mil pesos para reunir los $400 mil que nos pidió la funeraria para poder retirar el cuerpo, ya que conseguimos el ataúd a través de la Alcaldía, pero nos pusieron plazo para poder retirarlo, y yo hice las maneras para conseguir lo que nos falta”, contó la mujer.

El cuerpo de Marriaga Palma, un ebanista de oficio, oriundo de Calamar, Bolívar, pero con más de 40 años de residir en Barranquilla, permaneció en el cuarto frío de la funeraria luego de que el pasado sábado 12 de enero fuera retirado de la sala de velación tras tres días de espera.

La ficha del adulto mayor en el libro de ingresos de la funeraria tiene registro de que el día miércoles 9 de enero a las 7:00 p.m. llegó a las instalaciones y de inmediato pasó a preparación, para que el día jueves desde las tempranas horas, familiares y allegados pudieran pasar a despedirse.

El día viernes, el cuerpo debía emprender el viaje final rumbo al cementerio a las 10:00 a.m., sin embargo, las horas pasaron y ningún familiar del finado apareció para llevárselo, según la funeraria.

Las cifras

¿Cuánto cuesta morirse?

De acuerdo con varias funerarias consultadas por este medio, el precio de gastos fúnebres para una persona particular oscila entre los $3 millones a los $5 millones. Este monto incluye la preparación del cuerpo, trámites legales, ataúd, servicio de velación, arreglo floral, carroza fúnebre para traslado del cuerpo, transporte de acompañantes y un lote por cuatro años en el cementerio que se encuentre en convenio. De manera individual, el precio de un ataúd oscila entre los $500 mil y los $3,5 millones, dependiendo del tamaño y la calidad de la madera. Los lotes en arriendo por cuatro años están, en promedio, en $3,8 millones. Y en venta entre los $13 y los $70 millones. Sin embargo, las compañías funerarias ofrecen planes mensuales que van desde los $17 mil, a los $100 mil.