Este año serán sustituidos más de 160 vehículos de tracción animal
El Distrito indicó que se han llevado a cabo un total de 435 “sustituciones efectivas”. Cerca de 400 personas se han postulado para la adopción de los animales.
El sol, la lluvia, la carga pesada y el riesgo de accidentalidad son algunas de las situaciones a las que diariamente se enfrentan los carromuleros en medio de su lucha por conseguir el “pan de cada día”.
Para mejorar su calidad de vida, el Distrito de Barranquilla avanza “a buen ritmo” con su plan de sustitución de vehículos de tracción animal (VTA) para cumplir con la promesa hecha a un grupo de carromuleros.
Conseguir dinero para alimentar a su familia era por lo que, desde tempranas horas de la mañana, Fidel Jiménez salía de su casa en compañía de ‘Sabanero’ –como cariñosamente le llamaba a su “burrito” –para ejercer la “dura”, pero “honrada profesión” de carromulero.
“Es difícil tomar la decisión de dejar mi profesión y dejar ir a ‘Sabanero’ porque fueron seis años trabajando con el burrito y gracias a él pude construir mi casita y darle estudio a mis hijos”, dijo Jiménez.
Este hombre fue uno de los primeros beneficiados con el programa de sustitución de VTA. El Distrito le hizo entrega de seis nuevas lavadoras, con lo cual ha consolidado un negocio familiar del que logran tener una “mejor” calidad de vida.
“Cuando llovía se formaban los arroyitos y me daba cosa atravesarlos porque en ese tiempo esos arroyos eran peligrosos y prefería esperar que el agua bajara por Sabanero era como un integrante de la familia”, recordó el ahora emprendedor.
Su negocio de alquiler de lavadoras, ubicado en el barrio Las Malvinas, ha sido “muy bien recibido” por los vecinos de ‘don Fidel’, quien alquila los equipos a $2.000 pesos la hora.
El hombre contó que no tuvo que pagar nada para la puesta en funcionamiento de su emprendimiento de alquiler de lavadoras, que solo tuvo que entregar su “adorado burrito” y comprometerse a no volver a ejercer este oficio. Además, accederá a un beneficio de formación técnica para aprender a hacerle mantenimiento y componer los equipos en caso de daños.
Luis Santamaría trabajó en el oficio de carromulas por casi 40 años. Explicó que le daba miedo “empezar de cero” y es por esto que negada a recibir la ayuda del Distrito, pero que gracias al apoyo e insistencia de su familia logró sacar fuerzas de donde no las tenía para tener el valor de entregar a su ‘Burro Jossy’.
“En el burro diariamente me ganada $80 mil y acá puedo ganarme la mitad, pero está uno más tranquilo. Jossy tenía casi 40 años de estar conmigo, era un burro cerrero y solo se dejaba dominar de mí”, expresó Santamaría.
Luis decidió sustituir su carromula por una venta de comidas rápidas, ubicada en la terraza de su casa en el barrio Evaristo Sourdis porque afirmó que negocios como las misceláneas o salas de belleza solo les va bien por temporadas, pero que la comida es una necesidad de todos los días.
“Me dieron salsas, papitas, panes, mantequilla, queso mozzarella y los aparatos para cocinar. Yo lo primero que saco es para comprar los insumos porque si vendo y me gasto la plata quedo varado”, afirmó Santamaría.
La Secretaría de Desarrollo Económico de Barranquilla informó que al cierre del 2021 lograron realizar la sustitución de 108 VTA, lo que significa que superó la meta que había trazado el alcalde Jaime Pumarejo al dar inicio a la nueva fase de uno de los programas bandera para posicionar a Barranquilla como la primera Biodiverciudad del país.
Desde que inició este proceso se han realizado 435 sustituciones efectivas con la realización del censo de Conductores de Vehículos de Tracción Animal (VTA) en 2013.
Los negocios más solicitados por los beneficiarios han sido en un 24 % las ferreterías y las tiendas con 21 %. El 14 % de estas personas han escogido el negocio de alquiler de lavadoras, pescaderías con 9 % y el 31% optaron por el montaje de puestos de comida rápida, misceláneas, entre otros.
Las ayudas han sido distribuidas en barrios de las cinco localidades de Barranquilla, tales como Evaristo Sourdis, El Bosque, Las Malvinas, La Playa y Rebolo, donde ahora funcionan nuevos emprendimientos que también aportan a la transformación de estos espacios.
Por su parte, el Centro de Oportunidades ha hecho monitoreo constante y acompañamiento a las familias beneficiarias para garantizar su sostenibilidad y el buen uso de los recursos.
Además de insumos o materiales para la creación de sus unidades productivas, el plan de negocios por $5 millones contempló un paquete interdisciplinario de atención psicosocial.
Para el 2022, el programa contempla realizar 160 sustituciones efectivas con recursos propios, más 40 adicionales, aproximadamente, con financiamiento de aliados del sector privado. La meta del Distrito es mejorar la calidad de vida de 5 mil personas que ejercen este oficio.
La coordinadora del área psicosocial del Centro de Oportunidades, Jeniffer Yance, manifestó que uno de los puntos a destacar de este programa es que ha generado la unión familiar, convirtiéndose un negocio en donde todos los integrantes aportan su “granito de arena” para que este emprendimiento surja.
“El programa soluciona tantas cosas a nivel ciudad, tales como las vías, evita la contaminación, mejora la movilidad, el maltrato animal y la cultura ciudadana”, añadió Yance.
Explicó, además, que aunque el Distrito en compañía de las instituciones que acompañan este programa aporta los recursos, son los beneficiados quienes se encargan de que sus negocios funcionen.
Resaltó también que aunque la mayoría de personas cuidan a sus animales, algunos otros son maltratados.
Entre tanto, la Secretaría de Tránsito y Gobierno, en trabajo articulado con fundaciones animalistas, lideran procesos de adopción para encontrarles un lugar apropiado a los animales entregados en el programa. Alrededor de 400 ciudadanos ya se han postulado para acceder a uno de ellos.
Los adoptantes deberán cumplir requisitos, tales como tener la capacidad de un amplio espacio, con zonas verdes (de mínimo 2 hectáreas), en donde el bienestar sea la prioridad para los caballos, yeguas, burros y mulas del programa que ya disfrutan de un retiro digno en Barranquilla y otros municipios del Atlántico.
