El Heraldo
Rafael Polo
Barranquilla

El sancocho y la playa no faltaron en el ‘desenguayabe’ de Nochebuena

La música, el sancocho, las piscinas domésticas, las bebidas refrescantes y la playa fueron los ingredientes que reunieron algunos barranquilleros en la mañana de este martes festivo, después de la celebración de Nochebuena.

Algunos barranquilleros no pararon con la celebración del 24 de diciembre, mientras que otros reanudaron el jolgorio apenas amaneció.

La música, el sancocho, las piscinas domésticas, las bebidas refrescantes y la playa fueron los ingredientes que reunieron algunos barranquilleros en la mañana de este martes festivo, después del guayabo producido por la Nochebuena.

Tal fue el caso de un grupo de familiares y amigos del barrio El Santuario, quienes no pararon de celebrar a pesar de que el sol ya se posaba sobre el cielo azul despejado y, lo que era la fiesta por la Nochebuena, terminó siendo una "Mañana buena" para ellos, según comentó Manuel Osorio.

"Aquí no paramos y seguimos de largo hasta que el cuerpo aguante. Aprovechamos que estamos en un ambiente sano y nos quitamos el guayabo con más 'frías' (risas)", dijo jocosamente el operario de Artes Gráficas.

Sus declaraciones las dio mientras un vecino programaba en un equipo de sonido la canción 'Aires de Navidad' y a otro lo vencía el sueño provocado tras no dormir por más de 18 horas que llevaba la fiesta desde que esta comenzó.

En el borde de la terraza, en esa esquina de la carrera 8 con calle 48, cuatro botellas de ron y una decena de cervezas yacían ya consumidas.

Rafael Polo

Para ellos, el guayabo se superaba con más licor. Sin embargo, para la familia de Nubia Luna, residente en Galán, el guayabo producido por una celebración desenfrenada con música, bailes y trago, solo se sacaba del cuerpo con un sancocho de mondongo.

"Yo descansé entre las 12 de la madrugada y las 7 de la mañana. A esa hora me desperté para seguir disfrutando con mis familiares, que no han parado de festejar. Ya es tradición esta amanecida con los conocidos", manifestó la ama de casa.

Con la temperatura propia de diciembre, cuya brisa no alcanzaba a mermar la sofocación, se vieron en la obligación de resguardarse del sol con el apoyo de la sombra de un árbol. Pero no desistieron de continuar con la celebración.

Otros prefirieron salir de la ciudad y refugiarse en medio de los quioscos levantados con palma y con madera y el viento húmedo proveniente de la playa de Puerto Colombia, donde la fuerza de las olas obligó a las autoridades a instalar la bandera roja como precaución a los bañistas.

Entre ellos se encontraba Huber Cosio, quien llegó con su familia desde Ciudad Caribe, en Soledad, para refrescarse y descansar, después de la "recocha" en la Nochebuena.

"Estuve celebrando hasta las 12 de la madrugada y antes de mediodía decidí hacer el paseo hasta la playa con mis hijos, mi pareja y mi suegra. Pensé que acá iba a encontrar más gente bañándose, pero no fue así. Mejor, para mayor seguridad", sostuvo el asesor de ventas.

En medio de las calles desoladas por el ambiente festivo, la música seguía sonando entre las barriadas para amenizar la fiesta, esa misma que continuará con el Año Nuevo.

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