El Heraldo
Cuerpo de Bomberos de Barranquilla. Jesús Rico
Barranquilla

El heroísmo que se abre paso en medio de las llamas

El cuerpo de bomberos de Barranquilla llega hoy a sus 93 años de estar al servicio de la comunidad. “93 años de combatir el fuego con pasión”, dice el teniente Cesar Fonseca.

Desde el año 1989, a su llegada al Cuerpo de Bomberos de la ciudad, el hoy capitán Jaime Pérez, recuerda como aquel 9 de febrero encontró un poco menos de lo que esperaba en aquella estación para trabajar como todo un héroe, decidido a batallar contra las llamas.

De ser oficial, en el año 1992 pasó a ser Jefe del Departamento de Prevención y en 2008 fue nombrado cómo Capitán de la institución, en total son 31 años y tres meses, liderando el grupo de bomberos y conociendo al detalle a cada uno de los hombres que arriesgan su vida cada vez que suena la campana de emergencia.

“La responsabilidad ha sido mucha en todo este tiempo, no solo la responsabilidad del manejo de la seguridad de los ciudadanos, sino también la del manejo y cuidado de los hombres que tengo al mando” inició diciendo el Capitán.

En el año 1989 y el 90, los bomberos escasamente tenían tres maquinitas modelo 66 y durante todo ese tiempo lograron trabajar “con las uñas”, sin tener los equipos necesarios e incluso en muchos casos sin nisiquiera tener combustible, “fueron momentos difíciles cuando teníamos esas maquinitas viejas que hasta se nos quedaban varadas y recibíamos cuestionamientos de la misma comunidad porque no podíamos atender con eficacia y prontitud los incidentes por la falta de herramientas, éramos tan solo 53 bomberos para toda la ciudad” relató el capitán.

Pero los tiempos duros fueron cambiando, el Cuerpo de Bomberos de Barranquilla se fortaleció y hoy son 163 héroes que en vez de capas tienen uniformes y en vez de poderes tienen mangueras.

“En el año 2012 trajimos las primera siete máquinas de nueva tecnología para ello viajamos al exterior a Dakota del Norte en Estados Unidos, en compañía de algunos miembros de la institución, trajimos tres máquinas escaleras y una especial tipo ascensor para recates en altura y combate de incendios, esta última nos ha dado muy buenos resultados en los últimos acontecimientos” añadió Pérez.

En medio del relato, el capitán no tuvo palabras para explicar ese momento de la llegada de las maquinas modernas a la estación central de bomberos, la alegría de todos los oficiales fue inmensa “parecía un milagro”, porque ellos solo las habían visto en películas y soñaban con tener maquinas “como los bomberos de Estados Unidos”.

Hoy los oficiales están muy bien capacitados y día a día continúan instruyéndose para estar a la vanguardia tecnológica. “Contamos con muchos profesionales que se han ido a preparar en el exterior, y tenemos constantes capacitaciones por instructores que vienen de Estados Unidos y Brasil” dijo el capitán, y destacó a un oficial que para él es uno de los mejores preparados: “Rubén Pérez es uno de los más capacitados de nuestros oficiales, él tiene una certificación a nivel internacional y a diario se instruye de nuevos conocimiento en materia tecnológica”.

Su sueño era ser médico

A los 27, Rubén Pérez inició como bombero voluntario por invitación de un amigo y a partir de ahí fueron 12 años de servicio sin recibir un solo salario, con gratitud recuerda que el 4 de febrero de 1983 fue nombrado como bombero enfermero por sus estudios: “Yo llegué cuando estudiaba porque un amigo bombero que tenía me invitó y desde ahí me quedé, mi mayor sueño era ser médico y luego pensé en ser bombero, alcancé lo segundo y hoy soy feliz”, contó Rubén.

Innumerables veces ha sentido la necesidad de abandonar su labor, quizá cuando las emergencias se convierten en algo más que eso y las tragedias llegan a ser inevitables: “Más de una vez he pensado en no continuar, cuando se presentan esos casos en los que, por más que nos esforcemos, se pierden vidas, como en la emergencia de Villa Paraíso, donde murieron cuatro personas, entre ellas niños, o en el barrio Las Moras cuando murieron cinco y ni que decir de la del instituto penitenciario La Modelo, donde murieron 16 internos, esos episodios me han marcado mucho”.

El 30 de noviembre de 1990, Rubén sufrió un accidente cuando salía en una maquina a atender una emergencia y chocaron contra un árbol, el golpe fue tal que por poco pierde su brazo derecho, pero hoy dice que el regocijo de ir escalando dentro de su institución, y los buenos momentos cuando logran salvar el día son como “dosis de recarga para continuar”.

Su primer pensamiento antes de salir a la calle a combatir una emergencia es Dios, y al mismo tiempo encomienda a la ligera a sus compañeros “En cuestión de segundos oramos, y ya en la maquina organizamos el despliegue a partir de ahí es cuestión de tener tenacidad frente a cual sea  la situación que nos vamos a enfrentar” continuó diciendo Rubén.

“Los bomberos manejamos muchas sensaciones cuando llegamos a la batalla, manejamos estrés y hasta depresión cuando la situación está fuera de control, pero, al mismo tiempo de todo eso debemos recordar el entrenamiento, pararnos firmes y recordar para que estamos” añadió el oficial.

Estos hombres que se hacen héroes en medio de las llamas, tienen un sueño en común y es tener en Barranquilla su propia academia o escuela para seguir entrenándose y también formar bomberos voluntarios de la ciudad y de la región, con el único fin de crecer como equipo.

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