El Heraldo
Toma aérea del Gran Malecón del Río, de un sector de Barranquilla y de su extensión de 5 kilómetros frente a la ribera del Magdalena. David Cybul y Hansel Vásquez
Barranquilla

El Gran Malecón: de escenario cultural a protagonista social

La obra ha recibido a seis millones de visitantes desde el 2017. Expertos afirman que es un fenómeno sin precedentes en la ciudad. 

La fusión del atardecer con el Río, bañado también por los rayos anaranjados que iluminan sus aguas oscuras, se proyecta en el horizonte. Desde donde el verde de la naturaleza opaca el urbanismo de concreto y vidrios resplandecientes. El encuentro de la ciudad con lo salvaje, del follaje con la carretera, se ha convertido en un paisaje tan común —y recurrente— para todos los barranquilleros que, como si hubieran redescubierto su identidad, se volvieron a enamorar del Magdalena; un amor con el que todos nacieron.

Son muchos los que dicen que Barranquilla creció de espaldas al Río, a sus corrientes y sedimento. Pero la ciudad se debe –en gran parte– a lo que le ha traído este imponente caudal: desarrollo, industria y comercio.  Volver a él, ahora como centro turístico y de desarrollo cultural, le ha dado una mirada más profunda a su poco explorado horizonte, que —con la ciudad volcada hacia el Magdalena— ha abierto un nuevo episodio en la vida social barranquillera.

El Gran Malecón del Río, seleccionado por EL HERALDO como una de las obras más importantes del 2019, ha transformado la ciudad. No solo por el impacto social por el que se ha convertido en el centro de eventos y actividades culturales, sino también por la imagen cosmopolita y moderna que le ha entregado a Barranquilla, una ciudad —que como las grandes capitales del mundo— ha sabido aprovechar los recursos hídricos otorgados por la naturaleza.

No es solo que el alcalde diga siempre que le preguntan sobre la ciudad que el Gran Malecón es el lugar más visitado de Colombia, sino que Barranquilla, como ciudad cultural, colorida y alegre, nunca había vivido un fenómeno como este, el que le propone este escenario junto al Río Magdalena. Expertos y funcionarios coinciden en que hay una ciudad antes y después de esta obra, que ha transformado el semblante de la capital del Atlántico y de todos sus habitantes.

“Lo del Malecón es algo sin igual, más que darle la cara al Río es la posibilidad de que el barranquillero se una con otros sin distinto de razas ni estratos”, dijo el alcalde Alejandro Char, una opinión que comparte el secretario de Cultura del Distrito, Juan José Jaramillo: “Es el punto de convergencia de todas las familias barranquilleras, sin distingo alguno. Es, más allá del encuentro con el Río, el ícono de orgullo de los barranquilleros y de la pujanza de esta ciudad que se proyecta al mundo”.

Expertos

Su gran acogida entre los barranquilleros es un fenómeno que puede tener muchas explicaciones, pero que, según los expertos, puede estar influenciado por haberse convertido en la insignia de un sueño que tenían aplazado los barranquilleros.

Para sociólogos y urbanistas, la pérdida del contacto y de la relación directa con el Río antes del comienzo de siglo pudo haber sido —entre otras cosas— una de las razones más importantes para que este escenario se haya posicionado tan rápidamente.

“El siguiente paso debe ser lograr una conexión con el parque Isla de Salamanca que está al otro lado del Río, con el cual se tendría un vínculo más cercano con la naturaleza”, expresó Porfirio Ospino, arquitecto y urbanista barranquillero.

Para él, las fuentes hídricas de Malambo y Soledad, de donde provienen muchos de los visitantes del Malecón, también deben ser aprovechadas con el mismo fin.

Para Leonardo Romero, sociólogo de la Universidad del Atlántico y magíster en Estudios Urbano-regionales, al Gran Malecón hay que darle tiempo, pues debido a lo novedoso “se ha vuelto recurrente posar en él para las redes sociales”, lo que, afirma, “genera una necesidad de llegar, posar y de hacerle saber a su grupo social que se estuvo en ese lugar”.

Además, agregó que, pese a sus bondades, en la obra “se exagera con el cemento”, por lo que debería dársele paso a los paisajes de cultura anfibia, pesca, mayor cantidad de árboles y también contacto con los cuerpos de agua.

Quienes defienden su emplazamiento aseguran que “las diferentes posibilidades que entrega”, como lo indicó el secretario de Espacio Público y Control Urbano de Barranquilla, Henry Cáceres: “Hacen de este lugar especial, debido a los planes en deporte, gastronomía y entretenimiento que le ofrece a los barranquilleros”.

En esto último coinciden los barranquilleros de a pie, quienes —sin importar la hora y el sol— han recorrido de punta a punta el Gran Malecón del Río, al que asisten no solo a comer o a ver el atardecer, sino también a hacer ejercicio, practicar deporte y presenciar actividades culturales.

“Es un espacio que me llena de orgullo, porque uno tiene muchas cosas por hacer y es muy bonito. Uno puede venir a cualquier hora a cualquier plan y eso es muy positivo para el crecimiento turístico de Barranquilla”, dijo Viviana Cantillo, barranquillera.

Incluso para turistas, que acuden a la ciudad en esta temporada de fiestas, el Gran Malecón del Río se ha convertido en “referencia” y en un plan “que hay que hacer mientras se esté en Barranquilla”.

El Gran Malecón también cuenta con ciclorrutas. Josefina Villarreal
Facebook
Twitter
Messenger
Whatsapp
Convierta a El Heraldo en su fuente de noticias
X
COMO REPORTAR A WASAPEA
1. Agrega a tu celular el número de Wasapea a EL HERALDO: +57 310 438 3838
2. Envía tus reportes, denuncias y opiniones a través de textos, fotografías y videos. Recuerda grabar y fotografiar los hechos horizontalmente.
3. EL HERALDO se encargará de hacer seguimiento a la información para luego publicarla en nuestros sitio web.
4. Recuerda que puedes enviarnos un video selfie relatándonos la situación.