El Heraldo
Cerca de 240 mil menores de edad han sido reportados como casos confirmados de covid-19 en Colombia. Josefina Villareal
Barranquilla

El confinamiento y los ‘golpes’ a la salud mental de los niños

El INS asegura que el 42 % de los menores de edad han visto afectadas sus habilidades académicas por la cuarentena.

La pandemia de la covid-19 ha tenido un sinnúmero de efectos colaterales, que no solo ha afectado mentalmente a la población adulta, sino que también se ha ‘llevado por delante’ a los niños y jóvenes, quienes a una corta edad y algunos –sin entender en su totalidad lo que ocurre– han tenido que cambiar los parques, aulas de clase y demás espacios recreativos para quedarse en sus casas cuidando de su salud mientras continúan con sus vidas.

Los niños aseguran sentirse ansiosos de querer volver al colegio y reencontrarse con sus compañeros y profesores, y disfrutar de los distintos espacios que ofrecen los centros educativos.

Valeria, quien se encuentra cursando tercero de primaria, explicó que cada vez que da sus clases de manera virtual siente el vacío por no poder estar con sus amigas y profesores. “Yo le digo a mi mamá que me gustaría ir al colegio, yo haría todo lo posible por ir al colegio así sea media hora”, dijo.

Además, alega que de estar en el colegio no tendría problemas de internet y podría ver bien los videos que le comparten sus profesores, ya que en su colegio tienen una sala especial para este tipo de actividades.

Valeria contó que lo que más extraña de ir al colegio es ir al parque, sus amigas, a sus profesores, los momentos de almuerzo, lugares específicos para hacer deporte –ya que son más espaciosos y en su casa no tiene el espacio adecuado para realizar las actividades deportivas–, también extraña las clases de natación y patinaje.

La forma que los niños han encontrado para tener comunicación con sus compañeros de clases, en horarios distintos a los escolares, son a través de videollamada e incluso en videojuegos.

En cuanto al aprendizaje, la niña indicó que ha tenido inconvenientes por los problemas de conexión y, además, al momento de participar en clase sus compañeras abren el micrófono y la interrumpen, cosa que a ella no le gusta.

“Cuando tenía alguna duda, levantaba la mano y la profesora me respondía, ahora no siempre me ve”, dijo. 

Por su parte, María, quien trabaja desde casa, señaló que los problemas de conectividad y comunicación son los inconvenientes más grandes que han tenido con la educación virtual.

“Mi hija es una niña de 8 años, que demanda más atención y seguimiento, estar en clases remotas dificulta la concentración y el interés por parte de los estudiantes, para los docentes no es fácil tener dominio de la clase porque los niños tienen muchos agentes distractores en casa”, dijo.

66,7% de los adolescentes han vivido –al menos– una adversidad mental y cerca de un 50 % más de una en este nuevo escenario.

Recalcó que la exigencia en cuanto a aprendizaje –por parte del colegio– es la misma, al igual que los horarios de clases. “En nuestro caso son clases diarias de 8:00 a. m. a 4:00 p. m., esto es demasiado para un niño”.

Para los padres de familia los retos son más grandes debido a que deben cargar con la responsabilidad del trabajo, el seguimiento a la educación de sus hijos y el mantenimiento de sus casas.

María señaló que para ella el mayor reto es controlar las distintas emociones, “no es fácil ser mamá, profesora, trabajadora, ama de casa y psicorientadora al mismo tiempo”.

Lamentó el hecho de que los niños tuvieran que exponerse a la carga de estrés y presión –para la que no están preparados. Indicó que sus emociones se han visto afectadas y los colegios han dejado este tema en segundo plano, por pensar en cumplir solo con lo académico. 

Otro de los retos es mantener a los niños con una actitud adecuada para las clases remotas. “Soy yo, una adulta, y me canso de estar pegada a un computador todo el día, qué se puede esperar de un niño”, añadió

Para ella, no hay ventajas del estilo de vida que están llevando los niños ya que es una “fiel creyente” de que los espacios existen por algo, oficinas para trabajar, colegios para estudiar y el hogar para compartir tiempo en familia, descansar y hacer otro tipo de actividades.

Por su parte, Marly Montiel, quien se dedica al cuidado del hogar, vive con su esposo y dos hijos –de seis 6 y 11 años–, también calificó el proceso como “todo un desafío”.

“Haría todo lo posible por volver al colegio”, valeria Serrano, estudiante.

Señaló que los quehaceres de la casa toman tiempo y con la pandemia han tenido que jugar el rol de docente, ya que no es solo dejar que los niños se sienten en frente del computador y ya, porque debe estar pendiente si tienen algún inconveniente o si necesitan ayuda.

“El año pasado y este año nos ha tocado bastante pesado”, aseguró la mujer, quien explicó que el tiempo de estudio de ambos hijos lo tiene repartido durante todo el día; uno en la mañana y otro en la tarde y aun así debe estar pendiente de atender su hogar.

Marlon Valderrama, quien está cursando sexto grado, señaló que durante todo este tiempo se ha sentido “extraño” al no poder ver a sus profesores y compañeros en persona.

“Se hace un poco difícil estar conectado a un computador todo el día porque son horas distribuidas en estar conectado a las clases y el resto del tiempo para hacer mis trabajos. Ha sido difícil, pero yo lo único que quiero es completamente mis trabajos para tener un buen desempeño académico”, dijo Marlon.

Sin embargo, indicó que a pesar de estar detrás de una pantalla y no poder conocer mejor a los demás niños tienen una buena relación.

Él también se conecta en espacios distintos a los escolares con sus amigos a través de aparatos digitales para hablar sobre temas distintos a las tareas.

El 42 % de los niños ha visto afectado sus habilidades académicas: Instituto Nacional de Salud

El más reciente dato del Instituto Nacional de salud (INS) dio a conocer que alrededor de 240 mil menores de edad –entre los 0 y los 18 años– han sido reportados como casos confirmados de covid-19 en Colombia.

Se estima que un 66,7 % de los adolescentes han vivido –al menos– una adversidad mental y cerca de un 50%, más de una en este nuevo escenario. 

El estudio estima que el confinamiento va a afectar en tres niveles a la generación de niños que han tenido que vivirlo.

El primero es el nivel afectivo-emocional, el cual abarca todo lo relacionado con la salud mental de las personas y que a futuro puede derivar en ansiedad, depresión, trastorno adaptativo o estrés agudo postraumático. Las afectaciones más grandes aparecen en los niños entre 4 y 12 años.

El segundo es la dificultad en el desarrollo y aprendizaje, ya que las experiencias de los primeros años de vida tendrán un impacto en su carga genética, lo que determinará conductas posteriores, como el rendimiento académico, los logros laborales y las relaciones interpersonales. 

Indicaron que el 42 % de los menores ha visto afectadas sus habilidades académicas por la cuarentena.

El tercero es la vulneración de sus derechos. El INS explica que en la Constitución señalan que los derechos de los niños priman sobre los otros, pero advierten que las decisiones de confinamiento han priorizado la salud mental de otros grupos poblacionales como los adultos por encima de los más pequeños.

La educación virtual no puede ser la base del aprendizaje

La trabajadora social Teresita Durán afirmó que el confinamiento y el desarrollo de las clases virtuales sí afecta la salud mental de los niños, ya que no disfrutan de los ambientes escolares, los cuales tienen grandes repercusiones en su desarrollo psicoemocional.

Explicó que estos espacios, disfrutados por muchos durante muchos años y que ahora fueron suspendidos por la pandemia, ayudan a los niños en su etapa de crecimiento, ya que son un segundo punto de socialización diferente al de su hogar.

En los colegios los niños pueden experimentar aspectos fundamentales como la reafirmación de su creatividad, sus valores, sus iniciativas, jugar con otros niños de su misma edad, entre otros.

Además, aprenden lo que significa la tolerancia, el respeto, la aceptación y todo, de la mano de los profesores.

Pese a que estudiar –por ahora– es la única manera de no suspender su aprendizaje se debe tener en cuenta que esta no debería basarse solo a través de los medios tecnológicos, sino tener espacios de encuentros presenciales donde los niños y profesores puedan compartir de manera segura sin atentar contra su salud.

Según los últimos registros del Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE), el 31,02 % de la población (15.454.533) son niños, niñas y adolescentes; de los cuales, un 8.4 % de ellos se encuentra entre los 0 a 5 años y el 26.1 % en las edades de 14 a 18 años.

Recomendaciones de Mineducación

1. Establecer rutinas: Definan tiempos para aprender, jugar, ayudar en casa y descansar; y en la medida de lo posible, mantener los horarios que funcionaban antes del aislamiento como los horarios para levantarse y acostarse, asearse, comer, realizar tareas, jugar y descansar.

2. Conocer la situación: Es importante explicar a los niños los compromisos laborales y personales de las familias o cuidadores y los tiempos durante el día en que podrán atenderlos, y aquellos en que aun estando en casa, no estarán disponibles porque están trabajando o desarrollando otra actividad.

3. Disponer y adecuar espacios en el hogar: Defina el espacio en donde estarán desarrollando las tareas escolares y laborales cada integrante de la familia, y las reglas y acuerdos para el funcionamiento de esta organización del hogar.  El comedor o sala, ojalá con una mesa, son lugares más propicios que una cama en una habitación con el televisor encendido. 

4. Definir tiempos de acompañamiento y supervisión: La puesta en marcha de una modalidad de estudio en casa implica la necesidad de destinar tiempo al acompañamiento y supervisión de los menores, es importante que los adultos acuerden la distribución de esta función durante la jornada.

5. Preparar cada jornada diaria: Al inicio de la mañana y antes de iniciar el plan de estudios diario, dedique 15 minutos a revisar con los niños las tareas establecidas para la jornada, los objetivos previstos para el día, y verifique los materiales y recursos que requiere para desarrollarlos. 

6. Organizar tiempos para todo: Propiciar un ambiente con tiempos para aprender, jugar, ayudar en casa, revisar pautas de autocuidado y descansar.  Promover espacios para la actividad física, busque realizarlo en familia, utilizando los recursos disponibles.

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