El Heraldo
Rosa Pérez, una de las vendedoras de sahumerio, espera en su puesto a que los clientes se acerquen a comprarle su mercancía. Mery Granados
Barranquilla

Comercio religioso está en declive: vendedores

En la plaza de San Nicolás, los comerciantes manifestaron que las ventas han bajado a pocos días del inicio de la Semana Santa.

Los comercios religiosos de San Nicolás están “tan vacíos que asustan”, según manifestaron varios de sus vendedores. Entre esencias, estampillas de santos y crucifijos vive cada uno de ellos su propio viacrucis. Junto a esta imponente iglesia, en las inmediaciones del Paseo Bolívar, aún sobreviven, pero algunos ya perdieron la fe. 

Frente a sus puestos de venta esperan que se acerquen clientes, lo que sería “lo más normal” por ser Semana Santa. Pero, aún en plena zona comercial del centro de Barranquilla pareciera que los santos, los medallones y las estatuillas estuvieran eclipsados por el reguetón y el vallenato que suenan a todo volumen desde los locales de ropa y de otras mercancías. 

“Ya esto no es como en otros años”, fue la consigna de Yudi Castellano y el resto de comerciantes de mercancías religiosas en la plaza de San Nicolás. 

La mujer, que se ha dedicado por más de 35 años a ese negocio, aseguró que “antes la gente no cabía en el centro” en los días previos a la Semana Santa. Ayer, por ejemplo, muy pocas personas se acercaron a su caseta, en donde vende todo tipo de hierbas y esencias. 

Rodeados de zapaterías, almacenes de telas, tiendas de ropa, juguetes y electrónica sobreviven estos puestos religiosos, que lucen medio ocultos en medio del ajetreo diario del comercio de la zona. Aunque, como una estrategia de mercadeo silencioso, cerca a la plaza de San Nicolás huele a incienso y a sahumerio, olores que recuerdan a la Semana Santa.

“Lo que la gente compraba más era el sahumerio, que es bastante popular en esta época de Semana Santa.Ya ni eso. Acá ofrezco todo tipo de esencias y hierbas para baños”, dijo Yudi, mientras un campesino le intentaba vender miel de abeja. “Si usted quiere tener buena suerte le recomiendo un baño de albahaca, eucalipto y menta. Así se le quita esa saladera (risas)”.

A la espera

 Dentro de la vitrina Yudi conserva una esencia para “atraer clientes”, aunque confiesa que no se la ha podido aplicar porque sufre de dermatitis. “Antes sí me echaba de todo”, dijo. “Quizás por eso las cosas eran mejores”.

Como ella, en los cerca de siete puestos de mercancía religiosa en San Nicolás la percepción es la misma: “Ya no es lo mismo de antes”. Aunque, reconocen que después de tanto tiempo dedicado a ese negocio, del que algunos han vivido por más de 40 años, se han tenido que adaptar y abrirle campo a otras mercancías.

“Nosotros vendemos estos productos en Semana Santa (crucifijos, rosarios, hierbas y estampillas), pero nos ha tocado en otra época comerciar con otras cosas porque esto ya no se vende mucho”, dijo Carlos García, uno de los comerciantes de San Nicolás. 

Junto a él, en el puesto de al lado, Rosa Pérez vende maletas, pero le colabora a Carlos para vender sus productos. “Ya casi no viene gente a comprar esto, pero es Semana Santa, entonces uno cree que, finalmente, sí se venderá, como ha pasado muchas veces”, expresó.

Entre los productos exhibidos están estampillas del Sagrado Corazón y de varios santos. Mery Granados

Como era de mediodía, varios barranquilleros se acercaron a los restaurantes y a los diferentes puntos de comida informal que hay en el centro. Aún así, a pesar de los olores a sancocho de costilla, arroz de lisa y sopa de guandú, el incienso y el sahumerio permanecen, como una esencia religiosa.

Uno de los clientes que sí llegó a San Nicolás preguntó por un arcángel San Miguel, aunque indicó que “no era para él sino para una amiga que es muy devota”. “Esto es comercio, mercancía, porque la verdadera fe va por dentro. Ella me pidió el favor, por eso se lo compro”, confesó Mario Jiménez, el comprador.

La elaboración de estos productos, tejidos y elaborados por artesanos de la zona, son comerciados por estos vendedores que esperan un milagro para Semana Santa. 

Optimismo

 La esperanza recae en que, por estar próximos a la iglesia de San Nicolás, los feligreses acudan a ellos cuando asistan a las eucaristías tradicionales. 

“La verdad es que, a pesar de todo, este es nuestro sustento y, a diferencia de mis colegas, yo siento que la situación no está tan mala, que el comercio se sigue vendiendo”, dijo Claudina Tisoy, una vendedora proveniente del Putumayo. 

“Como vendedores de estas mercancías nuestro objetivo no es solo lucrarnos, sino también asumir la misión de difundir la palabra y hacer que la gente se acerque más a la religión”, expresó.

Otra de las vendedoras del Putumayo, Francisca Chasoy, atiende su puesto de ventas junto a su hija, que nació en Barranquilla. Ambas, indígenas quechua, se han dedicado a este negocio por años. Aunque, confesaron, “ha estado malo en los últimos años”. Según manifestaron, “la gente antes se acercaba más, pero a las nuevas generaciones no les atrae mucho este tema”.

Ad portas de la Semana Santa, los vendedores esperan que la situación mejore en los próximos días, sobretodo cuando se acerca el domingo de Ramos. 

Con la ilusión de que esa cruz de las bajas ventas se vaya, arranca para ellos otra temporada religiosa, para la que ya no les quedan muchas plegarias.

Reubicación

El secretario de Control Urbano y Espacio Público, Henry Cáceres, manifestó que la ubicación de estos comerciantes junto a la plaza de San Nicolás es provisional, mientras terminan los planes de reubicación. 

Según manifestó el funcionario, los negocios de estampillas y figuras religiosas hacen parte del grupo de vendedores que se acomodaron temporalmente en esa zona. Además, indicó que el proyecto de reubicación se hará efectivo a finales del mes de mayo. “Estos comerciantes están ahí ubicados mientras se adelanta la reubicación definitiva”, explicó Cáceres tras indicar que no hay comerciantes nuevos en la zona, solo los antiguos.

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