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Aspecto de la asamblea multiestamentaria realizada en octubre del año anterior, cuando se decidió declarar el cese de actividades. Archivo
Barranquilla

Asambleas estudiantiles: entre la validez y los cuestionamientos

A raíz de la coyuntura que se vivió en la Universidad del Atlántico, se ha abierto un debate sobre la legitimidad de las decisiones tomadas en esta instancia.

Durante las últimas semanas, los estudiantes de la Universidad del Atlántico participaron en una serie de asambleas para definir su posición con relación a la continuidad del cese indefinido de actividades.

En dichas instancias –caracterizadas por su naturaleza pluralista y deliberativa–, las bases estudiantiles construyeron una hoja de ruta que ha permitido avanzar en la reanudación de las actividades académicas en los próximos días.

Asimismo, la comunidad uniatlanticense avanzó en la discusión sobre la necesidad de modernizar los procesos al interior de la alma mater, posibilitando la participación de los distintos estamentos en la toma de decisiones.

Empero, las recurrentes agresiones y disputas que se han presentado en las asambleas universitarias han abierto un debate sobre la pertinencia de este tipo de espacios y la legitimidad de las decisiones que se tomen en su interior, así como el impacto que tienen en la gobernabilidad del principal centro de educación superior del Atlántico.

Proceso estructural. Para varios representantes del movimiento estudiantil, la pertinencia de las asambleas como espacio deliberatorio es dictado por su naturaleza heterogénea.

Kathleen Torres, vocera de la Facultad de Ciencias Jurídicas en la Mesa de Articulación de Facultades de la Universidad del Atlántico (MAFUA), aseguró que las asambleas son el espacio propicio para que  las bases estudiantiles participen en la toma de decisiones.

La estudiante de Derecho explicó que su convocatoria y desarrollo deben responder a las demandas y propuestas que nacen en el seno de la comunidad universitaria.

“Las asambleas tienen un proceso estructural. Primero se convocan las asambleas por programas, después por facultades y de último la multiestamentaria, para que todos los estudiantes expongan su opinión”, dijo Torres.

Para Mario Rodelo, miembro de la Asociación Colombiana de Estudiantes Universitarios (ACEU) – Atlántico, las asambleas estudiantiles se convierten en el “máximo órgano de decisión y coordinación”, debido a que reivindica el carácter amplio y democrático en este proceso.

“Históricamente, en las Instituciones de Educación Superior (IES) públicas el máximo espacio de decisión es la asamblea general. Este espacio permite la participación pluralista de los estudiantes”, expuso el joven, quien es estudiante de la Facultad de Ciencias Económicas de la institución.

Rodelo sostuvo que la convocatoria para las asambleas se realiza desde las distintas facultades de la universidad, apoyándose de los distintos canales tecnológicos para masificarla entre la comunidad estudiantil.

“Al momento de realizarse, algunos estudiantes toman el liderazgo y se propone un orden del día. Luego de esto, se da espacio a las discusiones pertinentes”, agregó.

Por su parte, Yesid Romero, vocero de la Facultad de Ciencias de la Educación ante la MAFUA, expuso que las asambleas permiten construir decisiones unánimes.

“La multiestamentaria se realiza para llegar a un consenso entre las facultades. La idea es construir, conjuntamente, la hoja de ruta ante la coyuntura que se viva en la alma mater”, explicó Romero. 

Cuestionamientos
Las agresiones han empañado varias asambleas estudiantiles en la Universidad del Atlántico. Archivo

Entre la comunidad uniatlanticense también existen voces de rechazo con relación a la utilización de este mecanismo democrático,  debido a la poca participación que se ha registrado durante las últimas asambleas estudiantiles.

“Los estudiantes hemos perdido el interés en participar en este tipo de espacios debido a que no hay cabida a expresar una opinión contraria a la de los convocantes”, sostuvo un estudiante de quinto semestre de Ingeniería Industrial, quien pidió la reserva de su identidad.

A su turno, Germán Zuluaga, presidente del capítulo Atlántico del Consejo Nacional Superior Estudiantil de Colombia (Consec), aseguró que las asambleas estudiantiles que se desarrollan en la Universidad del Atlántico se han convertido en un “espacio cavernario”.

“Las asambleas están deslegitimadas. Muchos no las toman como espacios válidos para dar a conocer su punto de vista y tomar decisiones”, expuso Zuluaga, quien recordó que en las últimas asambleas de Derecho no han asistido más de 100 estudiantes, muy a pesar de que el programa cuenta con cerca de 2.400 alumnos.

El estudiante de séptimo semestre de Derecho también fue enfático al indicar que “en estos espacios se debate con base a las pasiones y no a la razón, porque los movimientos estudiantiles tradicionales son los verdaderos encargados de tomar las decisiones”.

Asimismo, alertó que al interior de la universidad no se han reglamentado los consejos estudiantiles por facultades, los cuales están establecidos en el Estatuto Estudiantil, como  “órganos de decisión”. “Es necesario que la universidad garantice la participación democrática”.

Desde la academia

Alejandro Blanco Zúñiga, historiador y doctor en Ciencia Política, sostuvo que el modelo asambleario ha permitido determinar la organización y accionar de los movimientos estudiantiles, que se caracterizan por sus amplias capacidades intelectuales.

“Las demandas y reclamos del movimiento estudiantil son diversos. Esto implica que la toma de decisiones se haga en instancias democráticas no jerárquicas. Históricamente, los movimientos estudiantiles han acudido a este modelo como una forma de evitar decisiones unánimes”, explicó.

El historiador sostuvo, también, que no existen manuales para la toma de decisiones en el movimiento estudiantil, debido a que las reglas surgen según las necesidades del contexto y las decisiones que se deben tomar: “En el caso de la Universidad del Atlántico han surgido asambleas espontáneas y la organización depende del contexto”.

Blanco, quien se desempeña como docente de las facultades de Ciencias Humanas y Ciencias de la Educación de la Universidad del Atlántico, igualmente expuso que la democracia universitaria debe ajustarse a las necesidades del siglo XXI.

“Un amplio número de estudiantes insiste en una reforma de los estatutos, debido a la profunda crisis que vive la universidad y en busca de mayor participación”, especificó el docente universitario.

Por su parte, Ángel Tuirán, doctor en Derecho Público de la Universidad de Grenoble-Alpes (Francia),  expuso que el éxito de este modelo de participación en las universidades podría tener dos explicaciones.

La primera gira en torno a la necesidad que tienen los miembros de esos colectivos de participar e incidir en la toma de decisiones.

Asimismo, sostuvo que la segunda explicación podría deberse a la incapacidad de generar consensos y de organizar al colectivo en torno a un objetivo común: “Por esto, se hace más difícil la delegación, la representación y la negociación”.

Democratización
Un grupo de estudiantes ingresa a la sede norte para asistir a una asamblea, en el marco del paro. Archivo

Incrementar la democracia al interior de las instituciones educativas públicas se ha convertido, para el movimiento estudiantil, en una “demanda histórica”.

Tuirán, quien se desempeña como profesor del Departamento de Ciencia Política y Relaciones Internacionales de la Universidad del Norte, sostuvo que es necesaria la existencia de espacios para el ejercicio de la democracia directa, así como la democracia representativa.

Además, explicó que algunas universidades “deben trabajar en un modelo más incluyente y representativo, que permita tanto la exposición de ideas como generar los consensos que necesitan”.

Dijo que la construcción de este modelo implica el desmonte y renuncia de estructuras de poder que desarrollan su acción “a través de la influencia clientelar”.

“Estas estructuras son lideradas por algunos grupos dentro de las comunidades universitarias y buscan beneficios y privilegios con la captura de los órganos de decisión”, agregó.

Asamblea Universitaria

En un hecho sin precedentes, el Consejo Superior de la Universidad Distrital Francisco José de Caldas de Bogotá aprobó –el viernes 31 de enero– la creación de la Asamblea Universitaria, un órgano propuesto por la comunidad estudiantil que les entrega una importante participación en los temas estructurales de la alma mater.

A través de dicha figura, los estudiantes podrán participar en temas como la elaboración de políticas, planes institucionales y la reforma de los estatutos de la universidad. Es la primera oportunidad que se aprueba una Asamblea Universitaria en una institución de educación superior pública colombiana.

Avanza estudio de la reforma de los estatutos
Aspecto de una reunión de la comisión para el estudio de la reforma. Archivo

A partir del pasado jueves comenzó a correr el plazo de 45 días pactado entre la gobernadora Elsa Noguera y los estudiantes de la Universidad del Atlántico para culminar el proceso de reforma del Estatuto General.

Roberto Figueroa, representante de los docentes ante el Consejo Superior, aseguró que los principales objetivos de la comunidad estudiantil con este proceso son democratizar la elección del rector y los decanos, así como la modernización de la estructura interna de este centro de educación superior.

En un principio, la propuesta de los estudiantes contemplaba la modificación de los artículos 20 y 40, relacionados con la escogencia del rector y los decanos de las distintas facultades de la universidad.

Empero, el acuerdo sellado con la administración departamental abrió la puerta a un “cambio integral”, para permitir la participación de los distintos estamentos en la toma de decisiones y formulación de políticas en la alma mater.

Desde el viernes 31 de enero, la mesa técnica ha trabajado en la revisión de la propuesta para la modificación del plan de acción de la institución, el cual abarca aspectos académicos, administrativos y financieros.

“Estamos comprometidos con la reforma estructural del estatuto general que tanto anhelamos”, aseguraron los voceros de la Mesa de Articulación de Facultades de la Universidad del Atlántico (MAFUA) por medio de sus redes sociales, luego de la reanudación de las reuniones de la comisión.

Participación democrática en el Estatuto Estudiantil

El Estatuto Estudiantil de la Universidad del Atlántico contempla una serie de artículos relacionados con la participación democrática de la comunidad estudiantil.

En su artículo 174, por ejemplo, expone que entre los derechos de los estudiantes se encuentran la participación en la toma de decisiones que tengan relación con la vida universitaria y proponer derroteros académicos para el mejor funcionamiento y proyección de la Universidad a la comunidad.

Por su parte, el artículo 175 indica que en todo programa o facultad de estudios, los estudiantes pueden crear su organización estudiantil de carácter, amplia, democrática, asociativa y representativa.

Asimismo, indica que los estudiantes tendrán derecho a reunirse en asamblea general o particulares para que estas puedan fijar su forma de organización, período y estatutos internos.

“Cuando se realicen estas asambleas o manifestaciones dentro del claustro universitario, no se utilizarán frases o un lenguaje insultante contra las personas y además se realizarán en los recintos destinados específicamente para actos colectivos o en los espacios abiertos de la Universidad”, agrega el parágrafo 2 de dicho artículo.

Origen de las asambleas

Los primeros registros que se conservan de la asamblea como mecanismo para la participación de ciudadanos en la toma de decisiones provienen de la antigua Grecia.

Dichos espacios de participación implicaban que todos los ciudadanos se reunieran, debatieran argumentos y generaran consensos.

El historiador Alejandro Blanco sostuvo que esta instancia democrática tuvo mayor relevancia en Europa en el marco de las revoluciones burguesas.

“La Revolución Francesa, por ejemplo, desde sus inicios acudió a la Asamblea como mecanismo para dirimir, deliberar y decidir en medio de las diferencias entre los movimientos revolucionarios”, sostuvo Blanco, quien también es doctor en Ciencias Políticas y se desempeña como docente en la Universidad del Atlántico.

Asimismo, indicó que este modelo de participación democrática también tuvo gran acogida en el espectro político colombiano, al punto que a través de este mecanismo se logró estructurar la Constitución Política de 1991.

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