El Heraldo
Hansel Gómez, locutor de Radio Tiempo, superó el coronavirus tras pasar por una uci, pero perdió a su madre tres meses después por la enfermedad. Orlando Amador y John Robledo
Barranquilla

Ángeles y demonios, las vivencias de los recuperados de una uci covid

Los pacientes que han ingresado a una unidad de cuidados intensivos cuentan que el proceso es duro, pero los ayuda a vivir la vida de otra manera.

Dentro de una unidad de cuidados intensivos la angustiosa situación se resume entre ángeles y demonios. Parece el fin de los tiempos. Te inmovilizan de brazos y piernas. Te introducen un tubo por la tráquea para que los pulmones no fallen.

Te llenan de cables y te aíslan de lo único que podría servir para comunicarte con tus seres queridos: el celular. Estás solo. Solo con tu soledad. Agonizando sin saberlo porque la mayoría del tiempo no sabes que estás muriendo.

Cuando recobras la conciencia, un periodo frágil y corto, te ves más delgado, desorientado y perdiendo la batalla. Te aferras a lo que amas, oras, piensas, luchas y vuelves a cerrar los ojos.

Tienes claro que el covid te está haciendo daño. Que a veces es necesario pasar varias horas boca abajo para aumentar la cantidad de oxígeno dentro de tu cuerpo. Pero lo anterior es insoportable. Y ahí empiezan los dilemas.

De si lo que se hizo en vida fue suficiente. Que si cumpliste un propósito.  De cómo afrontarían una nueva perdida tus más cercanos. Pero no pierdes la fe. 

Entonces decides aguantar otro día más y cuando puedes volver a hablar tu cuerpo puede estar tan fuertemente sedado que sufres de alucinaciones. Llamas a tus amigos y les aseguras que estás muerto, que hablas desde el más allá.

Es el peor de los escenarios y eso que no tienes ni idea de que tu familia la está pasando peor. Solo les informan de tu estado cada 12 horas. Mentalmente y físicamente mal, pero el milagro se les da y notablemente mejoras, te desintuban, te trasladan a cuidados intermedios y luego recibes el alta.

Estás para contar el cuento. Pero indudablemente algo cambió en tu mente. Para bien o para mal.

“Yo pude salir del abismo gracias a Dios y me pude recuperar de ese suceso tan doloroso. La única secuela que tengo del covid es que se me cayó todo el cabello, pero ya de poco lo he podido recuperar. Lo que es cierto es que ahora valoro la vida más que antes. Esto me ha hecho valorar más la vida y las cosas que pasan a mi alrededor, cosas que antes no pasaban. Me llené de fuerza y valor para convertirme en una persona distinta”, explicó Hansel Gómez, locutor de Radio Tiempo que padeció de los males del covid el año pasado.

Hansel estuvo ocho días en uci, una instancia nada agradable que lo hace reflexionar cada vez que habla de lo que pasó. Con el aguacero de recuerdos, vienen nuevas ‘revelaciones’. Sobrevivió al covid a los 33 años de edad, los mismos calendarios a los que falleció su padre, quien dejó tres vidas en vida, la misma descendencia que tiene actualmente el comunicador. No quería que se repitiera la historia y esa fue su motivación para vivir. ¡Claro! y también por Katyna, su esposa.

“Yo fui huérfano de padre desde los 10 meses. Eso es algo que marca y no quería que mis niñas vivieran ese mismo dolor. Uno piensa en esas cosas mucho tiempo cuando está en uci. Yo sentía muchas veces que perdía la batalla, pero echaba para adelante” manifestó.

Y añade que “cuando me pusieron boca abajo los médicos yo les suplicaba a las horas que me volvieran a poner boca arriba porque era muy complejo estar así. Les escuchaba que no mejoraba, que si seguía así me iban a volver a intubar. Eso marca, pero estoy muy agradecido por recuperarme”.

“Lo único malo que me dejó el covid es que mi madre falleció tres meses después. No sabemos cómo se contagió porque se cuidaba. Creo que todos ya estamos cansados de este virus”, agregó.

“El no saber el final del coronavirus genera una situación de estrés en las personas”: Alan González, psicólogo.

El médico misterioso

Cuando Hansel estaba lúcido en uci recibió –según su relato– diferentes tratos de los médicos y la enfermera que siempre estuvo con él. Precisamente, a quien más recuerda es al galeno que le regalaba más palabras de aliento y lo motivaba a recuperarse.

Eso lo valoró mucho, pero cuando pudo abandonar el centro asistencial se dio cuenta que esa persona, a lo mejor, nunca existió.

Recuperarse del covid se convirtió entonces en la unión de la fibra más sensible, religiosa y  espiritual del ser humano.

“Es el único médico del cual no sé nada hoy en día. A la enfermera que siempre estuvo conmigo yo le he preguntado por él y ella me dice que nunca hubo nadie con esas características. Y eso es algo extraño porque yo los recuerdo a todos. Esto nunca lo había dicho y cada vez que hablo vienen nuevas cosas a mí sobre lo que viví. Eso me hace pensar que Dios me envió un ángel para poder salir adelante de esta enfermedad”, aseguró Gómez.

Ser más positivo

El médico oftalmólogo Luis Escaf, conocido por ser de los primeros integrantes del personal de la salud en recuperarse del covid, la pasó verdaderamente mal. Creía que los galenos que lo trataban eran demonios, que su alma ya se había desprendido de su cuerpo y que por varios ratos estuvo muerto y tenía la posibilidad de contarles a sus amigos.

Estuvo grave, pero nunca perdió la fe ni el positivismo.

Hoy en día considera que esa amarga etapa de su vida lo ha hecho más fuerte, mejor persona y alguien con un semblante mucho más próspero para afrontar cualquier reto.

“Secuelas no me quedaron, pero yo ahora me volví una persona mucho más organizada y positiva. Ahora siento que puedo lograr cualquier cosa que me proponga. No le tengo miedo a nada y si me toca afrontar una situación de esas, pues lo hago. Ahora hago todo en menos tiempo porque me di cuenta que podía organizar mejor mis cosas. Lo que sí tengo claro es que para esto es importantísimo el apoyo de la familia. Sin eso es difícil. También pido que le dejen a la gente que tenga el celular para que se comunique y no se sientan solos”, aseguró.

“Creo que cuando uno vuelve a la realidad es indispensable la actividad física y el contacto con la familia para salir delante de la mejor manera. Eso y ver las cosas de manera positiva porque indudablemente todos estamos agobiados y cansados de este virus”, agregó.

El médico oftalmólogo Luis Escaf asegura que ahora es una persona mucho más positiva.

Vivir con miedo

William* estuvo tan al borde del precipicio que un día decidió despedirse de su familia a través de una videollamada. Claramente se sentía sin fuerzas y consideraba que con el pasar de las horas su cuerpo iba a colapsar debido a los efectos del coronavirus.

Así que reflexionó sobre su vida y elevó plegarias al cielo para que a su familia no le faltara nada cuando él no estuviera.

El hombre, que tenía problemas de obesidad, decidió que iba a recibir la muerte de manera tranquila cuando ella deseara llegar, pero las semanas pasaron y la cita no se cumplió. 

A pesar de los grises prónoticos, William se recuperó de los males del ‘bicho’ y volvió a la calidez de su hogar, pero a pesar de la buenanueva, hoy reconoce que está “cansado” y “angustiado” por el coronavirus.

“Superas las enfermedad, pero la realidad te muestra que cada vez sigue muriendo más gente. Quedas con secuelas mentales. Te da miedo todo. Sientes que si seguimos así, la humanidad se va a acabar. Ahora uno vive con la angustia que se va a morir gente cercana y eso lástima mucho. Llena de preocupación. Por eso decidió buscar ayuda profesional”, contó el hombre.

La afirmación anterior fue validada por el CRUE. el Centro regulador de Urgencias y Emergencias reveló que desde el inicio de la pandemia se han disparo las llamadas por cuestiones ligadas a deterioro de la salud mental.

“Hay de todo. Hay gente que el encierro las ha afectado de gran manera y hay gente que el virus no la ha dejado continuar con un estilo de manera cómodo. Esto que se vive es una situación difícil, pero tratamos de brindarle la mayor ayuda la comunidad para que sobrelleve estas cosas”, informó la entidad.

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