2.100 familias de Sabanalarga y Sincelejo son afectadas con cortes de energía
Los habitantes de los barrios Santa Rosa y El Poblado fueron los primeros afectados. Hoy suspenden el servicio en Los Olivos, en Barranquilla, Valledupar y Montería.
Inconformes. Así se mostraron este martes los habitantes del barrio Santa Rosa, de Sabanalarga, luego de los cortes de energía realizados por la empresa Electricaribe.
Niños, jóvenes, adultos y ancianos manifestaron su descontento con la compañía al tomar esta decisión, la cual los deja sin luz alrededor de más de ocho horas.
Son 2.100 las familias afectadas en estos dos barrios, por la decisión de la empresa de energía de suspender el servicio por falta de pago del consumo que se les cobra a través de totalizadores comunitarios.
El servicio hoy será suspendido en el barrrio Emmanuel, de Valledupar; Nuevo Milenio en Montería; Los Olivos, en Barranquilla, y en el corregimiento de San José de Saco, en Juan de Acosta.
En Sabanalarga
“Es muy malo lo que hicieron, no pueden quitar la luz así durante casi ocho horas sabiendo la época en la que estamos, donde las altas temperaturas afectan a niños y ancianos”, sostuvo Sandra Charris Lorduy, ama de casa y mamá de tres niños, residente en el barrio Santa Rosa.
Por otra parte, Wilmar Muñoz, propietario de una tienda en el sector, y el cual también se ve afectado por el tema del corte de energía, aseguró que “esto de estar sin luz me tiene mal”.
“Si no tengo luz se daña la menudencia, el pollo, la carne, el yogurt. Al menos si hubiesen avisado del corte de energía uno se prepara, pero ni eso. Llegaron, quitaron la luz y se fueron. Tanto mi familia como mi persona estamos preocupados porque dicen que llega a una hora, pero realmente viene en otra”, agregó Muñoz.
A su vez, Petra Olmos, quien se dedica a la sastrería, manifestó que “tengo dos máquinas de coser, y el recibo me llega casi por $110.000, con eso me mantengo, pero la deuda ya es casi por $2 millones. Yo abono con $30.000, pero cada mes sube más la cuota”.
En Sincelejo
El aviso que da la bienvenida al barrio El Poblado, paradójicamente dice Punto Frío, sin embargo, las ventas de bolis, hielos y chichas están cerradas, “la vaina está caliente”, decía una de las habitantes mientras intentaba bajar la temperatura debajo de un palo de mango.
El barrio, conocido además de su pobreza e índice de violencia , se siente apagado, los picó que decoran gran parte de las viviendas estaban en silencio.
Este poblado ubicado en la zona sur de Sincelejo, habitado por más de 1.500 familias, desde ayer padece por la suspensión del servicio de energía que Electricaribe implementa en los barrios subnormales. Los turno para ellos son los martes y viernes de 8:00 a.m. a 4:00 p.m.
Con ello buscan disminuir la deuda acumulada de los últimos cinco años que es de mil millones de pesos.
Luis Fernando Salgado, es vendedor de hielos, bolis y chichas y con solo dos horas de la suspensión comenzaba a ver las pérdidas, aseguró que su familia, conformada por cuatro personas, vive de estos ingresos. Diariamente sus ventas están entre en 10.000 y 20.000 pesos que no recibirá ni los martes ni los viernes debido a la medida.
El caso de su vecina, no es menos traumático, Dorys Upegui, es la dueña de la tienda más grande del barrio, quien manifiesta que la mayoría de sus ventas son de productos refrigerados, sobre todo porque muchos de sus compradores no cuentan con nevera, de ahí que requieran los productos fríos o helados.
Aún no ha calculado las pérdidas, pero sí tiene claro que la suspensión no garantiza disminución de la factura, recordó que a principios de abril se fue el servicio durante 5 días y el cobro aumentó en 100 mil pesos.
El peluquero y el vendedor de pescado se encontraban sentados en una esquina, el primero no necesitaba comprar el apetecido marisco, ni el segundo iba en busca de un corte de cabello, ambos, hablaban de lo duro que era pasar un día sin ingresos por “capricho” de Electricaribe.
Mairis Ríos Narváez, presidenta de la Junta de Acción Comunal de El Poblado, enfatizó que desde fundado, hace 11 años,siempre han tenido problemas de energía, pese a que la misma comunidad se ha encargado de conseguir todos los elementos para que le presten el servicio.
Sostuvo que desde hace algunos meses fueron informados sobre esta medida cuyo fin tiene mermar el consumo de luz que mensualmente es de 33 millones de pesos y el recaudo no supera los 7 millones de pesos.
El recaudo se realiza todos los jueves, ya sea casa por casa o ubican una carpa que hace las veces de oficina donde reciben los pagos.
Los postes no están en buen estado, la mayoría son de madera y los de cemento, son producto de la compra de votos, aunque nadie lo dijo oficialmente, sí lo comentaron a viva voz.
María Cenaida Castaño, asegura que en su residencia solo cuenta con un televisor, una nevera y dos bombillos y el recibo le llega por 100 mil pesos, una cifra muy alta, teniendo en cuenta que la mayoría de la población es desplazada y viven del trabajo informal.
Ratificó que los postes están en mal estado, lo que representa un peligro para la comunidad, que a su vez no ve inversión a pesar de que en su mayoría cancelan el servicio que es medido a través de un contador comunitario.
Los pobladores, esperan que la medida no sea duradera y que así como esta empresa volcó su mirada para cobrar, las autoridades también paguen la deuda histórica que tienen con este barrio que no cuenta con agua, alcantarillado, gas, vías pavimentadas y que dos veces a la semana se siente “apagado” por falta de luz.