Reciclaje a través de la música, una iniciativa a favor del medio ambiente
En Barranquilla se adelanta el proyecto independiente ‘Instrumentos para el Mundo’ que busca por medio de la educación generar conciencia ambiental y apropiación cultural.
Reciclar se ha convertido en una tarea imperante toda vez que reduce la contaminación de los ecosistemas y contribuye a una mejor calidad de vida de los seres que habitan en la tierra.
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Gran parte del problema que acarrean los territorios costeros, como el departamento del Atlántico o Bahía Solano y Bahía Málaga, en el Chocó y Valle del Cauca, respectivamente, es que se convierten, por el arrastre de la marea, en receptores de plásticos de un solo uso y otros tipos de residuos que terminan desencadenando ciertas afectaciones a estas zonas y poniendo en riesgo la seguridad alimentaria de las comunidades.
En el caso de la Costa Pacífica, varias de sus poblaciones sufren por la acumulación desmedida de basuras por la falta de una planta de tratamiento que procese estos materiales y haga un mejor aprovechamiento de los residuos.
Y ante la ausencia de acciones gubernamentales para solucionar estos problemas surgen iniciativas ciudadanas que buscan mitigar el impacto negativo, generar conciencia ambiental y contribuir a una sostenibilidad de los recursos naturales.
Sergio Pardo, líder del proyecto Plástico Precioso Uramba, manifestó que la comunidad no tiene más alternativa que enterrar los residuos en las áreas protegidas de Bahía Málaga o proceder a una incineración de los plásticos.
Por ello, a través de su iniciativa, ha desarrollado estrategias que ayuden al reciclaje de estos residuos en la zona de influencia.
“Estamos haciendo un proceso con niños y con comunidad en estrategias de trueques ecológicos. Hacemos cine club donde las crispetas cuestan cinco tapas plásticas y la limonada otras cinco tapas. Reciclamos plásticos recuperados de las playas y en máquinas de temperatura y presión hacemos nuevos objetos de utilidad”, contó.
Otro caso de transformación se da desde Barranquilla con una iniciativa independiente que busca, a través de la música, impulsar la apropiación cultural, así como también generar conciencia ambiental a través del reciclaje.
El proyecto, liderado por el músico William Martínez, permite a niños, jóvenes y adultos adentrarse en las raíces musicales del Caribe colombiano utilizando materiales que han cumplido su vida útil para darles un segundo uso y construir instrumentos con ellos.
Se trata de ‘Instrumentos para el mundo’, que nació hace dos años por medio de una postulación al portafolio de estímulos de la Secretaría de Cultura.
“Una de las preguntas requisito para presentar el proyecto era de qué forma se puede enriquecer el ecosistema musical, y mirando la sociedad en la que nos encontramos me di cuenta de que no hay mucho en cuanto a reciclaje, el acceso a los instrumentos es muy elevado y el conocimiento general de la gente frente a los instrumentos autóctonos es muy pobre. Ahí vi como esta propuesta podría dar respuesta a estas tres preguntas y desde ese momento nació ‘Instrumentos para el mundo’”, contó.
Del proyecto hacen parte niños y niñas que asisten a unas clases dictadas por Martínez, en las que se les enseñan los instrumentos autóctonos de la región, la importancia del reciclaje y su posterior construcción.
“El ecosistema musical está conformado por el tejido social y este tiene que sanar en sus diferentes áreas (…) todos los niños son exploradores por naturaleza y de alguna forma la llegada de la tecnología se ha robado un poco el jugar y el experimentar. Entonces este trabajo con los niños busca no solamente enseñarles acerca de los instrumentos autóctonos, sino que ellos exploren sobre acústica, sonido, música y que generen sus propios instrumentos”, dijo.
Las botellas plásticas y de vidrio, tubos de PVC, vasos, madera, cajas y otros elementos sirven como insumo para que estos pequeños puedan crear flautas, gaitas, tambores, guacharacas y demás instrumentos reciclables.
“Son pequeñas clases y no todas son teóricas. Reúno a los niños y les hablo del sonido. Los primeros experimentos que hacen son teléfonos con vasos plásticos desechables y usando otros materiales reciclables ven que hay unos que transmiten mejor la vibración que otros”, dijo el músico, quien agregó que a partir de la primera experiencia los niños dejan de ver la basura como basura y siempre buscan en cada cosa que se encuentran las formas de generar un sonido y crear instrumentos.
De estas clases resulta un manual con el tipo de instrumentos que escogieron, los materiales que utilizaron, las partituras que idearon y las canciones que crearon. “Ese material queda y sirve de base para expandir el proyecto a otros lugares”.
“Lo más importante de todo esto es que si tienes una conciencia no solamente de la música de la región, sino la importancia del reciclaje la hicimos, porque estamos educando a la gente, haciendo música y reciclando. Ya eso hace un cambio a la sociedad y es lo que buscamos con ‘Instrumentos para el mundo’”, aseveró.
Por último, manifestó su deseo de que el proyecto pueda ser financiado por el Estado o las administraciones distritales o departamentales para ofrecer a los colegios cursos gratuitos para que los estudiantes creen los instrumentos, reciclen y se haga la divulgación de los resultados de las investigaciones que se han hecho de los instrumentos en vías de extinción.
De acuerdo con el informe Estado del Plástico 2018 de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) cerca de 13 millones de toneladas de plástico caen en los océanos cada año.
Sergio Córdoba, docente del programa de Ingeniería Ambiental de la Universidad El Bosque, precisó que “hay estudios que han demostrado que desde el 2000 hasta el 2022 se ha producido el 44 % de todo el plástico de toda la historia de la humanidad”.
Indicó que hay que ir un poco más allá de estas cifras y “comenzar a limitar y prohibir el consumo de plásticos en su totalidad”.
El pasado mes de octubre, la Gobernación del Atlántico –en conjunto con ONU-Hábitat Países Andinos– realizó una jornada de limpieza de playas en el sector de Santa Verónica. Durante las labores, un total de 141 voluntarios recolectaron 2.3 toneladas de residuos sólidos, entre plásticos, vidrios, madera náufraga y latas.
Estas iniciativas se suman a las realizadas por otras entidades sin ánimo de lucro en las playas del departamento del Atlántico.
