Pandillas vuelven a enfrentarse bajo la lluvia en Soledad
A través de la línea Wasapea a EL HERALDO, vecinos del barrio Las Moras Etapa I reportaron daños en sus propiedades.
Por Ezequiel Pretel
En el barrio Villa Las Moras Etapa I, ubicado en el municipio de Soledad, se registraron enfrentamientos con piedras y palos entre grupos de jóvenes en medio del fuerte aguacero registrado en la noche de este sábado.
A través de la línea Wasapea a EL HERALDO, vecinos del sector reportaron daños en sus propiedades, tales como afectaciones en ventanas, puertas y techos de las casas. También denunciaron que se presentaron atracos en la zona por parte de los “vándalos”.
Además, aseguraron que desde el inicio de la ola invernal se viene presentando esta problemática con frecuencia y que las autoridades “brillan por su ausencia”, ya que, según ellos, se contactaron con el cuadrante de la Policía, pero no se presentó en la zona.
“El alcalde de Soledad ni su gabinete se ha apropiado del tema de inseguridad en los barrios del municipio”, declaró un testigo de los hechos, quien pidió la reserva de su identidad.
El ciudadano agregó que temen porque personas involucradas en los hechos conflictivos residen en el mismo sector y “podrían tomar represalias en contra de ellos”.
Este medio consultó a la Policía Metropolitana de Barranquilla sobre el caso y sostuvo que atendieron el llamado en varios sectores de Barranquilla y los municipios que conforman el área metropolitana, puesto que se registraron desordenes similares en distintos sectores.
Estos enfrentamientos con piedras, palos y otros elementos se han convertido en un fenómeno social que se presenta desde hace varios años cuando hay lluvias en los sectores populares de Barranquilla y Soledad.
EL HERALDO consultó a Guissepe Damato Castillo, magister en Historia de América Latina y doctor en Ciencias Jurídicas y Políticas, sobre esta problemática que genera incertidumbre a la comunidad.
El también docente e investigador de la Universidad Sergio Arboleda planteó que este problema responde a distintos factores sociales, entre los cuales influye el hecho que estas personas se ubican en zonas de pobreza y violencia urbana que se genera a partir del crecimiento espacial y demográfico.
“Las escasas oportunidades para acceder a educación de calidad y superar la precariedad económica arroja a los jóvenes a las vías, y en estas encuentran fácilmente grupos de amigos, desconocidos y habitantes de sus mismos sectores con dificultades similares” agregó el académico.
Otro factor, según el experto, obedece a la construcción histórica de conceptos como dominio y poder. “Dentro de sus imaginarios las calles les pertenecen y el bando contrario limita esa posesión; la única forma de ejercer un control real es mediante la disputa física, con piedras, armas cortopunzantes y de fuego artesanales”.
Damato Castillo también dijo que “esa mentalidad de disputa es herencia de las peleas entre pandillas de los 80, 90 y principios de este siglo en las mismas localidades por el control del microtráfico, las actividades ilegales o el control de las periferias a través de la violencia desmedida”.
En cuanto al por qué se presentan estos desmanes cuando llueve en estos sectores, plantea que, en la temporada invernal, cuando las calurosas calles de la ciudad reposan, se facilita el desplazamiento en numerosos grupos ante la poca vigilancia de las autoridades.
