Gabriel: un vigía por la convivencia
Durante cerca de ocho años, este hombre ha liderado un trabajo comunitario para alejar a los niños y jóvenes de la drogadicción en la Urbanización Las Gardenias, ubicada en la localidad Metropolitana.
Consumo de drogas, violencia intrafamiliar y enfrentamientos entre pandillas hacen parte del imaginario que rodea a la Urbanización Las Gardenias. Son más de 20 mil las personas que residen en este sector de la ciudad, que recurrentemente es reseñado en estas páginas por noticias negativas.
Con la intención de generar un cambio social que permita mejorar la convivencia y mostrar una “cara más amable”, Gabriel Canchila ha venido liderando un “arduo” trabajo que permea –en especial– a niños, jóvenes y población migrante.
En su mente están intactos los recuerdos de aquella época violenta que vivió en su natal San Antero (Córdoba). Huyendo de ese flagelo, el hombre de 40 años emigró junto a su familia a la capital del Atlántico, donde se ha residenciado durante la última década.
“Soy desplazado y el Gobierno nos asignó un apartamento acá. A mí toda la vida me ha gustado servir a los demás y empezamos a desarrollar un trabajo social con las distintas comunidades que, como yo, llegaron hasta este lugar”, recordó mientras recorría los pasillos de una de las torres de apartamento.
Un episodio familiar inclinó parte de su trabajo comunitario hacia la prevención del consumo de drogas. Uno de sus sobrinos cayó en “esas garras” y en medio de la persuasión para alejarlo de ese mundo, pudo detectar las falencias que llevan a que los jóvenes del sector recurran a dicha práctica.
“Los jóvenes lo que quieren es una oportunidad. Ellos están pidiendo a gritos que les brinden atención, que puedan tener un espacio para sentirse importantes y útiles para la sociedad”, contó Gabriel.
Desde ese momento ha liderado distintos procesos para que los jóvenes de la urbanización puedan “recuperarse” e integrarse a distintas actividades. Una de las más recientes ha sido gestionar cursos con el Sena, para brindarles un espacio de formación a ellos y sus familiares.
“También hemos hecho trabajo psicosocial, con amigos que desinteresadamente nos han apoyado para sacar adelante a Las Gardenias. Son unas bendiciones que han llegado a la urbanización”, agregó.
Otra de las acciones clave del proceso que lidera es enseñar a vivir en comunidad. En su concepto, esta es la “raíz” de las diferencias entre vecinos, que en varias oportunidades ha terminado en episodios desafortunados.
Con su trabajo, Gabriel se ha ganado el respeto y la admiración de sus vecinos. No por menos se desempeña como presidente de Convivencia en este vasto complejo habitacional.
“Valoramos mucho los proyectos que impactan positivamente a los niños y los jóvenes, para evitar los conflictos y tener una mejor convivencia”, dijo Milena Montes, una de las habitantes de este sector.
Y es que la comunidad de Las Gardenias se ha empezado a convencer de que la prevención es vital para la construcción de una mejor sociedad, de una mejor vida.
