Secretarias en cuerpo, corazón y alma
Lineth Schoonewolff llega todos los días puntual a la calle 80 con carrera 49C, donde queda Disclínica S.A., la empresa donde trabaja. Lo primero que hace cuando se sienta en su puesto es revisar el correo institucional y las páginas web de las entidades médicas y clínicas del país para ver si han publicado alguna licitación.Una vez hecho lo anterior, procede a verificar la agenda de su jefe, el doctor Álvaro Velásquez. Le informa las citas y compromisos que tiene y sigue planificando y organizando cuanto tenga que ver con su programación.Ella es más que la que redacta las cartas y hace llamadas en la organización donde labora. Es más que la que cumple órdenes en su cargo de Asistente de Gerencia General. Lineth, con casi diez años de experiencia como secretaria, es la mano derecha de su superior y un gran soporte en toda la empresa. Si una llamada no se atiende, si una cita no se anota, si no se notifica de cambios en la agenda todo puede acabar en caos.Liliana Márquez se acomoda frente al computador de su escritorio a las 8:30 a.m. Hace 12 años sigue esta rutina en BT Servicios Legales S.A., empresa que desde sus inicios contó con su presencia en el grupo de empleados. Allí es ama de sus funciones: las domina porque las repite una y otra vez, y la práctica hace al maestro. Saca la cuenta de sus años laborales con una calculadora. Resuelve inconvenientes así, siempre propone una solución a todo y su espíritu atento y colaborador no descansa.Como Asistente Administrativa de la doctora Beatriz Vélez se encarga de cada detalle de su agenda diaria. También apoya a los departamentos de contabilidad y recursos humanos de la empresa.Ambas tienen historias que contar, anécdotas del día a día en su profesión que se acumulan con el paso del tiempo que, viendo en retrospectiva, las hacen pensar en ellas y sacarles una sonrisa, incluso una carcajada. Lineth cuenta con gracia la historia de una confusión bastante particular: tenía apenas seis meses en el puesto que hoy desempeña, luego de ser secretaria de recepción, y su jefe la mandó a llamar y preguntar por el señor Belisario Romero. Cuando su interlocutor levantó el teléfono y le preguntó que con quién quería hablar ella dijo que con Belisario Betancur. Risas fueron y vinieron, y algo de pena también. Una ‘metida de pata’ para recordar.Se nota que aman su trabajo. Contrario a lo que muchos piensan, por lo desgastante que puede ser lidiar con llamadas, quejas, citaciones todo el día, ellas han aprendido a convivir con su profesión, que escogieron sin presiones . Su título de secretarias viene de secretos, de datos atesorados con recelo de la compañía a la que prestan su servicio indispensable, donde la lealtad y el tesón las definen.Por Andrea Jiménez J.