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Umberto Eco, filósofo y escritor italiano que falleció este viernes, a los 84 años.
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Se acalla el ‘Eco’ de la estética medieval y la semiótica moderna

El escritor y filósofo italiano Umberto Eco falleció ayer a los 84 años, en su casa en Italia. ‘El nombre de la rosa’ fue su máxima obra.

Umberto Eco, el escritor y semiólogo italiano que criticó a lo largo de su vida la manipulación en el periodismo y la corrupción, autor de obras inolvidables como El nombre de la rosa, falleció este viernes en su casa a los 84 años, informó el diario italiano La Repubblica.

Según el rotativo italiano, la muerte del autor ocurrió en torno a las 22.30 hora local (21.30 GMT) y fue confirmada por la familia.

Eco nació en Alejandría el 5 de enero de 1932, y destacó como semiólogo, filósofo y escritor.

Tras conocer la noticia, el primer ministro italiano, Matteo Renzi, expresó sus condolencias a la familia y destacó de Eco su "inteligencia única" capaz de "anticipar el futuro".

"Fue un ejemplo extraordinario de intelectual europeo, unía una inteligencia única con una incansable capacidad de anticipar el futuro", destacó Renzi, según informan los medios locales.

"Es una pérdida enorme para la cultura, que echará de menos su escritura y su voz, su pensamiento agudo y vivo, su humanidad", concluyó.

Entre los mayores éxitos de Eco se encuentra, además del citado "El nombre de la rosa" publicado en 1980, también "El péndulo de Foucalt" (1988), una novela que narra la historia de tres intelectuales que inventan un supuesto plan de los templarios para dominar el mundo.

Galardonado con el Premio Príncipe de Asturias de Comunicación y Humanidades en el 2000, escribió su último libro el pasado año con el título "Número cero", una crítica al mal periodismo, la mentira y la manipulación de la historia.

En una entrevista con Efe en abril pasado en su casa de Milán, frente al castillo Sforzesco, cerca del Duomo, tras publicar esta su última novela, Eco declaró es una parodia sobre estos tiempos convulsos porque "esa es la función crítica del intelectual".

"Esa es mi manera de contribuir a clarificar algunas cosas. El intelectual no puede hacer nada más, no puede hacer la revolución. Las revoluciones hechas por intelectuales son siempre muy peligrosas", precisó.

"Número Cero" es una novela periodística, más breve que las anteriores, que solían tener 600 páginas; por eso suena de diferente manera, según su autor.

"Esta me ha salido con ritmo de jazz, las otras eran como una sinfonía de Mahler y esta es más de jazz por el argumento, con temas más rápidos, como es el periodismo", declaró a Efe.

La historia de su último libro comienza con la creación, por parte de un empresario italiano (que hace pensar en Silvio Berlusconi) de "Número cero", un ejemplar de un periódico en pruebas que se desarrolla en 1992.

Este periódico quiere salir con la intención no de informar sino como herramienta de poder para meter presión, desacreditar a políticos y rivales o crear informes, noticias falsas y complots.

"Desde hace más de diez años tenía esta novela en mi cabeza, siempre he querido hablar de los problemas del periodismo y ahora también de Internet, donde se puede mentir mucho. Yo lo utilizo -añade-, por ejemplo, para esta novela, donde me he informado sobre la autopsia de (Benito) Mussolini".

"Pero internet es como el automóvil, no se puede pasar la vida en internet como no se puede estar todo el día en el coche", advierte.

Y es que "Numero cero", además de ser una radiografía sobre lo peor del periodismo, del poder y la corrupción -"no son las noticias las que hacen el periódico, sino el periódico el que hace las noticias y saber juntar cuatro noticias distintas significa proponerle al lector una quinta noticia", dice un personaje-, es también la visión de Italia de los últimos 30 años.

Una Italia cuya historia es la de "un pueblo de puñales y venenos", como dice una de las protagonistas. "Elegí 1992 para situar el libro porque en ese momento hubo esperanza, nació 'Manos Limpias' y parecía que todo iba a cambiar, la lucha contra la corrupción, pero llegó Berlusconi y las cosas fueron justo al contrario".

El libro termina con sabor agridulce porque si bien antes todo era más opaco, y a quien revelase información o descubriera, algo importante, le podía costar la vida, "hoy, cuando afloran los nombres de corruptos o defraudadores y se sabe más, a la gente no le importa nada y solo van a la cárcel los ladrones de pollos albaneses", dice Eco.

Además de sus novelas, de las que ha vendido más de 30 millones de copias de todo el mundo, según los medios italianos, Eco destacó también por ser autor numerosos ensayos sobre semiótica, estética medieval, lingüística y filosofía.

Su primera obra de semiótica fue "La structura assente", publicada en 1968, y a ella le siguieron "Forme del contenuto" y "Il segno" (1973), dos aclaraciones de la primera que culminaron en una obra más completa sobre la materia, "Tratado de semiótica general", publicada en 1975.


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