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El presidente Juan M. Santos lució, como ha sido habitual en sus visitas a Cuba, camisa blanca. ‘Timochenko’ se dejó ver con una barba delineada, y también de blanco. EFE
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Lo que nadie notó de la firma del cese al fuego bilateral

En el discurso político no solo influyen las palabras, el lenguaje corporal también es relevante. Expertos hablan sobre lo que también ‘dijeron’ Santos y ‘Timocheno’.

La Habana, Cuba, ayer fue testigo, según el presidente Juan Manuel Santos, del “fin del conflicto armado con las Farc”, la guerrilla más antigua del mundo. Un paso que, tanto Santos como Rodrigo Londoño, alias ‘Timochenko’, comandante en jefe de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (Farc), consideraron en sus discursos como trascendental en la historia colombiana. Pero más allá de sus palabras, los máximos representantes de este acuerdo también ‘hablaron’ con su atuendo, sus ademanes y sus gestos.

El Salón de Convenciones, ubicado en la capital cubana, acogió a un gran número de personas entre las cuales se encontraban las delegaciones del Gobierno nacional y la del grupo insurgente, figuras políticas y periodistas que estuvieron presentes en la firma del acuerdo del cese bilateral de fuego. Nunca antes se había llegado tan lejos en unas negociaciones entre algunas de las partes implicadas en la guerra, ni se había estado tan cerca de lograr su finalización.

Si bien las palabras que cada uno de los líderes de las partes manifestó, fueron de gran relevancia a la hora de hacer mella en el público presente y las miles de personas que los observaron a través de las pantallas, existen otros elementos que conforman sus discursos políticos y de los cuales también depende en gran medida la receptividad que logren generar.

De acuerdo con Luis Villalba, politólogo y experto en comunicación política, ‘Timochenko’ manejó su discurso con voz tranquila y seguro de sí mismo, lo cual le ayudó a hacer énfasis y a despejar dudas acerca del próposito del acuerdo. Además, Villalba considera que mencionar al difunto presidente de Venezuela, Hugo Chávez, “podría interpretarse como una especie de ‘saludo ideológico’ discreto, sin mencionar algún componente de doctrina de izquierda”.

Así mismo, el experto señala que su barba delineada y su guayabera blanca “envían una señal de neutralidad, paz y experiencia al público” que lo ayuda a alejarse de la imagen guerrerista o insurgente con la que se le relaciona. “Buscando mostrar un aire de civil y de legalidad, acorde a su discurso, donde reitera que las Farc seguirán haciendo política por medios legales”, añade.

Igualmente, el experto en política considera que el atuendo de Santos –de  camisa blanca– y su prendedor en forma de paloma no solo demuestran neutralidad y deseo de conciliar, sino “la consistencia del mensaje institucional de la paz”.

Villalba también expone que el hecho de que el presidente de la república hablara pausadamente significa que estaba buscando llamar y mantener la atención del público, para explicar en 5 puntos el acuerdo firmado, y negar o refutar “cada una de las principales críticas que han realizado los detractores del proceso de paz, aclarando que aún faltan algunos puntos por acordar”.

Postura diferente

Por otro lado, Felipe Riaño, experto en ciencia del comportamiento, asegura que el contexto y el discurso son esenciales a la hora de hacer un análisis corporal, dado que éstos muestran la coherencia y veracidad de lo que se dice tanto en lo verbal como en lo no-verbal.

El especialista, de manera ‘imparcial y honesta’, según asegura, percibió que con la actitud de ‘Timochenko’, quien se mostró firme y seguro en su discurso, se puso en evidencia “corporalmente hablando, su postura a la hora de hacer una fuerte política en los próximos años”.

Riaño manifiesta que, por medio del lenguaje corporal del comandante de las Farc percibe un tono de voz y gestualidad que deja entrever “mayor ánimo, fuerza y vigor cuando habla de su visión política e ideológica”, pero que carece “totalmente de palabras de humanidad, aflicción y esperanza en su sermón”.

En lo que respecta a Santos, Riaño afirma que mientras el cabecilla izquierdista hablaba, el presidente no respondía a los aplausos y “miraba al líder guerrillero con desdén”. 

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