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El historiador y doctor en derecho Enrique Gaviria Liévano durante esta entrevista en su residencia en Bogotá.
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“La historia del litigio por San Andrés no se ha contado como es”

A propósito del lanzamiento de su quinto libro sobre el tema, en el siguiente diálogo con este medio el historiador hace una serie de precisiones y revela datos históricos frente a la controversia por fronteras que han mantenido Colombia y Nicaragua.

El historiador y doctor en derecho y ciencias políticas Enrique Gaviria Liévano hace la salvedad de que su más reciente publicación, La desintegración del archipiélago de San Andrés y el fallo de La Haya, no es un libro estrictamente jurídico, sino de una connotación histórica con el que pretende ilustrar al lector respecto a cómo ha sido la actitud de la diplomacia y de la clase dirigente colombiana, la cual considera no le ha prestado la suficiente atención a los problemas internacionales, como el secular diferendo limítrofe.

Además de recordar que a lo largo de la historia Colombia se ha dejado usurpar  territorios heredados de la Corona española, según la Real Orden del 30 de noviembre de 1803, el académico desvela detalles que muy pocos conocen, como el episodio del general  George Hodson, un revolucionario sanandresano que se oponía al inconveniente tratado Esguerra – Bárcenas de 1928, mediante el cual Colombia perdió sobre lo que tenía ganado y Nicaragua ganó sobre lo que no poseía.

Es el quinto libro que Gaviria Liévano publica sobre el tema, un estudio que recoge las tesis que siempre ha sostenido sobre el  manejo que Colombia ha debido darle a un problema frente al cual no ha habido un manejo beneficioso, especialmente  para los raizales, pues aclara que el territorio no es del Gobierno sino de los colombianos. Consciente, como cuando fue atacada su llamada Doctrina Gaviria, el autor sabe que hablando de las islas de San Andrés y todos sus cayos, son también muchos los callos que pisa. Esta vez no será la excepción a

¿Qué es lo más grave del fallo de la Corte Internacional de Justica (CIJ) proferido en noviembre de 2012?
No son sólo los 75 mil kilómetros que perdimos de mar, sino que lamentablemente con la sentencia se desintegró el archipiélago de San Andrés y Providencia que está conformado por las islas y una larga enumeración de cayos.

¿Por qué se da esa desintegración?
Porque el archipiélago siempre se había considerado como una sola unidad y la representación colombiana ante la CIJ nunca tuvo en cuenta este principio, ni tampoco acogió la tesis  que expuse en la Academia Colombiana de Jurisprudencia al sostener que San Andrés debía tratarse como un archipiélago de estado.

¿De qué se trata ese concepto?
Es una política acogida por cerca de 22 países, como España y Ecuador, que establece que los archipiélagos que están en la mitad del océano pertenecen a un estado continental, en este caso a Colombia, lo que permite que se tracen unas líneas que encierran todas las formaciones insulares, de tal manera que las aguas que queden dentro de ese perímetro le pertenecen al estado continental. Así se pueden aprovechar recursos ictiológicos y de hidrocarburos.

Al no acogerse ese concepto, ¿qué sucedió entonces?
Corte no hizo una delimitación partiendo del archipiélago como tal, sino tomando isla por isla y cayo por cayo. El fallo reconoce la soberanía de Colombia pero encerró a Quitasueño y Serrana, con los cual se desintegra el territorio.

¿Qué hay que hacer a partir del fallo?
sigo sosteniendo que mi tesis es válida porque está fundamentada en la Ley 10 de 1978 del gobierno López que ordena  el trazo de esas líneas para encerrar el archipiélago, algo que nunca se hizo. Por otro lado, la CIJ en el fallo nunca definió qué componía el archipiélago.

¿Se está negociando bien con Nicaragua?
No estoy de acuerdo con la posición de pretender variar los límites. Todos sabemos que el presidente Ortega  no va a negociar un milímetro teniendo el fallo en el bolsillo. Hay que acordar sobre otras bases, a partir del origen histórico de los raizales de San Andrés y de Bluefields de Nicaragua, ambos descienden de la tribu los misquitos que habitó toda la costa de Mosquitos, una zona que inexplicablemente le cedió Colombia a Nicaragua. Esa entrega se hizo en el Tratado Esguerra – Bárcenas y desde ese momento Nicaragua quedó  con un mar que no tenía, empezando a proyectar su reclamación sobre San Andrés.

¿Esa connotación histórica está manifiesta en su obra?
Sí. Los misquitos fueron los primeros habitantes de la costa nicaragüense sobre el mar Caribe, que le pertenecía al Virreinato de la Nueva Granada  según la Real Orden de 1803. Resulta que en 1894 Nicaragua invadió esa costa de Mosquitos, y Colombia no hizo nada aparte de las protestas diplomáticas. Años antes los nicaragüenses se habían apoderados de las islas Mangle que _como digo_ fue la primera desintegración del archipiélago de San Andrés. Curiosamente fueron los misquitos  y sus descendientes quienes protestaron por las invasiones.

¿Estos hechos se han olvidado?
Hay algo que la historia ignora y es la presencia del general George Hodson, nacido en San Andrés, que por la usurpación de Mosquitos, con 25 hombres se enfrentó y derrotó al Ejército de Nicaragua. Este general fue envenenado por los nicaragüenses en una cena, porque también se oponía a la firma del Tratado Esguerra – Bárcenas.

Pero, al fin de cuentas, ¿ese tratado no es el que reconoce la posesión de Colombia sobre San Andrés?
Colombia lo que debía hacer era no ignorar al general Hodson, y el tratado de 1928 fue un pésimo negocio para el país, porque no se recuperaron ni la costa ni las islas Mangle. La comisión asesora de ese entonces consideró que a  Colombia sólo le interesaba el archipiélago de San Andrés  porque en la costa de Mosquitos no había ejercido jurisdicción, entre otras cosas, porque se consideraba un territorio inhóspito. Uno como colombiano  no puede justificar la entrega de un territorio porque no se hayan ejercido actos de jurisdicción.

Entonces ¿cuál fue el negocio de Colombia?
Colombia entregó dos territorios y ganó soberanía sobre otros que también le pertenecían. De ahí viene que si no se hubiera cedido la costa de Mosquitos ellos no  tendrían  salida al mar Caribe, estarían encerrados y no tendrían cómo reclamar el archipiélago como lo han hecho contantemente durante cien años.

La historia de Colombia tiene varios de estos tratados del absurdo mediante los cuales ha cedido territorio, como el mito que hay sobre la venta de Panamá en un buque.
Yo no creo eso. Sobre Panamá hay muchas versiones y yo le atribuyo más a las circunstancias de la guerra civil de los Mil Días.

Retomando la situación actual de San Andrés, ¿qué más puede perder Colombia?
En este momento hay dos demandas en la CIJ, una por el incumplimiento del fallo de 2012 y otra porque Nicaragua pretende que le reconozcan una plataforma continental submarina que va prácticamente hasta Cartagena.

¿Colombia ha ejercido bien su defensa?
Yo no soy muy optimista. Antes de que saliera el fallo, la canciller Holguín dijo algo que como abogado me llamó mucho la atención, que Colombia iba a ganar el 75 por ciento del pleito. ¿Cómo va uno a decir eso?, pues usted gana o pierde. Luego, cuando salió el fallo, y antes de que el país presentara recursos de aclaración o apelación, la canciller afirmó que la CIJ era enemiga de Colombia. Eso fue como pelear con la lonchera porque la corte no falla en equidad sino en derecho. Por otra parte, Colombia  abandonó algo que había sostenido durante diez años: que el meridiano 82 era un límite marino.

¿Cuál es la situación real y actual de los raizales?
Al abandonar Colombia la circunstancia del meridiano 82, abandonó también a los nativos, que hoy están comprando el pescado a Nicaragua. Sobre los cayos de Roncador y Serrana, a Colombia le dieron tres millas, pero en la zona económica, que son 200 millas, ellos no pueden pescar y tienen que pedir autorización al gobierno de Ortega.

¿Cómo advierte el panorama frente al diferendo?
Nicaragua quedó con el 54 por ciento de mar y lo más grave es que va a iniciar exploraciones petroleras. Detrás de eso están grandes compañías que entrarían en la reserva de la biosfera Seaflower, cuya extensión coincide con todo el territorio del archipiélago de San Andrés. No  soy pesimista en el sentido de que no se pueda hacer algo, lo soy en el sentido de cómo se están manejando las cosas. No las veo muy claras, nada concreto del Gobierno.

Finalmente, ¿se pueden atribuir culpas a los últimos presidentes?
En este tema habían participado Andrés Pastrana y Álvaro Uribe, y al gobierno Santos le explotó el fallo en las manos. No puedo decir que fulano lo hizo mal, la historia se encargará de eso. Sí hay responsabilidades políticas, y en el libro digo muchas cosas serias sobre eso y en el sentido de que hay que reorientar la política internacional.

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