El mal no tendrá la última palabra: papa Francisco
En el viacrucis, el pontifice recordó a los que sufren “el peso de la cruz”. El predicador de la basílica San Pedro criticó a hombres de poder y al “dios dinero”.
Durante el viacrucis del Viernes Santo, frente al Coliseo romano, el papa pronunció un breve mensaje en el que recordó a todos los que sufren “el peso de la cruz”.
“Guíanos Jesús de la cruz a la resurrección. Enséñanos que el mal no tendrá la última palabra, sino el amor, la misericordia y el perdón. Recordemos a los enfermos, a las personas abandonadas para que encuentren bajo la cruz la fuerza de la esperanza”, proclamó Bergoglio en tono sobrio.
Francisco, quien no estaba previsto que realizara intervención alguna, fue acogido con aplausos por cerca de 40.000 personas que acudieron a la celebración de esta efeméride bíblica, según la Policía.
El papa presidió su segundo viacrucis desde que fue elegido sucesor de Pedro en marzo del año pasado, y en esta ocasión asistió al recorrido de la cruz inmerso en un profundo recogimiento.
HORAS ANTES. La ceremonia de la Pasión de Cristo del Viernes Santo, en la Basílica de San Pedro, fue presidida por el papa Francisco sin pronunciar catequesis alguna y atendiendo a la incisiva homilía del predicador de la Casa Pontificia, quien criticó desde el púlpito a los hombres de poder y al “dios dinero”.
Tal como sucedió el año pasado en su primer Viernes Santo como pontífice, Bergoglio volvió a postrarse en el suelo vestido con los paramentos rojos para orar con el rostro sobre un cojín de terciopelo ante el Altar de la Confesión, bajo el que descansan, según la Iglesia, los restos del Apóstol Pedro.
Para levantarse se sirvió de la ayuda de dos ceremonieros, al igual que durante el rito del lavatorio de pies del Jueves Santo que tuvo lugar en un centro para discapacitados de la capital italiana.
Acto seguido procedieron a la lectura de la Pasión de Cristo, cantada por tres diáconos, acompasada por el Coro de la Capilla Sixtina y ante una cruz tapada con un velo rojo en el altar mayor del templo.
Tras la lectura, el predicador de la Casa Pontificia, el franciscano capuchino Raniero Cantalamessa, pronunció una incisiva homilía en la que aseguró que “el ‘dios dinero’ se encarga de castigarse a sí mismo y a sus propios adoradores”.
En este sentido, criticó a aquellas personas que se han aprovechado de ocupar cargos de responsabilidad para amasar sus propias fortunas.
“Hombres colocados en puestos de responsabilidad que no sabían en qué banco o paraíso fiscal amasar los beneficios de su corrupción se han visto de pronto sentados en el banquillo de los acusados o en prisión. ¿Por qué lo han hecho? ¿Valía la pena? ¿Han beneficiado a sus familias?”, preguntó Cantalamessa desde el púlpito.
Además, el capuchino subrayó que el verdadero anticristo es el dinero, “el dios visible”.
“Lo dice claramente Jesús. Nadie puede servir a dos patrones. No podéis servir a Dios y a Mammón (término bíblico para representar la avaricia material). Detrás de cada mal de nuestra sociedad está el dinero”, concluyó Cantalamessa.
Silencio
Durante los actos religiosos del Viernes Santo, tradicionalmente los papas prefieren guardar silencio dado que este día representa el drama de la muerte de Cristo en el Calvario. De acuerdo con lo anterior, Francisco solo pronunció un breve mensaje y no se refirió a ningún hecho de actualidad como algunos esperaban, ni siquiera la muerte del Nobel de Literatura Gabriel García Márquez.
