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Carolina Acosta. Leinan pájaro y cortesía
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Cuatro instalaciones para “romper lo institucional”

La artista barranquillera Carolina Acosta vuelve a su ciudad natal con una obra inédita que explora la mirada artística de la psicología.

Objetos diversos y sin ningún sentido aparente ocupan de formas extrañas el espacio de la Galería La Escuela de la Facultad de Bellas Artes de la Universidad del Atlántico, para construir una obra que explora conceptos de la psicología a través del arte, que buscan romper con la rigidez de “lo institucional”. Con esta búsqueda interna la artista barranquillera, Carolina Acosta, trae a su ciudad natal una muestra inédita llamada Móvil Ideario, que será inaugurada hoy a las siete de la noche, y estará abierta por dos meses.

Muebles, bisuterías, arena, papel, sonidos, videos y luces son algunos de los elementos que conforman la obra para “trasgredir” el significado sobre algunos temas como la religión, la sexualidad y la imaginación. Una muestra que se compone de cuatro instalaciones con razones diferentes pero una mirada en común, la de la mujer que mezcla su pasión por el arte con su profesión de psicóloga.

“Lo común en toda la exposición es el rescate de experiencias y elementos que uno no percibe pero que irrumpen en lo cotidiano, que desordenan lo que está ordenado, lo irracional”, manifestó Acosta, cuyos trabajos artísticos se han caracterizado por la combinación de formatos: video, fotografía, pintura e instalación.

En esta ocasión, la barranquillera radicada en Bogotá articuló en una sola obra piezas de distintos trabajos presentados en otras ciudades, y algunas ideas nuevas, para crear una obra inédita que se acomodara a las dimensiones del espacio en el que se desarrollan.

Transverberación, Máculas, La visitante y Litoral son los nombres de cada instalación que conforma un Móvil Ideario. Y como en otras creaciones está también está llena de impresiones personales y subjetivas, donde la autora desdibuja los límites entre lo público y lo privado.

“Con la psicología descubrí que el arte es uno de los baluartes de la cultura que nos permiten salir de lo asfixiante, de los sistemas sociales que aparentemente no tienen grietas. Y mis obras se han convertido en la construcción de mi vida, que es un proceso diario”, concluyó Acosta, con este análisis sobre el desarrollo creativo que el tiempo le ha dado. 

Instalaciones


Transverberación
Esta primera parte de la obra trata sobre la experiencia mística de la transverberación, que en el contexto de la religión católica consiste en la explosión del corazón que tiene una persona cuando logra una fuerte relación íntima con Dios. En este caso hay una lectura contemporánea de dicho fenómeno, que se traduce en el uso de unos elementos particulares (piedras de bisutería, reclinatorio y sonidos de fuegos pirotécnicos). “Es una representación irónica sobre lo místico, está relacionado con mi formación en un colegio de monjas. Ahí hago una crítica a la institucionalización de esas creencias, que siguen vivas y no tienen que estar atravesadas por un ritual”, dijo Acosta.


Mácula
La segunda instalación está formada por muchas manchas (también llamadas máculas) del test de Rorschach, una técnica proyectiva de psicoanálisis que evalúa la personalidad. Las imágenes específicas de la obra tienen una forma particular que, según ese test, permitiría observar cómo es la relación con la realidad en su identificación sexual, que divide el pensamiento de hombres y mujeres. En este caso, como dijo la autora, “la crítica es a los estereotipos de estandarización y medición de la psicología. Y el arte rompe con esos modelos que encasillan a las personas, volviéndolos inestables”. Las máculas brotan de un viejo armario, que hace alusión al desprendimiento de lo que surge en la infancia. 


La visitante
La tercera parte es la punta de un ala que cuelga del techo del salón –da la ilusión de que flota sobre el aire-; está cubierta de plumas hechas con papel cartulina y dentro de ella hay una luz blanca. Esta instalación toma su nombre de una alusión a la visita de la imaginación, que suele ser inesperada y, muchas veces, indeseada. “La imaginación en el pensamiento es tomada como un aspecto criticado, que nos aleja de lo racional, que nos hace débiles, que te aparta del camino”, dijo Acosta. Por eso, el fundamento conceptual de la propuesta es rescatar la doble faceta, la que llega a desordenar pero en medio de esa catástrofe surgen cosas maravillosas.


Litoral
En la zona del salón que está separada del resto de espacio por un muro, se ubica la última instalación. Sobre una cama sin colchón se esparce arena de mar, encerrada entre paredes pintadas de negro, y en la que da a la cabecera del mueble se proyectan olas, en medio de su sonido característico, acompañado de otros menos tranquilizadores, incluso “aterrorizantes”. “Casi todo mi trabajo está cruzado por el concepto de lo siniestro, lo que inquieta. Es personal, pero lo hago para ver qué genera en las personas”, expresó la autora. Un sueño que bordea lo real, dentro de sus emociones desconocidas. Una experiencia de lo “sublime”, lo que se sale de la racionalidad, su recurrente. 

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