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José Torres.
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Conociendo a los ‘hermanos mayores’ de la Sierra Nevada

Cinco siglos después de la llegada de los españoles al continente americano, cuatro pueblos indígenas preservan sus costumbres ancestrales en diferentes regiones del sistema montañoso.

Hace 522 años Cristóbal Colón llegó de forma accidental y sin proponérselo hasta un continente que por aquel entonces resultaba desconocido para los habitantes de Europa. Tras el descubrimiento de América y los posteriores procesos de colonización, los diferentes pueblos prehispánicos entraron en contacto con costumbres ajenas, que les fueron impuestas para hacerlos perder así sus tradiciones.

A pesar de esto, son muchas las etnias indígenas que lograron mantener su pasado hasta la actualidad. En el caso del Caribe colombiano son 13 las comunidades que aún subsisten e intentan conservar su cultura, preservándola de las influencias occidentales.

“Si aún hoy, 500 años después de la llegada de los españoles, quedan todavía cuatro pueblos distintos, imaginemos la diversidad que había antes”. Esto reflexiona el antropólogo Julio Barragán refiriéndose a las comunidades de indígenas Arhuacos, Kogis, Wiwas y Kankuamos que se encuentran concentradas en diferentes zonas de la Sierra Nevada de Santa Marta.

Barragán, quien es profesor en la Universidad del Magdalena, explica que estos cuatro pueblos descienden de lo que actualmente se denomina cultura Tairona. Este nombre abarca los diferentes asentamientos indígenas que habitaron en la Sierra desde el año 500 d. C. Él asegura que estos pueblos conservan ciertas características similares en cuanto a creencias y costumbres. “En su cosmovisión la madre universal es el principio de todo, también cuentan con la figura del Mamo como institución espiritual y política”, dice el antropólogo.

Hermanos mayores y menores. Néstor Cardoso, historiador de la Universidad Nacional, explica que las cuatro comunidades poseen una creencia compartida acerca de la creación del universo por parte de una madre universal, que dio origen inicialmente a los indígenas y después creó a los individuos de las otras sociedades, razón por la que son los primeros “hermanos mayores” y las demás culturas occidentales son los “hermanos menores”. “En su cosmología, ellos son los encargados de vigilar el equilibrio del mundo desde la Sierra, que es el lugar sagrado del que son guardianes. Nosotros venimos siendo sus hermanos menores y tenemos el papel de escuchar sus consejos sobre la naturaleza”, explica Cardoso.

Similitudes y diferencias. Para estas comunidades, los mamos poseen el conocimiento ancestral, razón por la que tienen responsabilidades con los miembros de su comunidad. “Ellos tienen los saberes respecto a la salud, el territorio, el medio ambiente y el orden de la vida social”, manifiesta Lorena Aja Eslava, directora del departamento de Antropología de la Universidad del Magdalena.

Aja explica que existen otros líderes que representan un papel  político y juegan un rol como puente de comunicación, tal es el caso de los cabildos gobernadores, que representan a la comunidad ante otras sociedades.

Existen también ciertos aspectos que diferencian a estos grupos indígenas. Uno de ellos es su lengua nativa. Los Koguis, por ejemplo hablan koguian; la de los Arhuacos es el ikūn y los Wiwas se expresan en dūmūna.

En el caso de los Kankuamos, su lengua actual es el castellano. Esto debido a los procesos de aculturación que sus miembros han vivido desde el siglo 18.

Julio Barragán explica que por su ubicación en una parte baja de la Sierra, esta comunidad tuvo mayor contacto con el hombre español, acelerándose así su proceso de aculturación. “En los siglos 18 y 19 inició la entrada de ganadería de los colonos en la zona; la deforestación fue más rápida y hubo cambios radicales para este pueblo”, explica Barragán refiriéndose a los kankuamos. 

Planta de poder
Según la antropóloga Lorena Aja, para los pueblos indígenas de América la  hoja de coca, conocida también como ayo, es muy importante como parte de la vida social. En el  caso de las culturas de la Sierra esta planta es consumida por los hombres al llegar el momento de su madurez. Cuando el niño empieza su desarrollo, le entregan el poporo, el cual se hace a partir de un calabazo seco, y simboliza a su primera mujer. Dentro del calabazo se introduce una cal, proveniente de conchas de caracol trituradas, y con esta sustancia untan las hojas de coca en su boca, para liberar sus nutrientes. Esta planta sagrada está asociada al conocimiento ya que la consumen cuando se reúnen para dialogar. 

WIWAS
Población:
13.000 indígenas

Lengua:
Dūmūna

Su pueblo así, como los otros tres, busca trabajar física y espiritualmente por la vida en el planeta. Los hombres utilizan amplias camisas y pantalones de color blanco, negro o azul, dependiendo de la familia a la que pertenece. Sus mujeres utilizan collares rojos que representan el color de la vida.

ARHUACOS
Población:
14.900 indígenas

Lengua:
Ikūn

Su gorro, llamado Tutusoma, representa los picos nevados de la Sierra y sus conocimiento; en la parte superior tiene un pequeño agujero relacionado a la energía del sol. Utilizan ruanas con costados descubiertos y pantalones hasta la rodilla, estos son tejidos por los hombres en materiales como el algodón y la lana.

KOGUIS
Población:
9.900 indígenas

Lengua:
Koguian

Según sus creencias, las piedras son seres vivos con autoridad, razón por la que se sientan en ellas para lograr una buena concentración y conectarse con su entorno. Utilizan una camisa amplia con pantalones hasta el tobillo. Sus mamos utilizan un sombrero puntiagudo y blanco llamado mamtu.

KANKUAMOS
Población:
15.000 indígenas

Lengua:
Castellano

Se encuentran en la vertiente oriental de Sierra. Actualmente no poseen un vestuario tradicional debido a que se vieron obligados a dejar su cultura con la llegada de los españoles. Algo de su pasado se preserva a través de las danzas y ritos que celebran durante la festividad del Corpus Christi.

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