13 años después de su muerte, música de Polo Montañez sigue viva
El cubano es recordado por diferentes composiciones que aún tienen vigencia en la ciudad.
El nombre de Polo Montañez aún es recordado por muchos amantes del son cubano, sus canciones quedaron inmortalizadas en el tiempo, su música es sinónimo de recuerdos para diferentes personas que tienen presente el 26 de noviembre de 2002, día en el que perdió la vida luego de haberse estrellado en su vehículo contra un camión seis días antes.
Este jueves se cumplen 13 años de la muerte del ‘Guajiro Natural’, como era popularmente conocido. Desde muy chico Polo se inclinó por la música. Fue en los años 90 cuando inició su carrera profesional.
Pero sería en el año 2001 cuando alcanzaría su máximo éxito con la canción Un montón de estrellas, composición que hasta el son de hoy es recordada y bailada por muchos en Barranquilla y Colombia, ratificando que las más de 70 canciones que dejó Polo Montañez siguen con ese ritmo intacto que deleita a los amantes del son cubano.
"A Fernando Borrego nadie lo conocía en Cuba; a Polo, tampoco, aunque era el mismo. Solamente en su pequeña tierra lo veneraban. Cuando llegó la noticia desde Colombia, todo el mundo dudó. Un guajiro cubano, un trovador, triunfaba allí de manera esplendente: ¿por qué allá sí y aquí no, si somos casi los mismos colombianos y cubanos?", se pregunta hoy el portal cubano Cuba Debate.
Y prosigue: "Entonces nos llegó la canción Un montón de estrellas. En adelante ya nadie tuvo dudas. Era poesía cubana de la buena, de la que ya no hay mucha, pero hay, porque la poesía está en todas partes, solo se necesitaba de arte y sensibilidad para encontrarla y Polo tenía un mar de las dos cosas".
Cuba Debate recuerda como "poco a poco, a pequeñas dosis, nos fue llegando algo más. El cubano fue despertando de la modorra, de la indiferencia hacia la música y los ritmos que con excepciones no le decían mucho. Una tras otra las canciones del bardo nos fueron embriagando".
También rememora el portal cubano como Polo "no gustaba solo a los viejos, a los guajiros, a los obreros; gustaba a todos. Las multitudes se apretujaban para verlo en cada batey, en cada pueblo, en cada ciudad. En una urbe como La Habana quizá alguien pensó que no sería así, pero increíblemente la gran ciudad se desbordó; hasta los más jóvenes bebían de la miel de aquellas melodías que traían algo nuevo, un sabor al que ya no estábamos acostumbrados: era la miel en la música del guajiro natural".
