El bautizo de los chorros que inundan la Mojana
‘El chorro de Arce’, ‘La boca del cura’, ‘Badel’ y ‘Santa Anita’ son algunos de los jocosos nombres de los boquetes por donde entran las inundaciones en la región.
“A nosotros cada vez que hay inundaciones en Guaranda nos toca hacer la tarea de Juan el Bautista: bautizar los chorros”. Parece jocosa y un tanto macondiana la frase de Jesús Royero, coordinador de Comité de Gestión del Riesgo Municipal, pero es cierta.
En medio del aviso de las campanas de la iglesia Santo Cristo que dan cuenta de que las inundaciones se acercan, el temor de perderlo todo y la certeza de que cada año el río Cauca se desbordará y dejará a decenas de damnificados, los habitantes de Guaranda sacan tiempo para ponerle nombre a cada chorro por donde ingresa la corriente súbita.
El más reciente, que se abrió el pasado martes en la mañana, lo bautizaron ‘el chorro de Arce’ porque el Cauca rompió el terraplén y comenzó a meterse por la finca que es propiedad de Heriberto Arce, un exalcalde de esta población.
En las últimas 60 horas el nombre del exmandatario ha sido más sonado que cuando administró Guaranda, sin embargo, más que orgullo, lo llena de zozobra porque su predio es el más afectado.
Abraham Dovale Ortega, historiador, dijo que una vez se sabe por dónde “revienta” el río, el boquete toma el nombre del predio o de sus dueños: todo depende de lo que sea más conocido por la comunidad.
Uno de los que más tiene recordación es “La boca del cura” ubicado entre Guaranda y Achí, Bolívar. Cerca vivía un sacerdote Jesuita, proveniente de España, y en su honor le pusieron el nombre a la abertura.
En 2007 el río “partió” por la finca de los Palencia y por ende así se llamó el chorro.
Dos años después, entre Guaranda y la vereda San Rafael también se abrió otro boquete, esta vez en inmediaciones de un predio cuya propietaria se llamaba Arelis y con este nombre bautizaron el chorro que se formó.
Así como estos, también ha pasado con Badel, Diógenes y Santa Anita, este último, según el coordinador de la Oficina de Gestión del Riesgo en Sucre, José Nicolás Vega Lastre, ha sido el más grande: se abrió en 2010, con las inclementes lluvias del fenómeno de La Niña, y afectó a San Marcos, San Benito, Caimito, Sucre, Guaranda y Majagual. Dejó 28.000 familias damnificadas solo en Sucre.
Esta historia no se ha vuelto a repetir, incluso ni siquiera en el ‘chorro de Arce’, pues desde la noche del martes la intervención de maquinaria aportada por los gobiernos nacional, departamental y municipal de Guaranda, así como el apoyo de 250 hombres de la comunidad permitió superar en parte la emergencia que se avecinaba en esta población de la Mojana por cuenta del boquete de 150 metros que se abrió a unos 500 metros de la zona urbana.
Los trabajos realizados en turnos de seis horas en la zona de la emergencia permitieron la construcción de una especie de piscina que redujo la fuerza del agua del Cauca que estaba entrando, lo que, a su vez, permitió la instalación de estacas de madera que soportan los costales llenos de arena que hacen las veces de una muralla o muro de contención artesanal.
Esto, de momento, permite que las aguas lleguen a esa piscina y no a los caños para que no se generen inundaciones. “Los trabajos realizados hasta el momento nos dan un parte de tranquilidad”, dijo Vega.