El Heraldo
Pese al temor de los profesionales, prevalece el deber que busca el beneficio colectivo. Schutterstock
Salud

La gran mayoría de países no están preparados para enfrentar el ébola

Es fundamental crear conciencia con formación básica académica.

Desde que las apariciones del ébola empezaron a aparecer, el mundo vio cómo la primera afectada de ese continente fue la auxiliar de enfermería Teresa Romero. Este caso deja en evidencia los riesgos que los profesionales de la salud corren por las condiciones de trabajo en muchos países del mundo. Analizadas desde diferentes aspectos evidencian que el nivel de riesgo al que se exponen ante la ocurrencia de eventos de salud graves e inesperados son mayores a los del resto de la población.

Colombia desafortunadamente está en ese grupo de naciones donde este mayor riesgo no es económica ni socialmente reconocido, lo cual incide en la percepción de bienestar y seguridad de los profesionales, y por supuesto en la atención que estos brindan a sus pacientes.

La formación básica académica, la aplicación adecuada de medidas de bioseguridad (utilización de guantes, batas, tapabocas, lavado de manos), los estímulos, la remuneración salarial y la carga laboral de los profesionales en salud, juegan un papel fundamental para controlar y minimizar los daños producidos por condiciones de salud que afectan de manera seria a la comunidad como los recientes casos creciente de infección por virus del Ébola.

La situación se agudiza en países como el nuestro por la alta vulnerabilidad de la población en determinantes como educación, alimentación y saneamiento básico. De hecho la misma geografía nacional muchas veces conspira contra una adecuada y sostenida capacitación por parte de las autoridades competentes a los profesionales y a la ciudadanía para el manejo de condiciones graves que puedan llegar a afectarlos.

Basados en todo lo anterior, se puede decir que en la actualidad, la gran mayoría de países del planeta aún no están preparados para enfrentar una catástrofe mundial del tipo de epidemias con alta tasa de letalidad.

El creciente número de profesionales de la salud que han sido víctimas mortales del ébola en el cumplimiento de su deber, demuestra que son los médicos, enfermeras y el resto del personal sanitario quienes llevan la mayor carga, a pesar que con frecuencia no se les garantice su nivel de salud personal y se comprometa, aún más, su capacidad para dispensar cuidados en medio del dilema entre lo que se puede hacer científicamente y lo que se debe hacer humanamente.

A pesar del temor de los profesionales en ellos prevalece el “deber ser” que busca el beneficio colectivo. Es paradójico que situaciones extremas como esta permitan reconocer el valor del trabajo altruista y humanizado de los profesionales de la salud, maltratados históricamente por nuestro sistema de salud.

*Profesoras del Departamento de Enfermería
 

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