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Salud

Dolor torácico: ¿cuándo consultar al servicio de urgencias?

Una dieta balanceada y hábitos de vida saludables como el ejercicio regular pueden ayudar a prevenir esta alteración.

Un gran porcentaje de personas no reconoce con claridad los signos tempranos que pudieran alertar la presencia de un infarto y pierden tiempo valioso antes de acudir al servicio de emergencias. El infarto agudo de miocardio (IAM) requiere intervención temprana y oportuna para aumentar las probabilidades de un mejor pronóstico.

Muchas veces las consecuencias finales en este tipo de situaciones se podrían haber evitado si el paciente acude a un servicio de emergencias para recibir el tratamiento pertinente. Según datos de la Sociedad Americana del Corazón, en Estados Unidos cerca de un millón de personas sufre un infarto cada año y se estima que entre el 25 y 35% de los pacientes que lo padecen muere antes de recibir asistencia médica.

¿Qué es y qué lo origina?.De manera general se puede definir el IAM como una obstrucción del flujo sanguíneo hacia el corazón, lo que conlleva a falta de oxigenación de las células cardíacas. Todo este proceso puede ocasionar daños graves e irreversibles.
“La principal causa de infarto de miocardio es la enfermedad coronaria, la cual hace referencia a la presencia de placas formadas por distintos tipos de grasa y otros elementos que obstruyen las arterias que llevan sangre al corazón. Este proceso patológico tiene una evolución crónica, que puede dar manifestaciones intermitentes leves o presentar exacerbaciones graves conocidas como síndromes coronarios agudos, concepto que hace referencia a la presencia de síntomas sugestivos de isquemia cardíaca aguda”, explica Eder Hernández Ruiz, médico especialista en Medicina Interna del Hospital Universidad del Norte.

Dentro de los factores de riesgo que predisponen al desarrollo de este tipo de enfermedades se destacan: la hipertensión arterial, la diabetes, hipercolesterolemia, obesidad, sedentarismo, consumo de cigarrillo, así como la edad, género y antecedentes familiares, entre otros. Según el especialista, la clave principal para disminuir el riesgo de padecer IAM es conocer los elementos predisponentes y tratar de intervenir en aquellos que podamos modificar.

El dolor en el tórax es la principal manifestación clínica del infarto. Generalmente es un dolor de características opresivas, de gran intensidad, acompañado de sudoración fría y, en ocasiones, de dificultad respiratoria, nauseas, entre otros síntomas. En pacientes con diabetes o de edad avanzada, el infarto puede presentarse aún con síntomas ligeros o inespecíficos, como sensación de dificultad respiratoria leve o dolor en la parte superior del abdomen.
Hay muchas otras causas que pueden originar dolor en el pecho, y corresponde al médico determinar si realmente se debe a un problema cardíaco u otras causas que amenacen la vida, o si por el contrario se debe a situaciones sin mayor gravedad.

Entre las patologías distintas al infarto que también pueden causar dolor torácico se encuentran: la disección aórtica, pericarditis, embolia pulmonar, neumonía, ulcera gástrica, entre otras. Dada la gran diversidad de causas posibles, el doctor Hernández recomienda que ante un episodio de dolor en el pecho, sobre todo en pacientes de riesgo, se realice consulta al médico para ser evaluado correctamente.

Cómo disminuir el riesgo

Un buen estilo de vida basado en hábitos saludables como el ejercicio regular, dieta balanceada y el control de las enfermedades como la hipertensión arterial y la diabetes pueden ayudar a prevenir la presencia de esta alteración. Definitivamente los esfuerzos de las instituciones de salud deben apuntar a optimizar las estrategias de prevención.

Para esto se hace necesario la implementación de sistemas de socialización de la información correspondiente a la modificación de los factores de riesgo, que permitan disminuir la alta tasa de enfermedad coronaria en la población general, así como entrenar a los pacientes y familiares sobre los signos de alarma ante los cuales deberían consultar al servicio de urgencias.

Opciones terapéuticas

Las estrategias de tratamiento para el infarto han avanzado de manera notable y existen alternativas que podrían mejorar la calidad de vida de quien lo padece. Dentro del abordaje inicial de los pacientes con sospecha de un síndrome coronario agudo, la realización de una historia clínica adecuada y un electrocardiograma de forma temprana ayudarán al médico a evaluar la probabilidad de que el cuadro corresponda o no a un infarto, y de ser así, a clasificarlo para poder determinar el manejo más oportuno según el caso.

“La clave fundamental del manejo del IAM constituye en la reperfusión temprana, es decir, en restablecer el flujo de sangre a la zona cardíaca afectada. Para esto hay estrategias como el uso de medicamentos fibrinolíticos, que son fármacos intravenosos que resuelven la obstrucción permitiendo, en distinto grado, el retorno del flujo sanguíneo mejorando así la oxigenación del corazón”, señala el doctor Hernández.

Por otro lado, está la intervención coronaria percutánea (IPC), que consiste en un procedimiento donde se introduce un dispositivo que permite dilatar la arteria obstruida. En el servicio de urgencias el médico capacitado determinará, según una serie de parámetros clínicos y paraclínicos, cuál es el tratamiento más oportuno para cada paciente según el caso.

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