6 Martínez es premiado por la rectora Nelsy González.Si le hubiesen dado por nombre Leonerso, Aristipo, Siniberto, Flapidio o Crispino, este niño quizás no hubiese captado tanta la atención como desde hace 10 años lo ha logrado por la forma como realmente se llama. Fue registrado ante un notario con el apelativo de 6 (en número).
Nació en Santa Ana, Magdalena, Vive en el barrio Santander, cursa 4º grado en la Institución Educativa Antonio Brugés Carmona y se apellida Martínez Medina. Como cosa curiosa, en su apellido predominó el materno.
No tiene segundo nombre, porque, Rafael Medina, su papá, una persona excéntrica y bonachona, pensó que haberle puesto en ese orden otro dígito, habría provocado una tremenda confusión.
“Si llevara 3 después de 6 no le llamarían 6 3 (seis tres), sino sesenta y tres y ese no es el nombre”, explicó el singular papá.
Aunque hubo quienes pusieron el grito en el cielo cuando se enteraron que Rafael y Emilse (los padres) habían concertado registrar el recién nacido con el extraño nombre, ellos no pararon bolas a las críticas, aunque acogían con beneplácito los conceptos de quienes estaban de acuerdo.
Afirma Rafael que mientras convencía al Notario a que le registrara el niño, una profesora amiga trababa de persuadir a Emilse para que no lo hiciera de esa manera, pues consideraba que se exponía el pelaíto a la burla.
“Todo estaba decidido, el pequeño se llamaría 6 porque era el sexto hijo de la prole”, dijo Rafa.
Recordó además que “para lograr que el Notario aceptara su petición, le tocó declararse objeto de conciencia. “Incluso, hasta amenacé con suicidarme”, anotó.
Y como era de esperarse, cuando 6 fue creciendo asimismo fueron creciendo los problemas. Por ejemplo –relata su padre– a los pocos meses de nacido una funcionaria del Seguro Social en Santa Marta se negó a afiliarlo con ese nombre y entonces, para ‘lavarse las manos’, mandó a este a hablar con el gerente quien como su empleada se mostró renuente. Al fin de cuentas Rafael Medina logró el propósito tras amenazar con meter una tutela alegando violación del libre derecho a la personalidad.
Feliz con su nombre. 6 no se cambia por nada ni por nadie; está feliz con su nombre, así en la escuela sus compañeritos en sana mamadera de gallo le apoden ‘2 x 3’ o ‘Media Docena’. Él sabe de sobra que se trata de una forma cariñosa de llamarle.
“Me gusta mi nombre, porque además de ser aritmético, es único, no tiene tocayo y es el más corto que existe en el mundo”, dijo el muchachito quien afirma que si le hubieren puesto Pitágoras no tendría tanta fama como la tiene con 6.
Manifestó que si no se llamara así, le hubiese gustado ser registrado con el nombre de su papá, es decir, Rafael. Pero lo que el pequeño quizás no sabía es que su padre estuvo tentado a darle el nombre de Osama, en clara alusión a Bin Laden, el temible personaje de Al Qaeda, que en septiembre del 2001 –cuando 6 tenía pocos meses de nacido– derribó las torres gemelas en los Estados Unidos.
6 Martínez se confiesa como un muchacho hacendoso, diestro en cuestiones de la tecnología y quizás la persona que mejor maneja los controles de la emisora Meridiana Stéreo, propiedad de su padre.
No está bautizado por el ritual católico debido a concepciones religiosas de sus padres.
Sostiene que no permitirá que un hijo suyo se llame 6, como él, pero dice estar seguro a su primer vástago lo llamará 1 (uno).
Es único. De lo que este jovencito y sus padres están seguros es que 6 no es un nombre feo, sino raro, entre otras cosas porque no tiene nada que ver con el alfabeto y porque es universal, pues se escribe igual en casi todos los continentes.
Rafael Medina jura que si cuando Colombia venció 5 – 0 a Argentina le hubiese nacido un hijo, seguramente lo hubiese llamado 5a0; aunque si le nace uno en estos momentos lo denominaría Conflicto Internacional.
Las excentricidades de Rafael Medina y su esposa Emilse Martínez no se expresan solo en el caso de su hijo 6. A su hija de 11 años la registró con el nombre de Meridiana, por una razón muy especial: nació a las 12 horas del meridiano.
“Estas son las cosas que hay que ver en el universo de Macondo”, coinciden quienes conocen la historia.
Por Agustín Iguarán González
