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El duro choque entre Ordóñez y Santos ha significado una ruptura en sus relaciones. Presidencia
Política

Análisis Ley del Montes: Choque de trenes: presidente vs. procurador

Con duros cuestionamientos a la negociación con las Farc, el jefe del Ministerio Público se bajó del bus de la paz del Gobierno y anunció que mantendrá sus críticas a los diálogos de La Habana.

Cuando se pensaba que –por fin– Juan Manuel Santos y Alejandro Ordóñez habían fumado la pipa de la paz y que el jefe del Ministerio Público se sumaría a los promotores de la negociación del Gobierno con las Farc en La Habana –luego del encuentro de ambos en la Casa de Nariño, el pasado 13 de marzo– el viernes en la noche se produjo el más duro enfrentamiento entre el jefe del Estado y el procurador General de la Nación.

El origen del nuevo ‘choque de trenes’ fue la expresión lanzada por Santos en la reunión que sostuvo con los alcaldes del país en la que le pidió al procurador que “deje de meterse en el proceso de paz”. Para Santos, el jefe del Ministerio Público está haciendo política con los diálogos de La Habana al cuestionar constantemente todas las decisiones del Gobierno, entre ellas la más reciente de separar de la mesa de negociación al general retirado Jorge Enrique Mora Rangel, ex comandante de las Fuerzas Militares, a quien le asignó la tarea de hacer “pedagogía de la paz” en los batallones y cuarteles del país, justamente cuando en la isla caribeña comienzan a negociar los puntos que más afectan a las Fuerzas Armadas del país, como la dejación de las armas por parte de las Farc y la terminación del conflicto con ese grupo guerrillero.

La solicitud del presidente al procurador de que “no se meta en el proceso de paz”, generó de inmediato una reacción sin precedentes y produjo una crisis cuyas consecuencias están por establecer. En efecto, en una alocución en horas de la noche, Ordóñez ripostó a Santos con duros términos y dejó en claro que –gústele o no al presidente– el jefe del Ministerio Público se seguirá “metiendo” en la negociación de La Habana.

“El proceso de paz no está por encima de la Constitución, ni el presidente por encima de la Ley, ni siquiera con la excusa de la paz. Me seguiré metiendo en el proceso de paz, porque así me lo ordena la Constitución”, declaró Ordóñez, poco antes de decirle a Santos, “¡serénese, presidente!”. “La conducción del proceso de paz –afirmó Ordóñez– es responsabilidad del presidente; el asegurar que se respete la Constitución y la Ley es responsabilidad del procurador General de la Nación. Eso me obliga a “meterme”, como usted lo describe”.

El jefe del Ministerio Público no se ahorró cuestionamientos a la manera cómo el Presidente de la República está manejando la negociación de La Habana y no dejó dudas sobre su postura de lo que acontece en la isla caribeña: “Ni la mesa de La Habana, ni el presidente son soberanos. Tienen los límites que el ordenamiento jurídico les impone”. “A la Procuraduría –afirmó Ordóñez con vehemencia– le corresponde defender el ordenamiento jurídico, los derechos de las víctimas y propugnar por su reparación, así como vigilar que las actuaciones en el marco de las conversaciones con las Farc acaten la Constitución”.

En su intervención, el procurador general le recordó a Santos que aún están pendientes las respuestas a las 45 preguntas que le entregó el pasado 13 de marzo, cuando se reunieron en la Casa de Nariño para hablar de paz. “Le solicito responder las 45 preguntas que le formuló la Procuraduría y que le entregué personalmente el pasado 13 de marzo”. “La Procuraduría –insistió Ordóñez– tiene la obligación de preguntar para ejercer el control sobre el Gobierno, y usted como cualquier otro servidor público, tiene la obligación constitucional y legal de responder”.

El jefe del Ministerio Público fue enfático al referirse a unas declaraciones de Santos sobre los diálogos de La Habana, según las cuales “ya está absolutamente claro que esta justicia transicional que vamos a negociar incluirá de forma especial a todos los miembros de nuestras Fuerzas Armadas”. Y de igual modo se refirió a las declaraciones del jefe del equipo negociador del Gobierno, Humberto de la Calle, según las cuales “si llegamos a un acuerdo final para la terminación del conflicto, este tiene que incluir una solución integral que ofrezca garantías de seguridad jurídica para todos”.

Al respecto, Ordóñez afirmó: “Es decir, señor presidente,  en la mesa de La Habana, su gobierno está negociando con las Farc la suerte jurídica de militares y policías”. “¡Eso me deja aún más perplejo!”, afirmó el procurador, poco antes de preguntarle al presidente públicamente: “¿Cuál es el fundamento constitucional y legal que le otorga competencias al Presidente de la República para negociar con las Farc el tratamiento jurídico que se debe dar a los miembros de las Fuerzas Militares y de Policía?”.

Y fue mucho más allá el jefe del Ministerio Público en sus duros cuestionamientos al presidente: “¿Por qué para dar seguridad jurídica a los integrantes de la Fuerza Pública, el Gobierno termina en la práctica poniendo en el mismo nivel de las Farc a las Fuerzas Militares y de Policía, al terrorista con el soldado o el policía que los combatió para defender los derechos de los colombianos?”. “¿La asimetría que propone el Gobierno implica que militares y policías que han perpetrado graves violaciones a los derechos humanos se les conceda el derecho a la participación política, como se pretende con los integrantes de las Farc?”.

“El apoyo de la opinión pública –dice Ordóñez– no se logra con un proceso opaco, sino con transparencia y claridad ante la sociedad colombiana. Se equivoca, presidente, si piensa que la paz estable y duradera se reduce a un acuerdo entre la élite representada en su gobierno y la élite criminal de las Farc”. Por último, Ordóñez envió un mensaje a la opinión pública: “Quiero decirle a la sociedad que puede estar tranquila. Continuaré defendiendo los derechos de las víctimas y el ordenamiento jurídico”. ¿Qué sigue luego de este choque de trenes? ¿Quién gana y quién pierde con el enfrentamiento de Santos con Ordóñez? ¿Habrá paz sin procurador y sin Uribe?

La paz no es solo con los amigos de los diálogos

Cuando el país esperaba que el presidente continuara con su intención de hacer una paz incluyente, al tratar de sumar la mayor cantidad de voces para que respalden los diálogos de La Habana –de hecho conformó una comisión con ese propósito, de la que hacen parte el expresidente Andrés Pastrana y la ex candidata presidencial Marta Lucía Ramírez, entre otros– el pasado viernes hizo todo lo contrario: le pidió al procurador general que no se metiera en la negociación con las Farc. Grave error. Lo que Santos tiene que hacer es todo lo contrario: meter al procurador a la negociación de La Habana con todas y cada una de sus críticas. Al pretender excluir al procurador de la negociación, Santos no es coherente con sus propias palabras, según las cuales “los necesito a todos, no importa si son críticos del proceso”. Hacer la paz con los amigos de los diálogos es muy fácil. Lo verdaderamente difícil es hacerla con quienes –desde la orilla de la Constitución y la Ley– tienen serias reservas sobre lo negociado en La Habana. El Gobierno debe dejar de considerar que todo aquel que cuestiona los términos de la negociación es enemigo de la paz.

Procurador Ordóñez, ¿enemigo de la paz?

Tiene razón el procurador Alejandro Ordóñez cuando afirma que su obligación constitucional y legal es la “defensa del ordenamiento jurídico, y los derechos de las víctimas y propugnar por su reparación”. No es, pues, un “metiche” de la negociación, como lo considera Santos al descalificar sus observaciones a los diálogos. Punto. El jefe del Ministerio Público tiene argumentos jurídicos que avalan sus reparos a los diálogos. Ocurre que –a diferencia de lo que sucede con el fiscal general, Eduardo Montealegre, que decidió ponerse la camiseta de la negociación y ser aliado del Gobierno en los diálogos de La Habana– Ordóñez optó por marcar territorio y asumir un papel crítico de la negociación, sea por razones ideológicas o meramente jurídicas o legales. Debido a esas posturas, el Gobierno y sus amigos lo graduaron de “enemigo de la paz”. Si –como se dice– la paz se hace con los enemigos y no con los amigos, llama mucho la atención que el Gobierno le abra las puertas a las Farc en La Habana y le dé un portazo al procurador en Bogotá.


Ordóñez, ¿candidato presidencial en 2018?

Cuando Santos afirma que Ordóñez se “mete” en la negociación de La Habana por razones “políticas”, lo que en realidad está pensando es que el procurador pretende convertir los diálogos de La Habana en bandera electoral para el 2018. Es decir: Ordóñez –según Santos y los santistas– está hablando más como candidato presidencial que como procurador general. Y –aunque Ordóñez lo niega– lo cierto es que un amplio e influyente sector del país ve con muy buenos ojos que alguien de derecha llegue a la Casa de Nariño a “poner orden” luego de la “traición” que para ellos significó el distanciamiento de Santos de Álvaro Uribe por cuenta de la negociación con las Farc y la “firma de la paz” con Hugo Chávez y Rafael Correa. Ordóñez es hoy por hoy el contradictor más poderoso que tiene Santos, dadas las limitaciones legales y políticas que tiene Uribe por cuenta de su condición de senador del Partido Centro Democrático. Una posible candidatura de Ordóñez a la Presidencia de la República tendría el masivo respaldo de quienes hoy no solo dudan del éxito de los diálogos, sino que critican la que consideran postura blanda del Gobierno con las Farc en la mesa de negociación.

El general Mora en su laberinto

Uno de los motivos del choque de trenes de Santos y Ordóñez es la separación del general Jorge Enrique Mora Rangel de la mesa de La Habana. Ello dejó “perplejo” al jefe del Ministerio Público, quien mostró su extrañeza por la decisión del Gobierno. Pero no es el único que se asombró con la decisión. El ex comandante de las Fuerzas Militares general Manuel José Bonnet, con quien hablé sobre el tema, definió la postura de Santos como “ambigua”, y se mostró extrañado con lo ocurrido con Mora. “Este es el momento en que el general Mora debe estar en la mesa, porque ahora es que se va a discutir la suerte de las Fuerzas Militares. La mesa no tiene un responsable militar”, sostuvo Bonnet. En sus duros cuestionamientos a Santos, el procurador Ordóñez pide que se informe si el retiro del general Mora es temporal o definitivo. Militares activos y retirados con quienes hablé sostienen que el general Mora debe estar en La Habana y no haciendo “pedagogía en los batallones”. “En campaña, Santos prometió que los generales Jorge Mora y Óscar Naranjo estarían en La Habana, no visitando los cuarteles y viajando en el avión presidencial”, me dijo un general retirado del Ejército.   

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