"Gustavo Petro fue uno de los primeros en denunciar el ‘carrusel de la contratación’ en Bogotá.s:3

Si Gustavo Petro llega a ser elegido hoy Alcalde de Bogotá, como todas las encuestas lo indican, se convertiría en el primer ex guerrillero que conquista por voto popular el segundo cargo más importante del país.

Semejante acontecimiento representa un hito histórico y político que plantea reflexiones que van desde las políticas de paz que los sucesivos gobiernos han adoptado en el país, pasan por la conciencia social de incluirlos en la legalidad, y culminan necesariamente con una reflexión sobre el “compromiso histórico” que significa para un hombre supuestamente de izquierda y ex combatiente, conquistar no solo el favor popular sino tener acceso a los recursos estratégicos de la ciudad que maneja el segundo presupuesto de la Nación, que es por mucho más grande que el de varios de los países de América Latina.

La posibilidad de que Gustavo Petro, un exguerrillero amnistiado del M-19, llegue a la Alcaldía de Bogotá pasó de ser una opción teórica a una realidad práctica que ha despertado hondas preocupaciones y temores en varios sectores de la población, sobre todo en círculos de poder que se muestran alarmados ante esa eventualidad.

Por esa razón agitan las banderas del miedo y anuncian desastres inminentes en caso de que en las elecciones de hoy se concrete la tendencia que muestra a Petro como ganador de la contienda, por encima del exalcalde Enrique Peñalosa y la excongresista Gina Parody, a quienes aventaja con cerca de diez puntos.

El estado de nervios que se ha apoderado de ese influyente sector del país en las últimas semanas, muestra no solo una alta dosis de intolerancia política con alguien que le apostó al juego democrático y aceptó las reglas de juego, sino que también refleja las garantías que en medio de su precariedad puede ofrecer una sociedad como la colombiana a quienes abandonan la vía armada para tratar de imponer sus ideas a la fuerza.

De ahí que un triunfo de Petro significaría, sin duda, una derrota contundente a aquellas organizaciones guerrilleras, como las Farc y el ELN, que insisten en la lucha armada y en las acciones terroristas como medio para alcanzar el poder. Un triunfo de Petro sería una derrota tanto para la extrema derecha que ve en él un peligro para sus intereses, como para la extrema izquierda, que lo mira como un traidor a la causa.

¿Qué significa un triunfo de Gustavo Petro para el país? ¿Quién es en realidad el hombre que hoy podría ocupar por elección popular el segundo cargo de la Nación? ¿Quiénes ganan y quiénes pierden con un triunfo de Petro? ¿Es Petro un populista de derecha?

1. ¿Quién es Gustavo Petro?

Hay dos imágenes de Gustavo Petro. Una es la que el imaginario colectivo, con las distorsiones propias que ello genera por colectivo y por imaginario, ha creado a partir de su condición de exguerrillero de uno de los grupos insurgentes más activos y que terminó siendo uno de los más sangrientos por cuenta de la toma del Palacio de Justicia con la que cerró sus actividades insurgentes.

La otra, es la que él mismo se ha empeñado en crearse como el desmovilizado que ha cumplido con todas las reglas de su amnistía, que se ha reinsertado en la sociedad y que ha optado por ejercer su actividad política desde la crítica y el control moral de la administración pública. Petro es lo uno y lo otro.

Es un ex guerrillero, con todo lo que eso significa respecto de una persona que intentó imponer sus ideas políticas por las armas y que participó, como miembro de una organización criminal armada, de la responsabilidad penal por hechos tan graves y atroces como el secuestro y asesinato de José Raquel Mercado, del secuestro de Álvaro Gómez y de la toma del Palacio de Justicia en noviembre de 1985.

Aunque Petro se empeña en decir que fue una especie de guerrillero light, que nunca empuñó un arma o que nunca participó en acciones armadas, su pertenencia a la banda criminal lo compromete en el tema. De hecho, algunas de sus prácticas siguen siendo de guerrillero, en tanto “dispara” primero y averigua después, pues muchas de sus grandes denuncias en el Congreso fueron meros espectáculos mediáticos en los que bombardeaba acusaciones parapetado en la seguridad que le brindaba la Inmunidad Parlamentaria.

Muchas de sus denuncias carecían de sustento probatorio suficiente o solo eran simples informaciones periodísticas sin mayores confirmaciones. Petro es también uno de los colombianos más cercanos a Hugo Chávez, a quien protegió en Colombia cuando el hoy presidente de Venezuela llegó al país en busca de refugio y con el firme propósito de hacer la llamada revolución bolivariana.

2. ¿Quiénes ganan y quiénes pierden con un triunfo de Petro?

Si Gustavo Petro gana hoy la Alcaldía de Bogotá, es obvio que el gran perdedor será Álvaro Uribe Vélez, quien no solo fue el blanco preferido de Petro en el Senado de la República, sino que se la jugó completa por la candidatura de Enrique Peñalosa, al punto de que la imagen icónica de esta campaña es la del expresidente sosteniéndole el megáfono en una tarima al exalcalde de Bogotá.

También pierde el presidente Juan Manuel Santos, a quien la izquierda radical o la derecha radical, no se sabe aún cuál de ellas termina poniéndole en el segundo cargo del país a una persona con la que no tiene ninguna compatibilidad política, ideológica o personal. Igualmente pierden el senador Jorge Enrique Robledo, el excandidato presidencial Carlos Gaviria y el actual presidente del Polo Jaime Dussán, pues Petro llegaría a la Alcaldía por fuera de la institucionalidad del Polo, pero con el respaldo de las bases del Polo. Está por verse si en un eventual triunfo de Petro, Bogotá gana o pierde.

Sin embargo no deja de ser un riesgo soltarle el segundo presupuesto del país y el manejo de empresas tan estratégicas, como la Empresa de Energía, que acaba de poner 900 mil millones de pesos en acciones; o la del Acueducto y la ETB, a una persona que, al igual que el alcalde anterior, Samuel Moreno, hoy encarcelado, la única experiencia administrativa que tiene para mostrar es la de su Unidad de Trabajo Legislativo (UTL), durante sus casi 15 años de parlamentario.

Temas como el de la competitividad de Bogotá frente al recientemente aprobado Tratado de Libre Comercio (TLC) con los Estados Unidos, el índice de desempleo, la corrupción administrativa que campea, la inmovilidad que aqueja a la ciudad, deben ser abordados por alguien que hasta el momento nunca ha aportado una solución, pues su tarea política siempre fue la de opositor tradicional, cuya única función es criticar sin aportar jamás solución alguna.

3. Petro, ¿un populista de derecha?

Un gran dilema con el M-19, de cuyas filas proviene Gustavo Petro, es su definición ideológica. En Colombia por tradición se reconocía a cualquier grupo armado que era de izquierda por el solo hecho de alzarse en armas en contra del Estado.

Sin embargo, en el caso del M-19 la tesis no aplica con tanta claridad, pues aunque algunos de sus cuadros directivos provenían de las Farc, la mayoría de ellos venían de ser militantes de la Anapo y mencionaban como motivo fundacional de su proyecto armado el que consideraban robo de las elecciones de que habría sido víctima en 1970 el general Gustavo Rojas Pinilla. El número 19 es el día de abril de 1970 que habría ocurrido ese ilícito.

Desde esa perspectiva el movimiento del General Rojas no era más que el fascismo traslado a Colombia, incluso el peronismo argentino, que eran movimientos de derecha liderados por militares, quienes mediante programas populistas o asistencialistas conquistaban el favor popular.

De manera que así como en Argentina Eva Perón representaba a sus descamisados, en Colombia “La Capitana”, María Eugenia Rojas, hacia caridad con programas como Sendas y la “Gota de leche”, ambos con recursos del Estado. Que Petro provenga de esa vertiente ideológica necesariamente lo hace ubicable en la derecha, espectro ideológico que refrendó al respaldar la candidatura del Procurador Alejandro Ordoñez, miembros conspicuo de esa derecha religiosa, o, incluso, empuñando las armas para imponer una idea totalitaria.

Las propuestas de Petro para la Alcaldía de Bogotá, van desde el populismo más rampante, como el de la creación de mil jardines infantiles sin entregar ninguna fórmula de financiación, hasta el de la estatización de cuanto servicio se le viene a la cabeza.

4. Un hito histórico

La llegada de un exguerrillero, que además fue condenado por porte ilegal de armas y amnistiado por el delito de rebelión, significa que la sociedad colombiana no solo ha perdonado los pecados del candidato Petro, sino que los ha olvidado, al otorgarle un voto de confianza en las urnas para su reintegro pleno a la sociedad.

De esa manera la sociedad cumple sus compromisos en la paz negociada con el M-19, que, valga decirlo, aun nos debe la a los colombianos la verdad sobre episodios tan graves como los del Palacio de Justicia.

La conquista de la Alcaldía bogotana pone a Petro en el compromiso histórico de gobernar a nombre del movimiento y la ideología que representa, bajo la perspectiva de que una buena gestión puede llevarlo a la Casa de Nariño, pero que una gestión regular lo puede hundir políticamente, y una mala administración lo puede regresar a la cárcel, donde alguna vez estuvo, como le acaba de suceder a su antecesor.

En resumidas cuentas, desde cualquier visión, la oportunidad de Petro es decididamente histórica, pero la historia siempre puede ser tan buena o tan mala como decida escribirla quien tiene el compromiso de realizarla.

En manos de Petro está su futuro político, pues son muchos los ejemplos de ilustres colombianos que llegaron a la Alcaldía de Bogotá como ‘presidenciables’, tal es el caso de Juan Martín Caicedo Ferrer o Samuel Moreno, para solo citar dos casos, y terminaron quemándose en su aspiración. La Alcaldía de Bogotá no siempre resulta el trampolín político que muchos se imaginan.

Por Óscar Montes
Twitter: @leydelmontes

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