El recién instalado período legislativo arrastra consigo las secuelas que dejó el período anterior, suscitado por la fallida Reforma a la Justicia. La pérdida de confianza en el Congreso de la República por parte de la ciudadanía cada vez es más evidente debido a los reiterados casos de vinculación de sus integrantes con grupos ilegales, arreglos clientelistas, escándalos de corrupción e, incluso, el tráfico de influencias para evadir un simple control policial.
Dicha situación afecta enormemente el respaldo en las instituciones democráticas. Por ejemplo, según Latinobarómetro de 2011, uno de cada dos colombianos considera que la democracia es posible sin el Congreso. Aunque no es precisamente la mejor decisión en una economía liberal, sí se requieren cambios que aseguren un mejor desempeño de esta institución democrática clave.
En este sentido, uno de los elementos que frecuentemente se cuestiona es el sistema bicameral del Congreso y su número de integrantes. Con la constitución de 1991, se redujo el número de congresistas de 312 a 267, con lo cual se logró brindar participación a las minorías y se mejoró en cuanto al número de iniciativas o proyectos por año.
Es decir, el tener menos congresistas aumentó la participación democrática y mejoró la productividad. Por su parte, un congreso unicameral brindaría menor tiempo en la expedición de leyes, evita la duplicidad de esfuerzos en el diseño de las leyes y una reducción de los equipos profesionales de apoyo.
Sin embargo, se requieren más que ajustes a la estructura del Congreso para mejor la calidad de este. Es necesario un cambio de cultura política que posibilite mantener en el Congreso a quienes trabajan realmente a favor del bienestar general, y castigar a quienes actúan a favor de sus propios intereses. Lamentablemente, los cambios culturales suelen ser lentos.
No es casualidad que los estudios internacionales encuentren una relación entre sociedades con instituciones corruptas y bajos niveles de desarrollo económico. Es por ello que la escasa credibilidad en las políticas, en quienes crean y hacen cumplir las leyes afecta de manera directa el desempeño de una economía.
Gustavo Rodríguez
Profesor del IEEC de Uninorte.
