Lula da Silva pierde a su esposa cuando lidia con la justicia y piensa en el poder
El expresidente autorizó la donación de los órganos de su esposa, cuya muerte fue anunciada este jueves tras estar nueve días hospitalizada por un derrame cerebral.
Marisa Leticia Rocco, esposa del expresidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva, falleció este jueves en Sao Paulo, nueve días después de su hospitalización por un derrame cerebral.
El anuncio lo hizo Benedita da Silva del Partido de los Trabajadores (PT) en la sesión de la Cámara Baja.
"Quiero anunciar el fallecimiento de la esposa del expresidente Luiz Inácio Lula da Silva, quien nos ha autorizado para ello, y pedir un minuto de silencio en nombre de quien fue la primera dama de Brasil" entre 2003 y 2010, dijo la diputada.
Rocco, de 66 años, fue ingresada en un hospital de Sao Paulo el pasado 24 de enero tras sufrir un derrame cerebral, estuvo desde ese día en coma inducido y sus médicos calificaron este miércoles su estado como "irreversible".
En su perfil de Facebook el exmandatario compartió un mensaje en el cual su familia "agradece todas las manifestaciones de cariño y solidaridad" e informa de que ha autorizado "la donación de órganos", aunque no confirma su muerte.
Donación de organos
El expresidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva autorizó la donación de los órganos de su esposa, Marisa Leticia Rocco, cuya muerte fue anunciada hoy, nueve días después de su hospitalización por un derrame cerebral.
El Hospital Sirio Libanés informó en un boletín médico que, tras el agravamiento del estado de salud de la ex primera dama, ya no hay flujo sanguíneo en su cerebro.
Su historia
Rocco era la segunda esposa de Lula, con quien contrajo matrimonio en 1973 cuando ambos eran viudos, y participó junto a su marido en la fundación del PT, en 1980, junto a un centenar de sindicalistas e intelectuales de izquierdas.
Anoche, los médicos que la atendían en el Hospital Sirio Libanés de Sao Paulo reconocieron que estado ya era "irreversible".
Lula, quien baraja la posibilidad de volver a ser candidato a la Presidencia de Brasil en 2018, está en serios problemas con la justicia, que en los últimos meses ha abierto cinco causas penales en su contra por supuesta corrupción, y en tres de ellas su esposa ha sido incluida entre los acusados.