El Heraldo
En Palmor, Magdalena, su principal economía se centra en el cultivo del café. José Puente Sobrino
Magdalena

Líderes de Palmor dicen que votarán por el No

El pueblo fue sitiado por las guerrillas de las Farc y el ELN; también mandaron los paramilitares • Más de 100 muertos dejó masacre hace 12 años.

En Palmor, un corregimiento de Ciénaga, Magdalena, enclavado en el corazón de la Sierra Nevada de Santa Marta, donde la guerrilla transitó durante 12 años, la palabra paz, según algunos líderes, tiene como sinónimo el nombre de  Álvaro Uribe Vélez.

Denominado “un pueblo de  cachacos en  tierra costeña”, la comarca, cuya principal  economía se basa en el cultivo del café, no olvida que la violencia protagonizada en la década del 90 y comienzos del 2000 por los frentes Francisco Javier Castaño, del ELN; y el frente 19 de las Farc, al igual que las AUC,  segaron la vida a más de 100 habitantes y desaparecieron a otro número similar.

A partir del 2003, cuando el Ejército ejerció su derecho constitucional, asomó la tranquilidad.

Los palmoreños recuerdan  sus muertos a manos de la guerrilla y en sus mentes tienen vivas las imágenes de  cuando  al líder comunal Gustavo Bolívar lo mataron en la sala de su casa, delante de su esposa Janeth Castellar;  el día que al ‘Papi’ Varela y a Luis Rogel, los hallaron sin vida en La Bodega; también  la muerte de  Luvidio Alfonso , asesinado  en la Carretera y la de Bolívar Winches, en Las Cañadas.

Los hijos y nietos de Benhur Valencia.

Doloroso, como todos,  fue para la comunidad el crimen de  Don Cristóbal Tovar, a quien secuestraron y su familia pagó una millonada por su rescate, pero se  lo entregaron  muerto. Asimismo hicieron con  Edinson Galván, a quien  retuvieron en la finca California, lo mataron y desaparecieron su cuerpo. Siete meses después Élsida, su esposa, halló sus restos óseos, junto a vestigios de la camisa que vestía el día de la retención.

Miedos

Las anteriores son algunas de las tantas historias de  violencia que en entre 1990 y 2002 desvelaron a los campesinos de la región,  en la que  - al decir de Rafael Hernández- “dormíamos  con un ojo abierto y el otro cerrado”.

“Las Farc nos tenían con la cola debajo del rabo”, añadió este personaje del pueblo, que llegó a trabajar en la finca de Luis López Cárdenas cuando apenas contaba con 15 años. Oriundo del Socorro, Santander, ahora   tiene 75 años.

Marcel Pérez González, quien hasta hace pocos meses fuera el presidente de la junta de acción comunal, dice que a pesar de que la guerrilla lo desplazó de su finca de nombre ‘Santa Marta’ y que años más tarde los paramilitares lo despojaron de una droguería, el hecho que más lo marcó fue el ‘secuestro’ de todos los campesinos e indígenas en el año 2000. Durante 6 días las Farc mantuvieron concentrados en la plaza a todo el pueblo y a los habitantes de veredas aledañas. Habían como 5 mil personas.

Los alias de ‘Franky’, ‘El Profe y  ‘Guillermo’, eran los que a título de Farc ordenaban las muertes, los secuestros y otras acciones delincuenciales. Alias ‘Marlon’, era el líder del ELN.

Motivos del No

Hoy, cuando en Cartagena se está a las puertas de firmarse el acuerdo final con las Farc y pronto el país irá a las urnas en un plebiscito para decir Si o No a los acuerdos,  con libertad y sin los miedos de otras épocas, los habitantes de Palmor se expresan sobre el tema. 

“Es que nosotros tenemos una deuda con el expresidente Álvaro Uribe, pues él con su política de seguridad democrática nos sacó a la guerrilla de aquí, si no es así, a todos nos hubieran matado”, dijo Jhon Valencia, hijo de Benhur Valencia, asesinado por el  Eln, el 15 de mayo de 1997, a las 11:15 de la mañana, cuando pañetaba un rancho.

Deyanira Montoya viuda de Valencia.

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