Barranquilla

Piques de motos se toman las calles cada jueves

Unos 500 motorizados se dan cita a partir de las 9:30 p.m. para realizar acrobacias y carreras en distintas vías de la ciudad, sin ningún control

Calentando motores EL HERALDO encontró a los casi 500 motorizados, que desde hace más de un año se reúnen los jueves en la carrera 74 con calle 77B. En este ritual, la adrenalina, las acrobacias, la gasolina y la velocidad son los protagonistas de un encuentro que recuerda escenas de la saga ‘Rápido y Furioso’. (Ver video)

Cantúa, cantúa, cantúa, cantúa... el monótono estribillo de la canción del momento se esparce entre las motocicletas que, a lado y lado de la vía, organizan una calle de honor para que intrépidos motociclistas comiencen a enseñar sus destrezas. Las mismas que ponen en riesgo a desprevenidos conductores y transeúntes.

El escenario callejero va acompañado por los ‘furiosos’ vatios que escapan a gran volumen de varios sistemas de sonido instalados en algunos vehículos particulares, integrados a la ceremonia.

“Este es el vacile de todos los jueves, mijo. Puro ‘maquia’ (experto) al timón, ‘enllantando’, vacilándola con su ‘perol’ (así se refieren a la motocicleta), AX, GP, DT, BWS, TS, ARX. Todo el que tiene moto y le gusta la adrenalina se viene para acá. Se hacen trompos, caminan las motos y se corre, pero no aquí”, relata uno de los asistentes que graba con su teléfono las primeras piruetas que ejecuta con pericia, en la mitad de la vía, el conductor de una Yamaha DT125, al tiempo que cuenta que la preocupación de todos es “estar pendientes de los ‘tombos’ (policías)”.

A golpe de champeta y reguetón.

A las 9:30 de la noche, al golpe del rugido de las motos de diferentes marcas y cilindrajes, con los beat de canciones  de reguetón, sonidos electrónicos, soukous y champeta criolla, poco a poco la calle 77B, cercana a la vía 40, se llena de ‘intrépidos renegados’ que levantan en una sola llanta sus máquinas.

De un momento a otro, un sonido ensordecedor de pitos estalla al unísono y advierte la llegada inminente de la Policía. Entonces en desbandada, la manada de ‘caballos de metal’ desbocados, se pone en movimiento. “¡Se metió la ‘tomba’, se metió la ‘tomba’!, gritan mientras corren en fuga. Entre piruetas y a gran velocidad toman la calle 76 hasta llegar a la carrera 53, por donde suben buscando un nuevo destino.

En la gasolinera que funciona entre las carreras 51B y 53 con Circunvalar, en el puente contiguo al almacén de Makro, nuevamente organizados y en mayor número, cuatrimotos y motocicletas de alto cilindraje –además de vehículos– tripulados por motorizados de todas partes de la ciudad, incluso de municipios como Soledad y Puerto Colombia, se instalan otra vez a lado y lado de la vía para admirar a los temerarios acróbatas que realizan sus piruetas y uno que otro pique

“Esto es como un cuartico de milla. A veces hasta apuestan 500 mil pesos, uno o dos ‘llones’ (millones), pero lo mejor es mirar las motos, las más  engalladas (con accesorios de lujo), las que están ‘envenenadas’ (con motores repotenciados), las que más corren. Aquí los más capos son los de las DT, que son unos paisas de Puerto”, dice otro participante de esta actividad clandestina que, según los asistentes, ha tomado fuerza este año.

A medida que crecen los espectadores, entre los que hay padres que con sus hijos llegan a observar la pericia de los motorizados o las carreras entre vehículos, el público se acomoda en medio de un ambiente festivo, en el que algunos consumen licor y otros fuman pitillos de marihuana.

“Aquí hay de todo, cobradiarios, mototaxis, mecánicos, universitarios, gente del común; todo el que tiene moto y le gusta esto. Hay hasta bandidos”, anota otro asistente.

Los encuentros comenzaron hace unos tres años y hoy, de acuerdo con uno de los empleados de la estación de gasolina, atraen más público.

“Ahora está llegando mucha más gente y más motos. Pocas veces se presentan accidentes y hay ambulancias que los jueves siempre se dan su vuelta por acá para ver qué pasa, pero si hay accidentes no son graves. Solo raspones y eso”, precisa.

Cuando las carreras se hacen más intensas, ambulancias a la “caza de heridos” se parquean a un costado en la estación de gasolina. Vigilan el espectáculo.

El sociólogo Sabas Martínez Cabarcas dice que la adrenalina, la misma clandestinidad de la actividad, la necesidad de identificarse y pertenecer a un grupo específico en el que se comparten afinidades y gustos en común, son elementos que hace que una práctica como esta se “vuelva atractiva” para determinado grupo poblacional.

“Está el impulso de divertirse de una forma diferente, sumándole los riesgos que esto implica, porque en ocasiones se arriesga la integridad  física, incluso la vida, y se le agrega que tienen que huir de la Policía. Todos estos elementos hacen la actividad atractiva para aquellas personas que les gusta el riesgo y las actividades extremas, en este caso las motocicletas y la velocidad”, señala Martínez.

Jugando con la vida. Son las 11 de la noche y en medio de la diversión los ‘campaneros’ siguen pendientes de la Policía. Los ‘temerarios timoneros’ hacen trompos con la llanta delantera de sus motos sostenida en el aire; montan los pies sobre los sillines a velocidades que oscilan entre los 60 y  80 kilómetros por hora; hacen piques acostados sobre los cojines de sus ‘caballos de metal’. Las presentaciones son intercaladas con carreras  de vehículos que prueban la potencia de sus motores.

Estas ‘hazañas’ particulares terminan de forma abrupta cuando, una vez más, el sonido de cientos de pitos encienden la alerta de la llegada de la Policía. Todos se ponen en movimiento y se escabullen a toda velocidad perdiéndose entre la noche barranquillera, haciendo rugir sus motores, como en una escena tomada de la afamada saga escrita por Hunter S. Thompson, inspirada en los Hells Angels, una de las pandillas motorizadas más antiguas y temidas de EEUU.

El espectáculo ha terminado por esta noche.

Facebook
Twitter
Messenger
Whatsapp
Convierta a El Heraldo en su fuente de noticias
X
COMO REPORTAR A WASAPEA
1. Agrega a tu celular el número de Wasapea a EL HERALDO: +57 310 438 3838
2. Envía tus reportes, denuncias y opiniones a través de textos, fotografías y videos. Recuerda grabar y fotografiar los hechos horizontalmente.
3. EL HERALDO se encargará de hacer seguimiento a la información para luego publicarla en nuestros sitio web.
4. Recuerda que puedes enviarnos un video selfie relatándonos la situación.